Las palabras de Pía Figueroa en la Presentación de «Silo, el maestro de nuestro tiempo» en Barcelona el 21 de octubre de 2013.

 

«Muchas, muchas gracias Juan Carlos por tus palabras, por tu hermoso catalán (risas), por las palabras de bienvenida y por la invitación que, finalmente caíamos en cuenta ahora conversando que, en junio no más, cuando nos encontramos en Berlín, en el Parque de Estudio y Reflexión de Schlamau, tú me cursaste que viniera y no me pude negar.

 

Hace muy poco que conversamos de esta idea y, muchas gracias también por haberme ayudado a sacar esta segunda edición con un castellano que estuviera un poquito más usable en Espanya, porqué mi versión original era demasiado latinoamericana; entonces hemos podido, en esta segunda edición, ya ofrecer un libro que no distrae tanto al lector con estos latinoamercanismos excesivos que tenía la primera versión. Muchas gracias por ese trabajo y muchas gracias también a ti y al equipo que te ha ayudado a organizar este evento, a estar hoy día acá en este hermosísimo lugar que realmente me recorrí, que me conmueve; la biblioteca que tiene, la zona de cómics, es un espacio cultural sumamente interesante, sumamente bello y me gusta mucho que lo hayamos podido hacer acá.

 

Gracias a cada uno de ustedes, sinceramente, por haberse dado el tiempo esta tarde de venir acá. No es fácil, es más bien aburrido en general venir a una presentación de un libro. Dejar de lado otras cosas, cruzar la ciudad, venir y confluir en una tarde, a esta hora; para mi tiene realmente mucho mérito. Se los agradezco, muchísimo, sobretodo que veo que hay más de uno que se ha venido desde otro lado, de Londres, la Silvia, por ejemplo; es notable que estés aquí.

 

Y les agradezco también por darse la molestia de escuchar mi castellano tan, tan latinoamericano.

 

Ojalá pudiera hablar catalán.

 

Presentar este libro es, también, de alguna manera, presentar públicamente aquello que constituye una especial forma de relación entre seres humanos. Entre personas un poquito fuera de lo común que comparten la sensibilidad de una época.

 

Porque, seamos honestos, han sido muy pocos los grandes maestros de la historia humana y no hemos sido tampoco muchísimos, ojalá, no hemos sido muchísimos quienes tuvimos la fortuna de poder optar desde temprano por seguirlos.

 

Estos maestros surgen en tiempos especiales y sus coetáneos no siempre advierten ante quién están. Es más, habitualmente ha ocurrido que los contemporáneos tienen dificultades para apreciar sus enseñanzas o las degradan. Como ponen en tela de juicio las creencias de la época y aguijonean el espíritu salen al paso los defensores del sistema y se genera una fuerte reacción de rechazo a sus propuestas. Quizá sea esta misma hostilidad justamente uno de los indicadores de la grandeza de un maestro.

 

Así ocurrió, si recordamos bien, en el caso de los oligarcas de Crotona, que al mando de Silón, asesinaron a muchos de los líderes de los clubes pitagóricos, obligando al mismo Pitágoras a huir y refugiarse en otra ciudad, en Metaponto.

 

Similar actitud tuvo la aristocracia ateniense, que juzgó y condenó a Sócrates. Así como la tuvieron los tiranos de Siracusa que, años más tarde, encarcelaron a Platón y sus amigos tuvieron que pagar un fuerte rescate para poderlo trasladar de regreso a Atenas.

 

En ninguno de los tres casos citados los contemporáneos fueron capaces de advertir ante quién estaban y, menos aún, que su influencia perduraría hasta nuestros días.

 

Sin embargo, cuando la enseñanza del maestro penetra en el corazón de quienes resuenan con él, cuando traduce a palabras las aspiraciones que uno reconoce como las más profundas, cuando proponen brillantes imágenes, el mejor modo de sortear los desafíos de la época, cada cual tiene la opción de acompañarlo o no en la aventura de abrir nuevos horizontes y establecer el tipo de relación que mejor le resulte para comprender sus propuestas.

 

Por mi parte, comencé a estudiar a Silo a los 15 años y lo conocí poco tiempo después; más o menos en la misma época que tú, Juan Carlos.

 

Su existencia marcó profundamente la mía, y me incorporé plenamente en cada etapa del proceso, tratando de poner lo mejor de mí en la obra común.

