Un grupo de mujeres y hombres de Honduras ha generado una estructura de financiación comunitaria denominada Cajas Urbanas, que permite emprender pequeños negocios, realizar préstamos, construir tejido social y servir como respaldo económico ante emergencias.
La experiencia, liderada fundamentalmente por mujeres de comunidades con altos índices de pobreza e inseguridad social, ha sido recogida en una nueva publicación de la FAO que incluye los resultados concretos del proyecto y las voces de sus protagonistas.
“Es un logro grande para nuestra vida. El hecho de a veces estar solo en la casa criando a los hijos, si bien es cierto es un trabajo arduo (…), pero en eso entró el huerto, entró la FAO y todo eso nos ha motivado a saber que nosotras sí podemos hacer lo que nosotras queremos”, señala Rosaura Cruz, participante de una caja urbana.
Las cajas urbanas nacieron de un proyecto de agricultura urbana implementado por la FAO y la Alcaldía Municipal del Distrito Central de la capital del país, Tegucigalpa, en cuatro colonias de la ciudad de Tegucigalpa, Honduras (Monte de los Olivos, Los Pinos, Nueva Suyapa y Villa Nueva), que estableció 1.075 huertos familiares.
Cada familia participante recibió insumos (tierra, semillas, barriles y tanques de almacenamiento de agua) para establecer un huerto familiar. En el proyecto Cajas Urbanas, los socios debían reponer, al menos, el 50% del valor de los insumos otorgados al fondo inicial de la caja (el capital semilla). Los integrantes de las cajas tenían la responsabilidad de multiplicar este capital para realizar compras necesarias para los huertos o actividades afines. Las cajas surgieron en cuatro colonias: Monte de los Olivos, Los Pinos, Nueva Suyapa y Villa Nueva.
Actualmente, las cajas permiten emprender pequeños emprendimientos y genera apoyo económico entre sus miembros para supera la inseguridad alimentaria y la pobreza.
“Porque en las comunidades donde nosotros vivimos la gente es bien pobre, y a veces la pobreza no sólo es económica, sino que también es mental. Se le mete tanto a la gente que es pobre, que le cuesta salir, pensar de que pueden haber tiempo mejores o puertas abiertas para poder mejorar”, explicó Ángela Palacios, participante de una caja urbana.
Huertos urbanos apoyan la seguridad alimentaria
En las colonias donde se implementaron los huertos, estos se han constituido en un apoyo económico y nutricional para las familias, al elevar la ingesta de frutas y hortalizas de 110 g a 200 g por persona al día. Los huertos, comunitarios o familiares, pueden tener hasta 30 especies de plantas entre árboles frutales, hortalizas y plantas medicinales, y la FAO ha brindado capacitación sobre el tipo y valor nutricional de los alimentos que producen.
“Muchas instituciones llegan, dan la capacitación pero no se preocupan por dejar un capital semilla por algo que a la gente realmente le sirva y nosotros con la FAO tenemos esa facilidad y le damos muchas gracias por eso”, explicó Ángela Palacios.
El proyecto de la FAO se llevó a cabo en estrecha colaboración con la Alcaldía Municipal del Distrito Central, Tegucigalpa, trabajando de manera coordinada e integrada con los programas nacionales de seguridad alimentaria y desarrollo.