A los amigos que me escriben pidéndome información de lo que sucede en Venezuela yo les propongo una ejercicio. Consigámonos una muy alta escalera, tal vez una de esas que usan los bomberos. Trepémosnos atrevida y arriesgadamente hasta su cima y hendiendo con nuestra cabeza esa bóveda azul, (que ahora como tantas cosas de nuestra generación nos dicen que no existe, nunca existió, solo fue un bonito sueño o creencia), echemos una mirada con los ojos cómplices de nuestra larga, milenaria historia.
Desde esa altura da la impresión de que el centro de gravedad de la historia también se desplaza cultural y geográficamente, y así donde no había más que vestigios de civilización incipiente, de repente brota un vigoroso proceso de transformación que va asentando lo que luego se convertirá en los diferentes imperios que una vez agotado su impulso y modelo, innovador en su momento, comienza a apagarse y ser desplazado por nuevos procesos de innovación.
No está demás tomar en cuenta que los grandes ciclos de renovación cultural, siempre fueron acompañados por grandes religiones que aún hoy perviven y hasta renuevan su fuerza en cuanto inspiradoras o directrices de humana acción o conductas. En todos esos grandes ciclos se producen procesos de transición religiosos, culturales y económicos que generan grandes conflictos y desorientación social, ya que no se prevee ni por tanto dispone de conductas para adaptarse a momentos críticos de aceleración y cambio. De revolución.
Sobre todo por los síntomas de desorden y deterioro de la red social, podríamos suponer que hoy en día vivimos uno de estos grandes ciclajes de agotamiento y cambios profundos de modelo civilizatorio, y que el centro de gravedad histórico se está desplazando hacia América del Sur y Caribeña, que va cobrando una vigorosa movilidad luego de siglos de ser colonizada, dominada y vivir mirando pasivamente hacia el norte.
La reciente derrota en la OEA de las reiteradas y/o continuas intenciones intervencionistas de EEUU en Venezuela, así como en el resto de lo que consideran su patio trasero, son uno de los síntomas que parecen apoyar lo dicho. Por supuesto podría interpretarse como lo hacen muchos, que es el petróleo de Venezuela vendido en condiciones especiales de pago a la zona lo que impulsa estas conductas. Y no sería del todo una errónea interpretación.
Porque a fin de cuentas, ¿quién no tiene, cuida y defiende sus intereses? Sin embargo, considerando de donde venimos, no deja de ser significativo que muchos pequeños países puedan soportar la presión “diplomática” de EEUU para aceptar de todos modos ser parte de Petrocaribe, Alba, Unasur, Celac, etc., configurando un estrecho cerco defensivo en torno a Venezuela en este caso, a las reglas democráticas, los derechos humanos y el no intervencionismo.
Por supuesto que ningún mandatario ni país es tampoco tan tonto como para no darse cuenta que, si los métodos de intervención de las potencias en sus otrora colonias triunfaran en Venezuela, comenzaría un proceso profundo de desestabilización en todos sus vecinos americanos y no pasaría mucho tiempo para que esos métodos se apliquen intensivamente en todos y comience a retrogradar todo lo logrado hacia un nuevo coloniaje que ya resultaría insoportable.
Pero si bien no es del todo errónea la interpretación interesada, sí es limitada. Porque por ejemplo deja de lado que así como el centro de gravedad de la historia parece desplazarse, también lo hacen y mucho más evidentemente las necesidades de cada generación que viene a renovar el escenario cultural, geográfico y político. Desde esta óptica el verdadero motor de la historia y las sociedades, parecerían ser las nuevas generaciones que vienen a renovar y van desplazando a las anteriores del poder.
Cada generación presiente e intenta visualizar nuevos modelos adaptados a su sensibilidad y necesidades, construye un proyecto de vida común e intenta por supuesto conquistar el poder esplazando a las anteriores generaciones que lo ejercen para poder aplicar sus propias visiones.
Gracias a ello el mundo se va humanizando y pese a que el futuro no parece ser muy sonriente en estos momentos conflictivos de transición, de grandes cambios, es obvio que ya no vivimos en la edad de piedra.
Creo que nadie tiene dudas de que nuevos vientos soplan, una nueva sensibilidad se deja sentir y también se expresa. ¿O acaso es algo común que en medio del escepticismo político total, broten como hongos tras la lluvia líderes como Chávez, Evo, Rafael Correa, Cristina, Lula, el Pepe Mujica, etc., recibiendo el pleno apoyo de sus pueblos, ganando la mayoría de los casos reiteradas veces las elecciones con más del 50% de los votos y un elevado nivel de participación pese a todas las zancadillas para impedirlo?
