Habitualmente no analizamos la política nacional en Argentina pero amigos de otros países piden nuestro punto de vista y vamos a cumplir. Será con una mirada similar a la de un aviador que vuela sobre la realidad a cierta altura. No la del labriego, que agacha la cabeza sobre su tierra; ni la del astronauta que ve la globalidad y pierde hechos importantes.

El 27, hace unas 48 horas, la ciudadanía acudió a votar la compositiva de la cámara de diputados nacionales y senadores; éstos, en ocho provincias. ¿Por qué no en todas? Cosas del federalismo, la forma de organización del Estado argentino que tanta dificultad trae a los extranjeros a la hora de ubicar las culpas y los méritos del gobierno en cada caso. En algunos lugares (Pcia de Bs. As., por ejemplo) se eligieron también diputados provinciales o, como se los llama en la autónoma Buenos Aires, legisladores de la ciudad.

La lectura de los resultados tiene tres miradas: la lógica de la elección, la de la oposición y la del gobierno, ambas parciales.

Desde la primera, tratándose de una elección nacional de diputados y senadores en algunos Distritos, ganó el Frente para la Victoria, coalición gobernante -integrada entre muchos otros por el Partido Humanista- que conduce la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El FpV tenía 115 diputados y ahora tiene 120; contaba con 32 senadores y ahora tiene 36. En números globales, sigue siendo la primera fuerza política del país, con un 32, 5 % de los votos.

Desde la oposición -partidos políticos tradicionales obsesionada por interrumpir el proceso de justicia social, desarrollo económico e integración sudamericana que viene desenvolviendo el gobierno, resaltan como un triunfo la merma de votos del oficialismo y lo proyectan hacia las presidenciales del 2015. Es una mezcla de planos inadmisible. Las elecciones de “medio tiempo” siempre son desfavorables al partido en el gobierno, en este país y en la mayoría de las democracias representativas del mundo. Esta elección del 27.10.13 sólo se puede comparar con otra legislativa, como la de 2009 y la próxima presidencial de 2015 se podrá comparar con la de 2011. Pero mezclar planos es un error de análisis que lleva a errores interpretativos. De todos modos, a la hora de manipular la propaganda se puede mezclar la Biblia y el Calefón, como pinta el tango Cambalache. De hecho esta combinación discepoliana tiene efectos sobre muchos votantes que están comprando que hay una tendencia a la baja de los activos del FpV.

En cuanto a la mirada del gobierno, no hubo excesivo triunfalismo y esto es bueno. Pero les falta hacer el análisis de ciertas derrotas importantes en distritos como Provincia de Buenos Aires, Mendoza, Santa Fe y Ciudad de Buenos Aires. No nos olvidamos de Córdoba; pero en ese lugar hay una realidad diferente y sería largo entrar en eso.

El mensaje del FpV es otro punto a analizar, porque en esta oportunidad el slogan le ganó a las ideas-fuerza, que no son lo mismo aunque se parezcan y faltó contenido -lo que sobra en el modelo del gobierno nacional- en beneficio de una forma casi tan hueca como la de los oponentes.

Lo anterior, sólo a título de ejemplo, porque queremos mantenernos en una mirada amplia, sin entrar en detalles. Pero no podemos dejar de mencionar consecuencias de esta elección.

La primera consecuencia a destacar es que el gobierno nacional podrá seguir gobernando sin grandes inconvenientes debido a que es primera minoría en ambas cámaras del Parlamento y, con sus aliados permanentes, tiene asegurado el quórum propio. En este segmento es clara la derrota de toda la oposición, que quería trabar el desarrollo legislativo y dejar en la inacción al gobierno; o bien forzarlo a actuar por Decreto y justificar así el rótulo de dictadura que se desesperan por colgarle a la presidenta. Sin embargo, la gobernabilidad no pasa sólo por las dos cámaras sino que habrá que estar atentos a evitar desbordes sociales producidos por la inflación -hecho objetivo- y la subjetiva impaciencia de sectores fáciles de soliviantar por la propaganda de la prensa corporativa. Aprovecho aquí para mencionar que hoy
la Suprema Corte de Justicia de la Nación dio luz verde a la “Ley de servicios de comunicación audiovisual” (Ley 26522, o ley de Medios) que estuvo cuatro años trabada por recursos presentados por el multimedio Clarín. Significa el fin
del monopolio y el comienzo de la libertad de expresión.

Desde la óptica de la oposición los resultados positivos en cinco distritos grandes son alentadores de cara al 2015, en la medida en que puedan aliarse. Pero esta posibilidad está jaqueada por el fortalecimiento de varios candidatos que se consideran “presidenciales”: Mauricio Macri (CABA), Sergio Massa (Pcia de Bs. As.), Julio Cobos (Mendoza), Hermes Binner (Santa Fe) y los impresentables Fernando Solanas, Alicia Carrió (ambos CABA) y hasta José De la Sota (Córdoba). Muchos caciques para indios cabreros, pero desorientados.

Importante el desempeño de la izquierda dura. El Frente de Izquierda y de los Trabajadores, alcanzó tres bancas con 1.150.000 votos: una por Mendoza, otra por Provincia de Buenos Aires y la tercera por Salta.

La ganancia inobjetable para la sociedad argentina ha sido que con esta elección del 27 se cumplen 30 años de gobiernos democráticos. Se está fortaleciendo una democracia que si bien es representativa, partidocrática y formal, es un enorme progreso respecto de una dictadura militar. A partir de esta consolidación los argentinos podemos aspirar y trabajar por una democracia directa, participativa y descentralizada.