Por Jim Lobe
El poderoso lobby israelí en Estados Unidos ejerce fuerte presión al Congreso legislativo para que autorice al presidente Barack Obama a lanzar una ofensiva militar en Siria. Uno de los argumentos centrales es que el ataque puede servir también para amedrentar a Irán.
“El tema de Siria debe ser comprendido en el contexto de Irán”, dijo Michael Makovsky, director del Instituto Judío para Asuntos de Seguridad Nacional (JINSA, por sus siglas en inglés).
Makovsky presentó el último informe de la organización, titulado “Strategy to Prevent a Nuclear Iran” (Estrategia para prevenir un Irán nuclear).
La posibilidad de que Teherán desarrolle armas atómicas es “la más urgente y grave amenaza a la seguridad de Estados Unidos hoy”, alertó, citando la introducción del trabajo.
La investigación fue realizada por un grupo de expertos, entre ellos varios exfuncionarios de la administración de George W. Bush (2001-2009), oficiales de alto rango retirados y el embajador Dennis Ross, quien fue asesor de Obama durante la mayor parte de su primer periodo de gobierno.
Obama se propone lanzar un ataque “limitado” contra Siria en castigo al régimen de Bashar al Assad, al que acusa de haber lanzado armas químicas contra población civil en un suburbio de Damasco.
“Si no hay una respuesta del Congreso” contra Al Assad, “los iraníes entenderán que cuando trazamos una línea roja no lo hacemos seriamente”, dijo Ross, ahora consejero en el pro-israelí Instituto para Políticas en Medio Oriente.
“Por tanto, existe una directa relación entre lo que está ocurriendo en Siria y cómo lo perciben los iraníes”, añadió.
La presión del lobby israelí llega justo cuando el gobierno de Obama parece ganar apoyo en el Congreso para lanzar la ofensiva militar.
Por 10 votos contra siete, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado aprobó el miércoles 4 una resolución que autoriza a Obama a atacar Siria.
Dos legisladores del gobernante Partido Demócrata y cinco del opositor Partido Republicano, incluyendo a los aspirantes presidenciales Marco Rubio y Rand Paul, se opusieron a la resolución. Otro demócrata se abstuvo.
Para tratar de convencer a la mayoría, los autores de la resolución limitaron la autorización a 60 días, con una posible extensión de 30 días, y prohibieron el despliegue de soldados en el terreno “para operaciones de combate”.
Pero para también aplacar a los “halcones” (ala más belicista en Washington), liderados por el senador republicano John McCain, dejaron en claro que cualquier acción debe tener el objetivo de “revertir la dinámica en el campo de batalla” a favor de los rebeldes que luchan contra Al Assad desde hace dos años.
La resolución, que será debatida por el plenario del Senado la semana próxima, también insta a incrementar la ayuda militar a los rebeldes. Luego deberá ser debatida también en la Cámara de Representantes.
El borrador de la resolución enviado por la Casa Blanca llamaba a una acción “limitada” para prevenir el uso o la proliferación de armas químicas en Siria.
Aunque algunos funcionarios de la administración inicialmente proponían originalmente una campaña de solo dos o tres días con misiles crucero y que no necesariamente cambiara el equilibrio de poder en el conflicto interino sirio, ahora parece más factible una ofensiva más agresiva.
Los esfuerzos de Obama para obtener la autorización del Congreso recibieron un significativo apoyo del lobby judío, que hasta el martes 3 guardaba silencio público sobre el tema.
Sin embargo, alguna de sus instituciones más importantes venían presionando desde hacía semanas tanto a la administración como a congresistas para una política más agresiva contra Al Assad, incluso antes del uso de armas químicas el 21 de agosto en un suburbio de Damasco, donde murieron más de 1.400 personas, según la Casa Blanca.
El Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel (AIPAC, por sus siglas en inglés), el grupo de presión más poderoso, dio esta semana un fuerte apoyo a la autorización, así como la Conferencia de Presidentes de Organizaciones Estadounidenses Judías y la Liga Antidifamación.
A estos se les sumaron, entre otros, la Coalición Judía Republicana, grupo de poderosos donantes que han aportado millones de dólares a campañas contra Obama y están estrechamente asociados con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y su derechista Partido Likud.
Estos grupos coinciden en que se debe castigar a Al Assad por el presunto uso de armas químicas y, además, subrayan que está en juego la credibilidad de Washington a la hora de marcar “líneas rojas”. Según ellos, esto también se aplica a Irán.
“Esta decisión crítica debe tomarse en un momento en que Irán corre para adquirir capacidad nuclear”, subraya AIPAC en su declaración.
“No aprobar esta resolución debilitará la credibilidad de nuestro país para prevenir el uso y la proliferación de las armas no convencionales, y por tanto pondrá en peligro nuestra seguridad y nuestros intereses, así como de nuestros aliados regionales”, añade.
Ese fue también el argumento central del último informe de JINSA, presentado por Ross y Eric Edelman, exsubsecretario de Defensa para Políticas del gobierno de Bush.
“Creo que es importante para la credibilidad del presidente”, dijo Edelman, “que el Congreso autorice el uso de la fuerza”.
“A menos que Irán crea que existe un creíble opción militar detrás de la disposición a negociar, no habrá una gestión exitosa”, añadió, en referencia a las conversaciones del llamado P5+1 (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia más Alemania) con Teherán, que se espera recomiencen a fines de este mes.