 

Como discípula, muchas veces tomé apuntes e hice anotaciones de lo que pude entender de su doctrina. Esos apuntes me sirvieron para fijar mejor mi atención, para comentarlo con otros, que no estaba presentes, y para retener mejor sus enseñanzas, si bien, muchas veces, me asaltó la duda, más profunda, de realmente para quién estaba tomando estos apuntes.

 

Y esos cuadernos manuscritos ahora han dado origen a estos relatos breves que tienen la intención, justamente, de que quién no conoció a Silo, quién no tuvo la oportunidad de compartir su tiempo, pueda tener más o menos una aproximación a la experiencia que a nosotros nos significó estar cerca de él.

 

Quizás puedan servir a los que buscan una salida a este difícil presente globalizado que sigue marginando a tantos, a muchos. Que concentra el poder y la riqueza cada vez en menos manos sumergiendo, incluso, a los pueblos más desarrollados.

 

Transitamos por un tiempo oscuro, estrecho, fragmentado; tremendamente individualista.

 

Tal vez sea manifestación de un sufrimiento que se arrastra desde el fin de las ideologías; el estancamiento de la filosofía, la infertilidad de las artes, el desgaste de una moral apegada a tablas y a dogmas. Lo que está bien y lo que está mal se ha ido confundiendo, relativizando y banalizando. Son los tiempos en los que Dios es algo no seguro. En que los desbordes sociales se suceden de un lugar a otro, sin arribar a la justicia que los pueblos reclaman.

 

Es una época en la que va anidando el fracaso del futuro.

 

Este es el escenario y el contexto en el que la propuesta de Silo podría resultar de utilidad.

 

Su enseñanza, sin embargo, no nos refiere a si mismo como figura, al contrario, nos señala un camino alertándonos sobre el peligro de la dependencia psicológica  y el fetichismo. De hecho nos invita a un tipo de experiencia interna capaz de devolver el sentido a la vida, la paz mental y la alegría en el hacer.

 

Cuando él comienza a hablar, hace muchos años, en 1969, en la cordillera de los Andes, sus primeras frases son: “Si has venido a escuchar a un hombre de quién se supone se transmite la sabiduría, has equivocado el camino. Porqué la sabiduría no se transmite por medio de libros ni de arengas; la sabiduría está en el fondo de tu conciencia, así como el amor verdadero está en el fondo de tu corazón”.

 

Silo nos reconduce entonces hacia nosotros mismos, invitándonos a superar las distintas formas de violencia, a reconciliar para ganar en libertad, a tratar a los demás como queremos ser tratados, a descubrir las señales de lo innombrable abriendo un nuevo horizonte espiritual. No es por cierto la espiritualidad de la superstición ni de la intolerancia. Es la espiritualidad que despierta suavemente de su profundo sueño para nutrir a los seres humanos en sus mejores aspiraciones. Y, cuando lo hace, ella aporta la inspiración con la que se puede levantar la mirada más allá de estos momentos y abrir el futuro. Ese es el rol del maestro. Una voz adelantada, capaz de comunicar su experiencia y de exhortarnos a hacer nuestro propio aporte al proceso humano. A ser coherentes y participar activamente, colaborando socialmente,  a fin que las condiciones históricas puedan ser más favorables. Que se pueda avanzar en dirección a una Nación Humana Universal. Que no excluya, no discrimine ni violente a nadie. En que el progreso llegue, algún día, a ser de todos y para todos. Estos son los desafíos de nuestro tiempo ante los cuales el Maestro nos exhorta a dar respuesta.

 

Es un gran tiempo del que depende el futuro.

 

Muchas gracias de nuevo. “Mèrci” creo que dicen. Muchas gracias a cada uno de ustedes por estar hoy aquí».

 

Incluimos también la presentación, a cargo de Juan Carlos Reyes:

 

«Buenas tardes, Pía… bienvenida a Barcelona.

 

Bienvenida, concretamente, a este barrio, Sant Andreu, que por cierto fue mi barrio durante 25 años y al cual le tengo muchísimo cariño. Es para mi un orgullo recibirte en este barrio, no sólo en Barcelona.

 

Gracias por aceptar la invitación de los amigos catalanes para que vinieras a presentar el libro que estás paseando por toda Europa, como ya hiciste por América del Sur.

 

Quizá aquí la figura de Silo no es suficientemente conocida como para saltarnos una, creo, necesaria introducción que ponga un poco en contexto el tema de tu libro. No deja de ser Silo el protagonista y me gustaría hacer un pequeño encuadre, no muy largo porque el protagonista hoy es ella y no yo.

