Una concurrencia en torno a las 150 personas se apretaba en el aula 26 de la Facultad de derecho de Barcelona el pasado 3 de Octubre, con motivo de la charla de Alejandro Cao de Benós, delegado especial del Comité de Relaciones Culturales con el Extranjero del Gobierno de la República Popular Democrática de Corea y presidente de la KFA (Korean Friendship Association).
Si se supone que un funcionario del gobierno norcoreano es un tipo flemático de ademanes militares, ese será un tópico más a derribar de los que conforman los cimientos de nuestra subcultura. Alejandro hizo una exposición metódica y ambiciosa, con pasión –lejos de aburrir a nadie– y con paciencia, después de tres horas que bien podrían haber sido más ante las preguntas de los asistentes y la noche que caía.
La segunda idea errónea, que pone al descubierto nuestro desconocimiento, es que no existen dos Coreas, sino una, que tras la 2ª Guerra Mundial terminó con la ocupación japonesa y quedó dividida en dos partes por el paralelo 38. La URSS tomó el control de la parte norte, mientras que los EEUU el de la parte sur. Posteriormente la URSS dejó Corea para los coreanos y no mantuvo el control sobre Corea de Norte, mientras que EEUU sí lo hizo con Corea de Sur, sobre todo como colonia militar.
Estas líneas son más un testimonio que una síntesis de una extraordinaria charla con múltiples contenidos. Desde la presentación personal y trayectoria de Cao de Benós, al contexto histórico, pasando por las implicaciones geopolíticas actuales y la realidad social de la República Popular Democrática de Corea en educación, sanidad, energía, defensa, etc. Alejandro no dejó un ápice de duda sobre su profundo conocimiento. Tampoco dudó en exponer su visión ante otras preguntas sobre temas más cercanos.
Respecto a la independencia de Cataluña comenzó diciendo que “la unión hace la fuerza”. Pero si se habla de independencia se debería profundizar en qué se trata de independizarse, ya que los vínculos económicos y militares siguen en situación de dependencia de entidades internacionales no cuestionadas por el independentismo. Ahora bien, diferente sería hablar de una unión de repúblicas, añadió Benós.
No podían faltar los acólitos de los manoseados derechos humanos –o quizá aspirantes a periodistas que buscan infructuosamente un trabajo antes que respuestas. Estos hicieron mención a la libertad de expresión, a la libre circulación y otros de los tópicos de nuestra modélica sociedad, mientras que eludieron otras preguntas referentes al derecho a la vivienda, al trabajo, la sanidad o el ocio. Benós expuso cómo la mayoría de derechos contemplados por la ONU están plenamente atendidos en la República Popular Democrática de Corea.
Tampoco faltaron las referencias a informes de Amnistía Internacional como prueba de violaciones de derechos humanos. Respecto a esto Alejandro denunció el papel que juega dicha organización en su colaboración con el poder imperialista dominante, hecho que arrancó los aplausos de gran parte de la concurrencia, lo cual me pareció un extraordinario síntoma de que algo está cambiando en nuestro entorno social.
“Dime con quién andas y te diré quién eres” así titulaba su artículo Mikel Itulain en Diario Octubre el pasado 22 de junio dedicado a mostrar los vínculos con el poder de Amnistía Internacional. En él se puede ver a a Suzanne Nossel, directora ejecutiva de Amnistía Internacional sección EEUU junto a Hillary Clinton y James Wolfensohn, expresidente del Banco Mundial. La digresión viene a cuento de que Benós expuso lo mismo que Itulain en otro artículo de su bolg: Amnistía Internacional, como Human Rights Watch, utilizan la excusa de los derechos humanos con otros fines, fines políticos y económicos. Estas organizaciones, que actúan en beneficio del poder económico occidental, tienen una importancia capital en la estrategia de conquista del mundo por parte de las corporaciones.
A muchos nos sonó un tanto idílica la exposición de Alejandro, personalmente me resulta muy difícil imaginar el desarrollo humano anteponiendo la patria como causa mayor. En cualquier caso, las condiciones de un pueblo dependen en gran medida de las circunstancias que lo envuelven. Acercarnos a otras realidades implica poner en cuestión a nuestra propia razón, teñida de prejuicios y/o carencias educativas y, aún mejor, tener un mínimo conocimiento de su sustrato cultural, como lo es Confucio y el budismo en este caso. Por lo que se refiere al proceso histórico, en Corea del Norte la tradición se ha mantenido por siglos y es parte consustancial de su actual sistema comunista diferenciado e independiente de la antigua URSS y de China.