A raíz del golpe de estado en Ucrania el prestigio de Rusia ha caído en picado, en contraste con la euforia de hace tan sólo hace cinco meses, cuando Rusia expulsó del mediterráneo oriental a la temible sexta flota americana.
Para muchos la derrota rusa no es fácil de integrar, dado que la idílica esperanza de paz mundial había encontrado cierto fundamento en la potencia emergente. En el artículo “El cuaderno de Kíev” 1 de Rafael Poch, leemos:
“La jornada del martes en Kíev fue una especie de 4 de octubre de 1993 moscovita. Aquel día Boris Yeltsin aplastó a su oposición tras un golpe de estado presidencialista que dejó más de un centenar de muertos, con el apoyo y aplauso de Occidente.”
“¿Por qué Rusia pierde siempre?…” “La pregunta es pertinente ahora, cuando lo que se dibuja en el firmamento es una derrota que marca una línea roja decisiva e inadmisible para Moscú: correr la frontera de la OTAN hasta territorio ruso.”
“…la derrota en el último capítulo de ese pulso –el cambio de régimen en Kíev- es de tal magnitud para Moscú, que el perdedor debe contentarse con intentar limitar los daños. Cualquier respuesta mal calculada puede volverse en su contra. Rusia responderá, pero no ahora. Más adelante.”
“Gorbachov perdió, voluntariamente, la Europa del Este. Yeltsin el Báltico, Transcaucasia y el Asia Central. ¿Perderá Putin Ucrania? No sin pelear. Esta no es la Rusia de los noventa, sino algo más gallito y mucho más endurecido por las lecciones de los últimos veinte años. ¿La principal de ellas?: Occidente no respeta a los débiles. Habrá respuesta, pero no ahora.”
“Nada de fomentar un doble poder en el Este del país, nada de fomentar el separatismo ni de bendecir los planes de federalización que se manejan entre los expertos rusos y estadounidenses. Nada de agitar Crimea, tierra de viejas glorias militares rusas. Cuidado con mover ficha. De repente uno de los grandes éxitos de los últimos años, el “acuerdo de Jarkov” de 2010 para mantener la flota rusa del Mar Negro en sus bases de Crimea hasta 2040, puede saltar por los aires.” (pulsar en la imagen para ampliar)
Otros, lamentando la derrota –o no– predicen la venganza de Rusia, que ahora parece un poco más insignificante ante la bravuconería americana, que escenográficamente llegó, vio y venció (McCain, en esta ocasión sin Hillary pero de la mano de Bernard Henry-Lévi, otro conocido amante del genocidio). Nazanín Armanian divaga sobre la posible venganza rusa al concluir su análisis “Ucrania y la gran ofensiva de EEUU contra Rusia” 2. Incluso Thierry Meyssan, cuya visión geopolítica le ha hecho adelantarse a muchos acometimientos, concluye su artículo “¿Puede Washington derrocar tres gobiernos a la vez?” 3 con una enigmática frase: “Pero los Juegos de Sochi terminaron este fin de semana. Y ahora le toca jugar a Moscú”.
El koan geopolítico
Por ahora la verdad “aparentemente” indiscutible es la derrota de Rusia, expresada por la imperiosa necesidad de mostrar una victoria por parte de EEUU, o por la tristeza y desconcierto de otros. Sin embargo Rusia, es impredecible, por no decir incomprensible. No en vano, desde 1886 los jugadores rusos son quienes han aportado más al desarrollo del periodo moderno de la historia del ajedrez.
En el koan de la geopolítica actual, una posibilidad es que Rusia tenga más influjo leninista del que se reconoce, con una política cercana a la famosa frase de Lenin “dos pasos hacia adelante y uno hacia atrás”. Curiosamente, a modo de catarsis y pataleo occidentalista se ha producido en Ucarnia el derribo de monumentos históricos emblemáticos.
“El derribo de la estatua de Lenin en Kiev, que era el símbolo del triunfo sobre los nazis (que no el de la URSS o de Rusia, ya que en los últimos tres años se han instalado otras 5 estatuas de Lenin y de Marx en distintas ciudades del país), ha sido tan significativo como la destrucción de la estatua de Buda en Afganistán por los talibanes…” Relata Nazanín en el mismo artículo.
