“La situación en Ucrania evoluciona minuto a minuto. Los ultranacionalistas de derecha y sus colaboradores “liberales” controlan ahora la Rada (el Parlamento ucraniano) y han depuesto al presidente Yanukovitch, que fuera democráticamente elegido, aunque sumamente corrupto e incompetente. Han liberado a la ex Primer Ministro, Yulia Tymoshenko, condenada criminalmente, que ahora hace causa común con Svoboda, el sector neo-nazi de ultraderecha y otros elementos fascistas, mientras que los supuestos líderes de la oposición como Arseny Yatsenyuk and Vitali Klitschko comienzan a desvanecerse en las sombras”. …”A cambio de la “ayuda” europea, Ucrania se verá obligada a ajustar salarios, recortar en forma significativa los gastos del sector público y de los servicios sociales, además de incrementar los impuestos de la clase trabajadora y recortar las pensiones. Por lo demás, el país tendrá que forzosamente acceder a un programa de liberalización que le permitirá a Europa ingresar sus productos en el mercado de Ucrania, desregular con la consecuente apertura del sector financiero del país a la especulación depredadora y a la privatización”. La enfermedad de Ucrania y el remedio de Europa: el Neo liberalismo y Neo fascismo de la mano (Ukraine’s Sickness and Europe’s Cure: Neo-Liberalism and Neo-Fascism Join Hands) por Eric Draitser para Global Research.
Independientemente de las medidas que Rusia pueda o no aplicar para preservar a la etnia rusa que habita Crimea, la inclusión de elementos de extrema derecha en el levantamiento no puede más que significar problemas puesto que son grupos que prosperan en la violencia, sostienen la intolerancia y tratan por todos los medios que fracasen las negociaciones de paz. Pero muchas veces se incluye a estos elementos gracias a una construcción falsa: coherencia vs. cálculo. Se crea así una contradicción entre sentimientos: por un lado el mal sabor por la inclusión de extremistas y por otro lo intelectual que dice “los necesitamos para lograr número y después de todo son fuertes, luego nos ocuparemos de ellos cuando hayamos obtenido los resultados revolucionarios deseados”.
Cuando poderes externos colaboran con el proceso de cambio (o son incluso sus principales promotores) la composición de la fuerza rebelde no es de gran importancia, sí los resultados: que sean rápidos y económicos.
Es necesario observar la experiencia de Siria, en que los islamitas radicales rápidamente se hicieron socios importantes de la lucha para deponer al gobierno de Assad y suceda lo que suceda al final, que el gobierno caiga o continúe, que Siria se fragmente o se mantenga unida, los elementos radicales nunca desaparecerán (véase Irak, Libia, etc.). En cierto modo, ellos son los verdaderos ganadores del caos creado por la estrategia del cambio de régimen para apoderarse del control del petróleo y a la vez establecer la supremacía sectaria en el Medio Oriente y dejar a Irán desprotegida.
En Egipto se repite el mismo patrón: jóvenes revolucionarios, libremente vinculados por las redes sociales fueron ampliamente superados en números por la más organizada Hermandad Musulmana, que se podría percibir como un paso positivo, en términos de cálculo. Pero cuando los Hermanos hicieron su propio cálculo decidieron que necesitaban a los socios islamitas más radicales para poder obtener una mayoría absoluta en el país, un corrimiento que conduciría por último al colapso de todo el proceso.
Todo proceso que en su condición de origen tenga una contradicción está condenado a arrastrarla durante todo ese proceso, tanto si “triunfa” como si “fracasa”, ya que no puede pretender el objetivo más importante, ese anhelo humano, que es la fuerza que impulsa la búsqueda de una situación diferente: una vida plena de sentido, es decir una vida coherente, sin contradicciones.
En la medida que la lenta y progresiva desestructuración del triunfante imperio financiero neoliberal continúe con su búsqueda incesante de nuevos mercados que inundar y nueva mano de obra barata para explotar surgirán cada vez más ejemplos de revoluciones “populares” respaldas por la bestia herida, y en esas condiciones no quedan muchas opciones. Tomar partido entre una u otra facción violenta es también una construcción falsa. En cualquier proceso de cambio es imperativo apoyar la metodología de la no violencia puesto que es la única que puede abrir el futuro, un futuro que tenga sentido para todas las partes comprometidas.