 

Bona tarda a tothom.

 

Abans de començar voldria agrair al Centre Cultural Can Fabra i específicament al seu gestor, en Pau Viñas, el haver-nos cedit aquest espai per fer la presentació del llibre de Pía Figueroa, “Silo, el Maestro de nuestro tiempo”.

 

Pía Figueroa Edwars, llicenciada en Història de l’Art, traductora i intèrpret, és impulsora  i coordinadora de l’Agència Internacional de Noticies Pressenza. Ha publicat “El Guía Interno, testimonios”, en castellà per Edicil, obra traduïda a l’italià i publicada per Multimage en 2006.

 

També a realitzat aportacions monogràfiques sobre diversos temes com: “Investigación sobre los sueños”, “Referencias a los estados de conciencia inspirada en Platón” i “Estudio sobre Fidias, el ejemplo del escultor”.

 

El llibre que presenta avui és un conjunt de relats, filats a partir de les seves notes manuscrites, presses sobre la marxa. Notes a través de les que l’autora ens fa partícip de les seves vivències al llarg  dels anys al voltant de la seva relació amb Silo. I això ens porta a parlar, diria que necessàriament, d’aquest personatge, d’aquest protagonista del llibre.

 

Mario Luis Rodríguez Cobos, Silo. Nascut a Mendoza, Argentina, a si mateix es considerava escriptor. Però la profunditat de les seves idees l’han convertit en un pensador reconegut arreu. Va rebre el doctorat honoris causa de l’Acadèmia de Ciències de Rússia, precisament per la seva contribució al pensament.

 

Però Silo ha estat, també, impulsor d’un moviment social i polític internacional i és un referent de la No Violència. Com inspirador de la Marxa Mundial per la Pau i la No Violència va ser convidat a adreçar-se als Premis Nobel de la Pau a la cimera que celebraven a Berlín el 2009.

 

I les seves propostes de treball personal que, des de bon començament,  situa a l’interior de les persones, declarant, per exemple, que “la veritable saviesa és en el fons de la teva consciència com l’amor verdader és en el fons del teu cor”, el converteixen, també, en un guia espiritual.

 

Va escriure articles, contes, estudis…, abastant temes diversos com la psicologia, la actualitat social i política, la espiritualitat profunda. No donaré la llista de llibres publicats però si que us diré que els podreu trobar tots a www.silo.net.

 

Dit això prefereixo ocupar aquests dos minuts per dir que al llarg de la seva vida va desenvolupar tot un sistema teòric i pràctic encaminat a superar les arrels del sofriment, individual i col·lectiu, de l’ésser humà.

 

Particularment significativa és la seva contribució a la psicologia, desenvolupant el concepte d’intencionalitat de la consciència, tot incorporant la idea de l’espai de representació on sensació, percepció i representació articulen un paisatge des de el qual la consciència actua en el món.

 

Moltes coses es poden dir d’aquesta persona excepcional. Es pot mencionar la seva força interior, la seva claredat d’idees o la senzillesa en les seves explicacions; però potser el més destacable és la seva enorme bondat. Amb ella va orientar els seus seguidors i els va lliurar la seva obre per difondre-la i continuar-la, dipositant en les seves mans tots els seus coneixements.

 

Pels seus seguidors mes propers, sens dubte, Silo és un Guia, un Mestre en el sentit de les antigues escoles de saviesa.

 

Una de les seves darreres propostes, en veure el vol que podia agafar la crisi sistèmica, de civilització, en la que estem immersos, va ser procurar, allunyats del soroll de les grans ciutats, espais tranquils destinats a l’estudi i a la reflexió per tal d’aprofundir en un mateix, afavorint l’afecte, la no discriminació i la reciprocitat en el tracte amb els altres.

 

L’aspiració dels Parcs d’Estudi i Reflexió, que és com es diuen aquests espais, és que d’ells sorgeixi una veritable onada transformadora, enfortint la solidaritat i l’intercanvi entre les persones, superant el sofriment i la violència personal i social.

 

Espero Pía que esta introducción, necesariamente breve, haya servido como enmarque al protagonista de tu libro. Esperamos tus comentarios, que es a lo que hemos venido. Así que con vosotros la autora de “Silo, el Maestro de nuestro tiempo”, Pía Figueroa».