Los medios de información que expresan los intereses del neoliberalismo han difundido anoche y hoy en todo el planeta, la imagen de una joven venezolana moribunda al comienzo, muerta después, en un operativo de propaganda sin precedentes. Como es de esperar en medios parciales nada han publicado acerca de un obrero simpatizante del gobierno asesinado por los opositores. Esto no es nuevo. Sucedió durante los festejos del  triunfo en las elecciones de Nicolás Maduro, cuando seguidores del perdidoso Henrique Capriles atacaron locales chavistas y asesinaron a seis militantes.

La violencia en diferentes grados y formas parece dar crédito a las opiniones de quienes señalan un profundo cisma social en la Venezuela post Chávez. Las manifestaciones callejeras que ambos sectores vienen realizando desde hace una semana aumentan en virulencia día a día y las muertes de ayer, sumadas a la presencia de sectores paramilitares en Táchira, frontera con Colombia, pueden no ser las últimas.

Pressenza puntualiza que “el ministro de Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres, informó que una persona murió y cuatro quedaron heridas por un ataque a balazos a una manifestación oficialista en el estado sureño Bolívar.”

En otra nota, la agencia Pressenza IP difundió “un comunicado al mundo entero” del colectivo Ojos para la Paz, “un llamado de alerta urgente para defender al pueblo venezolano!” que se puede leer completo en www.ojosparalapaz.org

“Es vital para el pueblo venezolano todo, incluso para quienes adversan el gobierno legado por Hugo Chávez, que miren la verdad”, advierten en el comunicado y afirman: “nuestro pueblo está siendo arrastrado al mismo modelo de golpe de estado que históricamente y con la mayor crueldad han oprimido cualquier impulso de lucha por la soberanía y la libertad”. Y señalan como la verdadera causa: “el único interés del imperio es robar nuestra riqueza y para ello, han generado todo un cerco mediático, acompañado de la plataforma más sofisticada para construir desinformación de impacto internacional, así como confusión y confrontación en el pueblo venezolano. Su intención es generar guerra civil.”

Es evidente que los manifestantes opositores no confían en la democracia, aún cuando en Venezuela no sólo hay una vigencia plena de las instituciones sino que se han consagrado constitucionalmente mecanismos de consulta directa a la población y mecanismos de revocación de mandato. Digamos de paso, que el anterior presidente Hugo Chávez se sometió a esas decisiones populares ganando una revocatoria de mandato y perdiendo un plebiscito. El actual jefe de estado, Nicolás Maduro Moro, no sólo respeta la Constitución sino que asegura una plena vigencia de la libertad de expresión y de prensa. Lo evidencia el hecho de que los opositores recurren asiduamente a un enunciado paradójico cuando proclaman por medios gráficos, orales y televisivos que “no hay libertad de expresión”. Una paradoja que copian los medios opositores en Bolivia y en Ecuador, los países cuyos gobiernos son los más irritantes para los Estados Unidos de Norteamérica.

Esta noche, el presidente Maduro ha garantizado que defenderá la democracia pero no hay una figura que pueda asegurar un comportamiento similar por parte de la oposición. Ni Henrique Caprile –devaluado­ ni Leopoldo López –en trágico ascenso­ pueden. Más bien, como aseguran observadores independientes, el hecho de haber perdido las elecciones hace apenas un año y el continuo avance chavista sumando adhesión en los sectores populares, es lo que ha inclinado a la oposición a una campaña desestabilizadora en varios frentes. El desabastecimiento de artículos de primera necesidad que inescrupulosamente guardan en depósitos para especular con el aumento de los precios, el sabotaje que va desde los cortes de electricidad hasta las Web oficiales, a lo que hay que sumar la saturación de las redes sociales para difundir mensajes que generan “terror y zozobra”. A su vez, la distribución de armamento sofisticado a los jóvenes de clase media alta ­se han encontrado verdaderos arsenales­la detección de paramilitares colombianos en la frontera y los intentos de extorsión a militares venezolanos de alto rango llevan a pensar que la opción militar para atacar al gobierno está siendo considerada.

Estamos convencidos de que en esta confrontación ­como en todas­ nada bueno se conseguirá con los métodos violentos que propone la oposición; pero el gobierno no debe engancharse y dar una respuesta similar que llevaría al caos. Tiene el apoyo de la mayoría de los gobiernos y de la totalidad de los pueblos latinoamericanos. El llamado de Ojos para Paz es concluyente: “Desterremos para siempre la violencia de la humanidad.”