La sensibilidad americana ya ha dejado atrás el viejo modelo de mercado y mercancía. Ahora se prioriza la inversión y el desarrollo social como vía armónica y pacífica de crecimiento. A la presente sensibilidad no se le ocurre que se pueda hablar del crecimiento del PIB mientras cada vez más gente come perrarina, se muere de hambre y hasta se suicida por lo obscuro que hacen presentir el futuro la insensibilidad de sus gobiernos. (En Europa, dos de cada tres personas opinan que es errónea la dirección de sus gobiernos y un buen porcentaje hasta cree apropiado retirarse de la UE).
En Venezuela, tras los hechos de terrorismo de la extrema derecha, todas las encuestas señalan que entre 80 y 90% de la población rechaza contundentemente la violencia y sin importar su filiación o preferencia política desea lo cambios en paz, dialogando ampliamente y por la vía electoral, constitucional. Todo lo cual deja en claro que esa búsqueda de vías violentas e irracionales para hacerse del poder no tienen asiento en la realidad venezolana, sino que son importadas y elitescas, retrógradas.
En este momento está en Caracas una representación de cancilleres de Unasur, que vienen a comprobar de manera directa los acontecimientos y participar en la amplia convocatoria del gobierno, a un diálogo por la democracia y la paz con toda la sociedad en general, incluyendo las empresas privadas, todos los partidos políticos, representantes de todas las religiones, estudiantes, etc.
Los cancilleres de Unasur recibieron el pedido de participar en ese diálogo general, así como en una Comisión de la Verdad sobre los hechos acaecidos y en la nada sencilla propuesta de ayudar a Venezuela a restablecer relaciones de equidad y respeto con EEUU. Si alguien desea una versión de primera mano de los hechos que ocurren en Venezuela, lo remito a un reciente artículo publicado en The Guardian en Inglaterra. (http://www.telesurtv.net/articulos/2014/03/26/diario-ingles-the-guardian-la-verdad-de-venezuela-una-revuelta-de-ricos-744.html) También recomiendo la charla de Pepe Mujica en Cepal, Chile. https://www.youtube.com/watch?v=A-vbalcUnLI
Pero volviendo al ampio enfoque que nuestra milenaria historia testifica, yendo más allá de las opiniones de la cortedad de vista inspiradas por la inmediatez de cada época, hay que decir que los profundos cambios en que estamos inmersos y que tanto nos desorientan, confunden, atemorizan y dificultan interpretar los acontecimientos desde las limitaciones de nuestros hábitos, recién están comenzando.
Desde el elevado e incluyente punto de vista de nuestra historia, de hechos y no solo de ideologías, no se puede tomar más que como transitorias las reacciones de las potencias dominantes, que como siempre ha ocurrido van camino hacia su ocaso. Es previsible que vayamos camino de un nuevo equilibrio mundial donde nuevas y algunas no tanto potencias emergentes, nacionales o continentales, establezcan un nuevo orden de cosas más favorable a la evolución.
Rezando porque no sobrevenga ningún estúpido accidente nuclear, creo que podemos afirmar que los elementos más evolutivos o progresistas de este momento podrán inaugurar, una vez más una nueva civilización. La nueva sensibilidad que palpita en el corazón humano se abrirá camino hacia el mundo y tejerá una nueva red social que irá sustituyendo la vieja en creciente desintegración.
Por supuesto habrá de renovarse la mirada, la conciencia humana para dar forma y expresar esta nueva sensibilidad, para tender un puente a futuro que posibilite transitar de la manera menos dolorosa este cambio de formas, esta renovación de las creencias y hábitos conductuales que hasta aquí bien o mal nos han traído. Será algo así como quitarse y dejar caer aliviados centenarias vendas, viejas pieles que distorsionaban nuestra mirada y frustraban, no nos permitían orientarnos hacia los nuevos pasos que nuestra sensibilidad presentía y reclamaba.
A los coetáneos nos toca la nada fácil tarea de protagonizar en diferentes medidas y participaciones esta agitada pero vital transición, aprender a quitarnos los viejos y estrechos vestidos de nuestra limitada mirada y personalidad al mismo tiempo que caminamos, reconocer la nueva sensibilidad de primera mano así como los amplios e inclusivos caminos de solidaridad que va tejiendo, corregir una y otra vez sobre la marcha los inevitables errores de aprendizaje, ir dejando atrás viejas conductas.
Pero una vez que uno reconoce y adopta la amplia mirada de nuestra milenaria historia, la nueva y a veces tímida sensibilidad cobra mucha mayor fuerza hasta convertirse en la certeza de hechos de un futuro que se va abriendo y afirmando a medida que caminamos, que experimentamos. Así como es lejano el sitio del cual provenimos y largo el camino histórico recorrido, también lo es el futuro que ahora se proyecta cual horizonte de lo humano.