La Ñusta Huillac
La leyenda cuenta que en 1535, en el viaje del conquistador español Diego de Almagro desde el Cuzco hasta lo que actualmente se conoce como Chile, llevaba como prisionero al Inca Huillac Huma, último sacerdote del culto a Inti, y a quien acompañaba su bella hija, la Ñusta (o princesa Inca) Huillac.
Mientras la expedición cruzaba la cercanía de Pica, la Ñusta Huillac encabeza una rebelión de los prisioneros indígenas, logrando escapar y refugiarse en los bosques de tamarugos, en lo que hoy se conoce como Pampa de Tamarugal. Desde ahí, con gran firmeza, la Ñusta Huillac intenta reestablecer el poder de su nación.
Durante años su reinado provocó terror entre los conquistadores, quienes la denominaron como La Tirana por su fiereza en el combate.
La leyenda, deformada por los triunfadores españoles, cuenta que posteriormente la Ñusta se enamoraría de un expedicionario portugués lo que causaría su derrota y muerte.
Lo cierto es que hasta el día de hoy, todos los 16 de Julio se celebra la Fiesta de La Tirana. La historia oficial dice que tal celebración es en honor de la Virgen del Carmen pero en realidad, aunque los actuales danzarines y peregrinos no lo sepan, es en recuerdo a esta valiente Ñusta.
Bartolina Sisa
“A Bartolina Sisa, mujer del feroz Julián Apaza o Tupak Katari, en pena ordinaria de suplicio, sea sacada del Cuartel a la Plaza Mayor, atada a la cola de un caballo, con una soga al cuello y plumas, un aspa afianzada sobre un bastón de palo en la mano y conducida por la voz del pregonero a la horca hasta que muera, y después se clave su cabeza y manos en Picotas con el rótulo correspondiente, para el escarmiento público en los lugares de Cruzpata, Alto de San Pedro y Pampajasi, donde estaba acampada y presidía sus juntas sediciosas; y después de días se conduzca la cabeza a los pueblos de Ayoayo y Sapahagui en la Provincia de Sica-sica, con orden para que se quemen después de un tiempo y se arrojen las cenizas al aire, donde estime convenir”.
Así reza la sentencia de muerte de Bartolina Sisa, mujer de origen aymara y quien, junto a su esposo Tupac Katari, comandó entre 1780 y 1783 una insurrección indígena llegando a sitiar por varios meses la ciudad de La Paz en la actual Bolivia, sólo la traición lograrían su derrota y el término de la sublevación.
Durante años la historia la hizo aparecer como la chola o concubina de Tupac Katari, pero poco a poco se ha ido develando que su papel fue mucho más protagónico, más bien actuando como un par de su esposo y no pocas veces con mucho más protagonismo.
Su inteligencia, arrojo y valentía la transformaron en el símbolo de la mujer indígena y la fecha de su muerte, el 5 de Septiembre, se conmemora como el día de la mujer indígena.
Las Heroínas de Cochabamba
Transcurría el mes de mayo de 1812, el ejército patriota de Cochabamba se encontraba diezmado y los pocos hombres sobrevivientes negociaban su rendición ante las tropas realistas.
Al enterarse de tal situación, un grupo de mujeres se rebelan al tiempo que gritan: “Si no hay hombres entonces nosotras luchamos”.
Lograron abrir las bodegas de las armas y se instalaron en la Cumbre del Cerro de La Coronilla a esperar las tropas realistas.
Finalmente fueron derrotadas, pero con su muerte pasarían a ser el símbolo del arrojo de la mujer Cochala. Durante mucho tiempo la historia, deformada y manipulada, relataría el hecho como protagonizado por las mujeres aristocráticas de Cochabamba. Pero últimamente se ha demostrado que fueron cholitas verduleras, vivanderas y kjateras anónimas las que protagonizaron tal gesta.
En su honor cada 27 de Mayo, Bolivia celebra el día de la madre.
Tres historias muy poco conocidas en Chile, historias ignoradas o deformadas, que rescato en el día de la mujer, y que representan una continuidad histórica desde las Ñustas Incas, las cholitas bolivianas y la actual mujer andina, pero que sin duda también está presente en Guacolda y Fresia, las machis mapuche, pasando por Gabriela Mistral, Gladys Marín, Laura Rodriguez o la recientemente fallecida dirigente pehuenche Nicolasa Quintremán.
Todas mujeres incomprendidas en su tiempo, que la historia oficial y patriarcal ha intentado deformar en su aporte, despojándolo de todo lo peligroso y subversivo, pero que sin duda representa aquella magia que tienen las mujeres: esa fuerza indomable y telúrica proveniente de su capacidad de engendrar vida y por tanto de defenderla. Aquellas hechiceras que en el pasado fueron acusadas de brujas y quemadas en la hoguera y a quiénes tanto le teme la actual sociedad patriarcal, sociedad que debe ser desmontada si es que realmente queremos construir una nueva civilización.