Por Thalif Deen
Rusia, enfrentada a Estados Unidos por su papel en la crisis política de Ucrania, amenaza con debilitar la tradicional relación militar estadounidense con Egipto, un aliado clave en Medio Oriente.
Una fotografía del presidente ruso Vladimir Putin estrechándole la mano al dictador de Egipto, Abdel Fatah Al Sisi, recorrió en febrero periódicos y canales de televisión del mundo árabe.
Al Sisi, quien planea postularse a las elecciones presidenciales de su país a fines de este año, estuvo en Moscú para negociar un acuerdo de compra de armamento por 2.000 millones de dólares con Rusia.
“El gobierno de Estados Unidos construyó las modernas Fuerzas Armadas egipcias en el curso de las últimas tres décadas”, dijo a IPS la especialista Natalie J. Goldring, del Programa de Estudios sobre Seguridad de la Escuela del Servicio Exterior Edmund A. Walsh de la Universidad de Georgetown.
“Ahora, Egipto tendría que reformar por completo sus Fuerzas Armadas para pasarse a las armas rusas”, observó.
Paradójicamente, en caso de que se firme este acuerdo, el dinero para pagarlo vendrá de tres fuertes aliados de Estados Unidos en la región: Arabia Saudita, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos, que dependen mucho de las armas estadounidenses para su supervivencia.
El año pasado, los tres países prometieron aportar más de 12.000 millones de dólares a Egipto por dos motivos.
Primero, para dar apoyo económico al régimen en bancarrota de Al Sisi, que derrocó al gobierno de Mohammad Morsi, de la Hermandad Musulmana. Y, segundo, para contrarrestar la amenaza estadounidense de reducir o congelar su ayuda militar de miles de millones de dólares y de suspender los suministros de armas a El Cairo.
Estados Unidos manifestó su disgusto con el derrocamiento de Morsi, jefe del primer gobierno democráticamente elegido en Egipto.
Pese a estas tensiones, Goldring cree que las armas estadounidenses seguirán predominando en las Fuerzas Armadas egipcias, al menos en el futuro inmediato.
Según el Servicio de Investigaciones del Congreso, más de 80 por ciento de los cargamentos de armas recibidos por Egipto en los últimos años, según su valor en dólares, fueron suministrados por Estados Unidos.
Washington aporta a El Cairo aproximadamente 1.300 millones de dólares de ayuda militar por año desde que Egipto firmó un acuerdo de paz con Israel en 1979.
“Aunque la atención se centró en el valor monetario del acuerdo, es más importante observar el tipo de armamento (ruso) que sería entregado”, dijo Goldring, quien también representa al no gubernamental Acronym Institute ante la Organización de las Naciones Unidas en materia de armamento convencional y comercio de armas.
Pieter Wezeman, investigador del Programa de Transferencias de Armas del Instituto Internacional de la Paz de Estocolmo (Sipri), dijo a IPS que el acuerdo incluirá sistemas de defensa aérea, MiG-29 o aviones de combate Sukhoi, así como helicópteros de combate y de transporte y misiles antitanque.
No sorprende que Egipto busque esas armas para sumar a lo que recibe de Estados Unidos, señaló. Hace ya mucho tiempo que El Cairo intenta diversificar sus proveedores de armamento para no tener que depender de Washington.
Wezeman sostuvo que hay informes de búsqueda de nuevos aviones de combate de fuentes no estadounidenses para reemplazar sus viejos modelos soviéticos y chinos, entre ellas China, Rusia e incluso excedentes de origen francés de Emiratos Árabes Unidos.
Goldring observó que el tipo de armamento que se adquiera determinará los efectos militares del acuerdo.
Aunque los sistemas avanzados de misiles tierra-aire son mucho más baratos que, por ejemplo, los aviones de combate, pueden tener efectos militares significativos, añadió.
Antes del acuerdo de paz de 1979, Egipto estaba equipado principalmente con armas soviéticas.
Goldring estima que el reemplazo de esas armas, obtenidas en los años 60 y 70 de la entonces Unión Soviética, es probablemente menos importante desde el punto de vista militar.
“Esta venta (rusa) no tiene que ver simplemente con los potenciales efectos militares, sino también con la geopolítica mundial”, sostuvo.
Al financiar la compra egipcia, el gobierno saudita muestra que prefiere al gobierno militar egipcio que al de Morsi, señaló Goldring.
A cambio, Rusia obtiene efectivo de Arabia Saudita por suministrar las armas.
La venta también suministra a Moscú un instrumento para debilitar aún más los vínculos entre Egipto y Estados Unidos, añadió Goldring.
Los sauditas comprometieron enormes cantidades de ayuda al gobierno militar, empezando por un compromiso de 5.000 millones de dólares apenas una semana después de que las Fuerzas Armadas tomaran el poder, en julio de 2013.
Los sauditas también gestionaron contribuciones de Emiratos Árabes Unidos por 3.000 millones de dólares, y de Kuwait por 4.000 millones de dólares, de un compromiso total de 12.000 millones.
Para Wezeman, este acuerdo no entraña que Rusia se convierta en el único o el principal proveedor de armas de Egipto, aprovechando la actual grieta en las relaciones entre El Cairo y Washington.
Según él, Estados Unidos todavía planifica sostener su gran ayuda militar, y Egipto está comprando armas de diversas fuentes.
Si bien los países de la Unión Europea (UE) habían acordado evaluar cuidadosamente sus exportaciones de armas a Egipto tras la violencia de agosto de 2013, no parecen haber perdido interés en venderle armamento, dijo Wezeman.
Apenas la semana pasada se supo que Egipto está muy cerca de firmar un acuerdo por 1.000 millones de euros (cerca de 1.400 millones de dólares) con una empresa francesa para adquirir entre cuatro y seis nuevas corbetas equipadas con misiles.
Egipto encargó el año pasado a Alemania dos submarinos, ahora en construcción. Y este año se ordenarán otros dos.
Según Wezeman, Egipto es un mercado ya establecido para las armas chinas, y seguramente China se empleará a fondo para no perderlo.