Las protestas contra la arbitraria destitución del Alcalde Gustavo Presto están catalizando todas las movilizaciones populares contra el poder oligárquico. El 10 de enero habrá gran concentración en la Plaza de Bolivar de Bogotá de todos los movimientos sociales.
La oligarquía colombiana y su infraestructura política fascista no se esperaban la reacción popular a propósito de la arbitraria destitucion del Alcalde Gustavo Presto y el sabotaje deliberado al Plan de Desarrollo Bogotá Humana que avanza en sus propósitos de reforma social, política y ambiental. Les salió el tiro por la culata (Marta Ruiz dixit http://www.semana.com/ opinion/articulo/el-milagroso- por-marta-ruiz/368571-3 )
Calcularon mal. Pensaron aprovechar las vacaciones de fin de año para dar un golpe en seco sin que se diera la explosión popular presenciada en los días recientes. Tres gigantescas asambleas (lunes, martes y viernes) en la Plaza de Bolivar, con millones de televidentes y de activistas en las redes sociales acompañándolas, han sido un demoledor terremoto contra el Estado plutocrático dominante.
Pocas veces en la historia de la nación han ocurrido movilizaciones similares a las de la última semana en apoyo de Petro, las cuales no ocurren aisladas de la potente protesta desplegada por diversos movimientos sociales en los años recientes contra el modelo neoliberal y sus trágicas consecuencias en las condiciones de vida de millones de personas.
Miles de estudiantes, campesinos, camioneros, trabajadores mineros, ambientalistas, usuarios del sistema de salud, víctimas de la violencia, educadores, madres comunitarias, han sido protagonistas de una sostenida rebelión demandando por sus derechos, la paz, derechos democráticos y contra la corrupción de los politiqueros tradicionales asentados en las corporaciones legislativas y en los enclaves estratégicos de la administración estatal en todos sus niveles.
Por cuenta de los paros, protestas, bloqueos de vías y marchas multitudinarias, Colombia ha encontrado nuevas formas del ejercicio político para disputarle el poder a las élites oligárquicas que configuran un bloque de dominación autoritario y violento, al margen del viciado y corrupto sistema electoral, legislativo, judicial y gerencial.
Las expresiones de rechazo hacia el golpe propinado a Petro desde la Procuraduría, se ha convertido en un catalizador de todos los movimientos contra el neo liberalismo. Hay un «movimiento de movimientos» que alcanza niveles revolucionarios propiciando la unidad de la verdadera izquierda nacional. El campo progresista está avanzado y concurriendo en una gran alianza política que suma Verdes-progresistas, comunistas, Unión Patriótica y movimientos sociales (agrarios, obreros, estudiantiles y cívicos).
Petro ha convocado la movilización permanente de toda la ciudadanía en las siguientes 3 semana proyectándose la fecha del 10 de enero para reunir en Bogotá el mayor número de colombianos en un acto trascendental que reconfigure el cuadro político perfilado y monopolizado por el bloque de poder. Se trata de acumular más fuerzas para que la dinámica social coloque a la defensiva al fachismo uribista, por cierto muy golpeado por el fracaso de su candidato presidencial.
El poder constituyente ha mostrado su rostro en millones de seres humanos y requiere ser apalancado en una estrategia muy eficaz de acceso a los comandos centrales de la dirección política de la sociedad para hacer de la democracia participativa y protagónica una realidad. Es preciso que nos sacudamos la fantasía ideológica montada por la derecha respecto de las supuestas ventajas de su mentirosa democracia liberal institucionalista.
Es preciso planificar, organizar y ejecutar miles de tareas para que el 10 de enero sea otra vibrante batalla popular por la paz y la democracia.