Por Purificación González de la Blanca.-
Según ha desvelado hace unos días la agencia Associated Press, Estados Unidos promovió en secreto una red social llamada ZunZuneo (nombre derivado del que los cubanos dan al colibrí: zunzún) para impulsar protestas contra el gobierno cubano, cuyos usuarios desconocían que sus datos personales eran almacenados por Washington. Ilícitamente una empresa vinculada al gobierno norteamericano se hizo previamente con los números de medio millón de ciudadanos cubanos, de los que cuarenta mil acabaron siendo usuarios de ZunZuneo. Detrás de esta red se encontraba la Agencia de Cooperación al Desarrollo del gobierno de los EE.UU., vinculada también a operaciones políticas que, en este caso, estaban financiadas a través de cuentas en bancos extranjeros y de dos sociedades, una afincada en España (lleida.net) y otra en las Islas Caimán, con un presupuesto de millón y medio de dólares que supuestamente estaba destinado a un proyecto de solidaridad con Pakistán.
Fondos de ayuda al desarrollo para promover la desestabilización política y propiciar el golpismo, como hicieron en Ucrania, o directamente el magnicidio, como en el caso de Libia. Y como tratan de hacer en Argelia, en Siria, en Yemen, en Egipto, en Venezuela…
Estos fondos, en el caso de que vayan al país destinatario, y no sean desviados como en el supuesto que nos ocupa, están condicionados a la compra de armamento al país que los concede o a la adquisición de los bienes o servicios que previamente se le imponen y de los que resultan beneficiarias las grandes corporaciones que deciden la política de ese país. España ha venido concediendo desde hace varias décadas décadas importantes cantidades económicas a Marruecos condicionadas a la adquisición de armamento a empresas españolas. Una pescadilla que se muerde la cola.
Ya hemos comentado en anteriores ocasiones el hecho de que con fondos de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) el ministro español de Asuntos Exteriores, Sr. García Margallo, siguiendo instrucciones de Washington, ha organizado al menos dos encuentros con los mercenarios de la oposición siria que tratan de derrocar al legítimo gobierno de Bashar al Assad. Mercenarios que cuentan con ayuda económica y militar por parte de otros países como Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Turquía, Qatar, Israel, Arabia Saudí o Jordania, y la propia OTAN. Además de una utilización perversa de fondos que supuestamente son para ayudar al desarrollo, como su nombre indica, se vulnera abiertamente ese principio básico del Derecho Internacional que es el de la no injerencia. Todo en el lote.
Dentro de la AECID, el gobierno de España ha creado el denominado Programa Masar, dedicado a la desestabilización de los países árabes bajo el pretexto de generar “transiciones” y apoyar la “democratización” en la región.
El propio documento del programa “Masar”, que se puede encontrar en la página web de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo, se refiere abiertamente a intervencionismo extranjero en países como Túnez, Yemen, Egipto, Libia o Siria: “La conveniencia de la intervención de expertos españoles o de otros países es considerada y se determinan los medios y recursos de diverso origen necesarios para llevar a cabo cada actuación”.
En el caso concreto de Siria, por ejemplo, distintos medios informaron del desvío de unos 4,7 millones de euros para fortalecer a la oposición. Seguramente que de otras partidas no se ha informado.
Según se ha informado por LibreRed, uno de los “logros” del programa “Masar”, es por ejemplo, haber participado a través de distintas actuaciones en la invasión de Iraq. Debe contabilizarse como un logro, seguramente, la destrucción de un próspero país, el millón y medio de muertos y los 4.5 millones de refugiados…Sin olvidarnos de las torturas de Abu Ghraib. Para estos abyectos gobernantes, como ya lamentara Galeano, las gentes sin rostro carecen de derechos. El documento del Programa Masar recoge expresamente, en su último apartado, que: “En el Mundo árabe, contamos con una trayectoria de trabajo realizado, desde Marruecos a Iraq”.
Entre las instituciones colaboradoras del Programa Masar figuran la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), un laboratorio de ideas neoliberal vinculado al gobernante Partido Popular y fundado por el ex presidente español José María Aznar, uno de los principales impulsores junto a George Bush y Tony Blair de la guerra de Iraq.
Llama la atención, que entre los participantes en este programa aparezcan medios de comunicación españoles como el canal público Televisión Española, la agencia de noticias EFE, y periódicos como El Mundo, ABC y El País (Por si alguien no lo tenía claro).
También figuran el Club de Madrid, una entidad financiada por el Departamento de Estado de Estados Unidos (Club de Madrid Foundation Inc.), el Banco Mundial, la Comisión Europea (CE) y un conjunto de grandes empresas como las constructoras española Acciona, la mexicana OHL, el Rockefeller Brothers Fund, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID y Freedom House. Estas dos últimas organizaciones también financian directamente las «revoluciones de color “ , e incluso subsidian cyber árabes para llevar a cabo lo que se denomina la «primavera » árabe.
Todo atado y bien atado.
Luego criticarán a Rusia…
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