En todo caso, el rol de la diplomacia rusa en la mediación de conflictos suele pasar desapercibido. Con un estilo antagónico a la exhibición yanqui, Serguei Lavorv parece influido por un “modus operandi” oriental, quizá una muestra de la creciente relación con China. El mundo oriental es discreto y sutil. En la cultura ancestral china el mítico emperador Amarillo (Huang di) es considerado por los taoístas como el fundador del Wu wei, que es el camino del “actuar sin actuar”, de no-acción, calma y ecuanimidad 4 –verdades universales que permanecen inalterables con el paso del tiempo. En todo caso esta “no-acción” no es igual a la pasividad, sino a la ampliación de la mirada procesal.5
El pasado viernes 21 llegó el buque de guerra ruso Moskva a La Guaira, principal puerto de Venezuela, ubicado a 30 kilómetros de Caracas. También llegó un antisubmarino, un buque remolcador y un buque sistema. El jueves 26 Rusia está negociando la suscripción de acuerdos sobre la instalación de sus bases militares en Cuba, Venezuela, Nicaragua, entre otros estados, informó el ministro de Defensa ruso, publicado por RT 6. De otra parte, si se despliega el ejército ruso en Ucrania, que nadie espere una anuncio previo; algo que podría ocurrir antes del mes de mayo, si finalmente el plan atlantista para Ucrania es el caos antidemocrático siguiendo el violento esquema aplicado en Irak, Libia, Afganistan…
Simplificando al máximo los hechos en Ucrania, Rusia pretendía tener un vecino estable con quien acrecentar sus relaciones económicas y energéticas. Mientras que occidente pataleaba en su inaceptación del “no-fin de la historia “ 7 , suponiendo que ésta, quedó detenida después de 1993 y reconsolidada con su hegemonía militar mundial 10 años después.
Ahora bien una vez que el socio americano nos ha mostrado algo más de su pornográfica política exterior ¿Podrá mantener a Ucrania sólo a través del vandalismo callejero? ¿Podrá quitar las bases rusas y cambiarlas por bases de la OTAN? –No nos engañemos, es de lo que se trata. O lo que se pretende es llevar la guerra civil a la frontera rusa, a 850km de Moscú.
Pero Europa quiere intentar el desmantelamiento sin renunciar a la vía “democracia formal” (no real), para ello anuncia un apoyo económico, supeditado a la composición del nuevo gobierno. Por su parte EE.UU está dispuesto a contribuir al apoyo financiero y dará el visto bueno a la ayuda del FMI, según ha declarado el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney. La respuesta rusa no puede ser más sabia, en cifras:
“Rusia está dispuesta a destinar a Ucrania otro tramo de ayuda financiera de 2.000 millones de dólares, pero está esperando a que se aclare la composición del Gobierno del país y su programa”, 25 de febrero a las 18.50 GMT – RT 8
Entonces Ucrania, cual doncella pretendida dice por voz del nuevo ministro de Finanzas, Yuri Kolobov, que lo que necesitan son 35.000 millones de dólares en los dos próximos años para evitar caer en la suspensión de pagos; a lo que UE responde: por prometer que no quede; a lo largo de los próximos diez años nosotros vamos a soltar mucha pasta –como son tan creíbles…
A este paso Ucrania se va a forrar, al menos de deudas; bromas aparte ¿Qué ocurriría si próximos al 25 de mayo, cuando se han fijado los comicios, las encuestas dieran mayoría a un gobierno similar al del depuesto Yanukóvich?
En esta encrucijada cabe formularse la pregunta ¿Es posible la guerra civil cuando la gente quiere la paz? Distintas fuentes señalan el carácter no-violento incluso parsimonia de los ucranianos. Volviendo al artículo de Poch, mostrando la perplejidad ante los acontecimientos protagonizados por los extremistas de ultraderecha:
“…un país que, a diferencia de vecinos, se caracterizaba por su capacidad de consenso y equilibrio, y por haber evitado siempre la violencia, ha entrado en una nueva etapa”
La primavera en pleno invierno
En un didáctico artículo Manuel Freytas explica cómo funciona la estrategia imperial para derribar gobiernos. Algunos párrafos de este imprescindible guión9:
“Las “revoluciones naranja” sirvieron (y sirven) para derrocar gobiernos “hostiles” e instalar gobiernos subordinados a Washington y a la Unión Europea. Las “revoluciones árabes” sirvieron (y sirven) para crear las condiciones internas para justificar las invasiones militares, como en Libia, u operaciones terroristas en alta escala controladas y manipuladas por la CIA y los servicios occidentales, como en Siria.”
“La estrategia funcional (en distintos escenarios) siempre obedece a los mismo patrones. Los operativos de la CIA, infiltrados en los movimientos opositores y en los centros universitarios, y con gran utilización de las redes sociales en Internet y uso intensivo de celulares, comienzan a organizar LA PRIMERA FASE con las llamadas “revueltas populares” contra los gobiernos a derrocar (como ya está sucediendo en Venezuela).”
