Esta crisis sistémica que se va profundizando está llegando en algunos países a situaciones de estallido social. Sirvan de ejemplo los casos de Ucrania, Egipto, Túnez, Grecia, Tailandia o Argentina, entre otros, o bien las situaciones límite de España, Portugal, Chipre, Rusia… etc. Esto también toca a ciudades de la todopoderosa Alemania, que tuvo que decretar hace unos días el estado de excepción en la ciudad de Hamburgo por la gravedad de las protestas. Protestas que comienzan a replicarse en otras ciudades alemanas como Berlín, Dresden, Frankfurt o Grottingen[1].
Los gobiernos represivos vienen preparándose para tratar de ahogar esas manifestaciones, esos “desórdenes” que ellos mismos han provocado. Utilizan sus aparatos policiacos y sus fuerzas antidisturbios para controlar a las poblaciones cada vez mas indignadas con los recortes, la corrupción y la impunidad de los políticos. Para esos departamentos de seguridad no solo no hay recortes, sino que se incrementan las partidas presupuestarias en equipamiento y personal. En España el en el gasto en material antidisturbios y protección aumentó un 1.780% en 2013[2]. Pero todos sabemos que el siguiente paso, cuando los desbordes se generalizan y la policía no es suficiente, es sacar al ejército a la calle. Eso es lo que ha ocurrido históricamente. El caso más reciente lo tenemos en Egipto, donde las FF.AA. son el verdadero árbitro de la situación política, por poner un ejemplo. Lo mismo se está viendo en Siria donde la situación ha derivado en una guerra abierta en la que ya se han involucrando otros países interesados en sacar tajada de la situación.
En occidente se habla de que tenemos unas FF.AA. democráticas sometidas al poder político, pero hace falta tener pocas luces para no ver algo perverso en la trenza banca-financieros-aparato militar/industrial-multinacionales-ejércitos-gobiernos (se puede invertir el orden de los elementos y no se altera el resultado).
Sin embargo no todo es uniforme, ya que en el seno de los ejércitos, en especial en los cuadros medios, tropa y algunos mandos, hay muy buenos profesionales que no participan de los beneficios cupulares. En muchos de ellos va creciendo la conciencia de que las poblaciones están recibiendo una agresión externa que pone en cuestión la estabilidad, la seguridad y la convivencia entre los ciudadanos. Antes había guerras de destrucción con armamentos y toda su parafernalia, pero ahora las guerras son económicas: guerras limpias, sin pólvora, pero a veces más devastadoras de las otras, pues condenan al hambre y a la exclusión a millones de personas.
La pregunta es: ¿Qué ocurrirá si gobiernos corruptos que son repudiados masivamente por las poblaciones pretender recurrir a los ejércitos para “mantener el orden social? ¿A quien se deben las FF.AA.? ¿Al gobierno corrupto o a los ciudadanos?
En su libro “Cartas a mis amigos”, su autor Silo ya adelantaba el problema de las FF.AA. y el “Poder político respecto a su Legalidad y los límites del poder vigente”[3] afirmando que cuando “el poder político se ha constituido legalmente pero en su ejercicio se convierte en ilegal, habiéndose agotado los recursos civiles para cambiar la situación anómala, en este caso, las fuerzas armadas tienen el deber de restablecer la legalidad interrumpida, lo que equivale a continuar los actos que por vía civil no han podido concluirse. En estas situaciones, el ejército se debe a la legalidad y no al poder vigente”.
Viene al caso esta reflexión porque en la situación de convulsión social en la que puede entrar España el grupo de militares “Anemoi”, compuesto por miembros de las FF.AA. españolas, ha emitido un comunicado inusual, en el que toma claramente posición sobre estos temas afirmando su compromiso de posicionarse al lado de los ciudadanos. Dice cosas como esta: “Las FAS están para defender la soberanía popular, nunca para condicionarla o doblegar su voluntad de cambio real. La criminalización de las legítimas protestas populares y la intervención represiva de las FAS son absolutamente inaceptables” [4]
En España ya han salido a las calles tomando posición sobre la grave situación actual todo tipo de colectivos y sectores sociales, a excepción de la monarquía y la Iglesia. Ahora también los militares… Algo muy particular está pasando por estas tierras… Suena a primavera…
Rafael de la Rubia es activista de MSGySV y del 15M
Autor de los libros:
Desarme y Reconciliación, para un mundo sin guerras
Hacia una rEvolución mundial no violenta: del 15M al 15O
(Bajar PDF gratis) http://haciaunarevolucionmundialnoviolenta15m.wordpress.com/
[1] http://agenciaeternity.wordpress.com/2014/01/09/las-protestas-de-hamburgo-comienzan-a-tener-replicas-en-otras-ciudades-alemanas/
[2] http://www.elmundo.es/elmundo/2012/10/30/economia/1351613307.html
[3] Silo. Cartas a mis amigos. 8ª Carta. La legalidad y los límites del poder vigente. Ver texto completo en http://www.elmayordelospoetas.net/?p=10540
[4] Ver todo el documento de Anemoi en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=179199