Como lo indicaban las encuestas, las elecciones en Costa Rica el domingo pasado dieron como resultado cifras que no alcanzaron para consagrar un gobierno en el primer intento y habrá una segunda vuelta electoral en dos meses, el 6 de abril.
El candidato del gobernante Partido Liberación Nacional, Johnny Araya obtuvo el 36,24 por ciento de los votos y Luis Guillermo Solís, del centroizquierdista Partido Acción Ciudadana, consiguió un esperanzador 21,08. A continuación se ubicaron el Partido Frente Amplio que postulaba a José María Villalta y Otto Guevara, del derechista Movimiento Libertario.
Pero mientras los ciudadanos se preparan para definir quien dirigirá los destinos del país, el gobierno de la señora Laura Chinchilla parece empeñado en crear dificultades con Nicaragua. Según un documento oficial emitido en Managua, “Costa Rica volvería a demandar a este país en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por la supuesta usurpación de territorio marítimo.” El canciller costarricense Enrique Castillo negó estas aseveraciones pero hizo declaraciones poco convincentes ya que calificó a los nicaragüenses como “hostiles, agresivos y prepotentes”.
La confrontación entre ambos países centro americanos es motivada por la posesión de un humedal de tres kilómetros cuadrados en la zona fronteriza, conocido como Harbour Head, una zona que “es completa e indiscutiblemente nicaragüense. En eso no ha existido mayor controversia”, según el laudo Alexander.
Managua consideró que tales declaraciones afectan las relaciones entre los dos países y evidencian la actitud poco amistosa que ha marcado desde su inicio el período de mandato del actual Gobierno costarricense en sus relaciones con Nicaragua. El diputado nicaragüense Jacinto Suárez estimó -según un cable de EFE- que el gobierno “tico” -así llaman en Latinoamérica a los costarricenses- intenta “perjudicar la relación de Managua con el gobierno entrante” condicionando al equipo que le sucederá tras la segunda vuelta.
El gobierno de la señora Chinchilla, ex empleada de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (USAID) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), no ha solucionado ninguno de los problemas de fondo de Costa Rica; contrariamente, con la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, los ha magnificado.
Con la misma miopía política, la gobernante se ha empeñado en diferenciarse de los países que no se alinean con los gringos, “sembrando vientos” de discordia con sus pares más próximos. Sin embargo, contrariando el dicho popular, no es probable que “coseche tempestades.” Cada día más, los pueblos de nuestra América aman la paz y anhelan la integración.
Este es el texto del Laudo Alexander según como está depositado en la ONU, el mapa al final del documento es muy claro:
http://untreaty.un.org/cod/riaa/cases/vol_XXVIII/215-222.pdf