Los humanistas hemos culminado un proceso de evaluación de los resultados obtenidos en las elecciones recién pasadas.
Evidentemente nuestros resultados no son los esperados y representan un revés electoral.
Una vez más, las dos primeras minorías que pasarán a segunda vuelta, son los representantes de los mismos sectores políticos que han gobernado el país durante las últimas décadas.
Culpabilizar a la exclusión mediática por nuestra derrota es equivocar la mirada pues tal exclusión forma parte de nuestras luchas de siempre.
Culpabilizar a los jóvenes o a los sectores más desposeídos por no concurrir a votar, es olvidarse que nuestra aspiración es justamente convocarlos para hacerlos partes de nuestras propias luchas, por tanto su alta abstención es un síntoma que no hace más que graficar nuestro propio fracaso.
Es cierto que no todo fue malo, pues los resultados parlamentarios, aunque todavía insuficientes en sus porcentajes, muestran que cuando se actúa en convergencia desde la base social, los resultados mejoran. Tal situación se ve con aún mayor claridad en los resultados de Consejeros Regionales en donde la Lista Todos a la Moneda se acercó a un significativo 5%. Dicha lista estuvo conformada por una gran cantidad de independientes que provinieron de las distintas orgánicas del pacto pero mayoritariamente del mundo social que respaldó a Todos a la Moneda.
Esos mismos militantes, voluntarios e independientes que fueron capaces de generar inolvidables movilizaciones y que le pusieron una épica que hace mucho tiempo no se veía, son parte de los elementos positivos que tuvo esta campaña.
Lo mismo sucede con la construcción programática, realizada colectivamente, que logró convocar a varios centenares de profesionales y que fueron capaces de editar un programa de gobierno que, mucho más allá de ser un mero diagnóstico o un conjunto de consignas, constituyó un conjunto de propuestas de avanzada que quedarán como un gran legado para el futuro.
De igual forma lo que se conoció como el sello cultural de la campaña, hablamos del conjunto de artistas, cantautores, actores y actrices, poetas y poetisas, que tuvieron la valentía de mostrarse públicamente apoyando una alternativa muy alejada de los centros de decisión y por tanto de quiénes manejan los fondos con los cuales intentan controlar el arte.
Y qué decir de los cientos de activistas digitales, que a través de las redes y de manera voluntaria, mostraron una capacidad de organización y de impacto que no fue superada por ninguno de los equipos pagados y con acceso a tecnología de punta que tuvieron las otras candidaturas.
Es cierto, hubo muchos elementos positivos, no todo fue malo. Por el contrario, hubo muchas cosas muy buenas pero las necesidades de nuestras poblaciones, los dramas de nuestros abuelos, las preocupaciones de nuestros padres o los sueños inconclusos de las nuevas generaciones, no están para triunfos morales ni para falsas evaluaciones.
Luego de toda la experiencia que nos deja este proceso electoral los humanistas iniciaremos una ronda de conversaciones con todos los sectores políticos y sociales que conformaron el espacio ‘Todos a la Moneda‘, queremos dialogar con sinceridad y así enriquecer nuestra propia evaluación.
También dialogaremos con aquellos sectores que presentaron otras alternativas presidenciales por fuera del duopolio, como son las fuerzas que apoyaron a Sfeir, Miranda o Enríquez-Ominami y que coinciden con nosotros en la necesidad de trabajar por una Asamblea Constituyente.
Saludamos con gran alegría y satisfacción la elección de Gabriel Boric en Magallanes, nuestra omisión en su favor fue un apoyo a la valiente decisión de Izquierda Autónoma de aspirar a la elección de diputados, atreviéndose a derrotar al binominal sin necesidad de entrar en concesiones con los representantes del Duopolio. Sin lugar a dudas que también dialogaremos con Gabriel y la Izquierda Autónoma en pos de avanzar en grados de cercanías políticas, programáticas y de acción conjunta
Ahora bien, nuestros bajos resultados no significan cuestionar nuestras convicciones y aspiraciones de una sociedad distinta. Por esta razón es que los humanistas no apoyaremos a ninguna de las dos candidatas que han pasado a segunda vuelta.
Una de las candidatas es fiel reflejo de la derecha económica más dura y rostro emblemático de aquella derecha que le dio sustento político a la dictadura de Pinochet y su nefasta Constitución Política hoy imperante. Una derecha dura que defiende el lucro en diversas áreas de la sociedad y que sólo se preocupa del «desarrollo» de una ínfima minoría. Los nexos de la candidata de la Alianza, con extrañas operaciones de inteligencia y comunicacionales realizadas en los últimos años demuestran, además, que su vinculación con el militarismo sigue aún muy vigente.
Por su parte, la otra candidata representa aquella socialdemocracia que en esta larga e inacabable transición terminó claudicando sus principios reformistas y profundizando un modelo político y económico basado en la exclusión social y el lucro. ¿Por qué habríamos de creerle que ahora sí se realizarán aquellas reformas que durante 20 años fueron olvidadas?
El Partido Humanista de Chile no tiene candidata en esta segunda vuelta electoral.
Nuestra expresión de rechazo será manifestada, en algunos casos, absteniéndose de concurrir a sufragar y así aumentar el descrédito de este proceso electoral, mientras que en otros casos se marcará AC dentro de su voto nulo como vía para la nueva Constitución.
Pero la verdad es que – más que preocuparnos por la segunda vuelta – nuestro interés está en el futuro que se abre, en esa ‘tercera vuelta’, aquella que tiene el imperativo de reconstruir el tejido social, de reencontrarse con esa base humana que cuando logra sintonizar sueños, anhelos y esperanzas, es capaz de convertir brisas en huracanes imposibles de detener, ni aún con todo el dinero del mundo.