“…Una vez que se instalaron las denuncias de “genocidio del pueblo en las calles” contra el “régimen asesino y represor” (como en Libia, Siria, Irak, etc), comienza una TERCERA FASE de la operación con la irrupción de las ONG de los “derechos humanos” de la CIA (Amnesty Internacional a la cabeza) y la entrada en escena de la ONU (el organismo legitimador oficial de las invasiones militares o los golpes de Estado).”
“Como QUINTA FASE, EEUU y las potencias convocan a “reunión de emergencia” del Consejo de Seguridad de la ONU (controlado por ellos) para “estudiar medidas a tomar” contra el gobierno generador de “caos y represión contra su pueblo” (en este caso el gobierno de Maduro). Y finalmente, en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU, es donde se definen las medidas operativas de intervención o represión militar.”
El tiempo es veloz, tan sólo hace un año que Alfredo Jalife comentaba en una entrevista para la TV venezolana: “El dólar no es más que chatarra, no vale nada, para respaldarlo sólo tienen sus 5.000 bombas nucleares”.
Pero visto lo visto, admitamos que se ha subestimado el poder beligerante en el control de los medios y redes sociales por parte de la corporación en Washington. Karina Borodnikoff nos ofrece un análisis sobre los medios de comunicación en su artículo “La construcción de la realidad en el siglo XXI” 10 y aunque nos perdemos un poco en la conclusión final, la situación de monopolio y asfixia se pone de manifiesto:
“Siete empresas privadas, siete mega-corporaciones, controlan el 70 por ciento de los medios de comunicación del planeta. Digitan canales de televisión, agencias de información, medios gráficos, radios, satélites, editoriales, redes de cables, producciones cinematográficas, conexiones a Internet, distribución de películas, entre otros instrumentos de control y dominación social y cultural.”
“Estos conglomerados mediáticos son The Walt Disney Company, General Electric, Time Warner, News Corporation, Viacom, Bertelsmann SE & Co y Sony. Estadounidenses los primeros cinco, alemán el sexto y japonés el último.”
“No existe mayor concentración de propiedad en ninguna industria de este mundo que la que representa a los medios de comunicación. Imágenes, sonidos, discursos y realidades editadas a piacere de un mercado cuya mercancía final es la conciencia.”
En resumen; podemos aclararnos en un momento A, pero no nos engañemos, esta tortura mediática va a seguir en un momento B. No nos queda otra que practicar las enseñanzas del Tao ante el insulto a la inteligencia que son los medios de comunicación y sus secuaces, “anonymous” o no, que replican la propaganda otanista; quizá alguna vez logremos detener este afán enloquecido de violencia.
El Ministro sirio Walid al-Moallem – lo admito, gordo y con corbata!!! – no podía ser más expresivo en la infructuosa cumbre Guienebra II 11:
“Nunca he estado en una posición más difícil, mi delegación y yo llevamos el peso de tres años de penurias sufridas por mis compatriotas – la sangre de nuestros mártires, las lágrimas de nuestros deudos, la angustia de las familias que esperan noticias de un ser querido- secuestrados o desaparecidos, los gritos de nuestros niños cuyos tiernos dedos fueron blanco de bombardeos de mortero en sus aulas, las esperanzas de toda una generación destruida ante sus propios ojos, el valor de las madres y padres que han enviado a todos sus hijos para defender nuestro país, la angustia de las familias cuyos hogares han sido destruidos y ahora están desplazados o refugiados.
Mi delegación y yo también llevamos la esperanza de una nación para los próximos años – el derecho de todo niño a ir con seguridad a la escuela otra vez, el derecho de las mujeres a abandonar sus hogares sin temor a ser secuestrados, asesinados o violados; el sueño de nuestros jóvenes a cumplir con su enorme potencial, el retorno de la seguridad a fin de que todo hombre puede dejar a su familia con la certeza de que regresará…”
El próximo 24 de marzo se cumplen 15 años del inicio de los bombardeos de la OTAN en Yugoslavia. 12
“Lo que parecía una película de terror se convirtió en realidad para toda una nación: durante la Operación Fuerza Aliada, que duró 78 días entre el 24 de marzo y el 10 de junio de 1999, la OTAN lanzó un total de 2.300 misiles contra 990 objetivos y 14.000 bombas sobre el territorio de Yugoslavia, un país que se desintegró tras una serie de conflictos étnicos en los años 90 y que en 1999 formaban solo las actuales Serbia y Montenegro. Solo la capital, Belgrado, fue bombardeada 212 veces.
Estos dos meses y medio de ataques aéreos incesantes se cobraron la vida de más de 2.000 civiles, 88 niños entre ellos, y dejó 8.000 heridos.“
Por dramáticos que hayan sido los acontecimientos de esta última semana de febrero, Rusia es hoy la garantía de que estos acontecimientos no se van a repetir; más allá del efímero prestigio o desprestigio de un determinado momento.
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