Entrevista a Paulina González, economista de profesión, feminista activa, integrante de la Red de Educación Popular Entre Mujeres Repem Colombia.
El referente histórico y el aporte de las luchas del movimiento feminista del mundo y de la región, en la visibilización de los derechos económicos sociales y culturales y su repercusión en el desarrollo de los derechos y la vida de las mujeres, es el aporte y las reflexiones que nos comparte en este número de La Red va nuestra compañera Paulina González, economista de profesión, feminista activa, integrante de la Red de Educación Popular Entre Mujeres Repem-Colombia.
Red va: Hagamos memoria histórica, ¿desde cuándo empiezan los derechos económicos de las mujeres a hacer parte del discurso del movimiento feminista?
Paulina González: El movimiento feminista ha luchado por la igualdad de derechos y la equidad a lo largo de la historia, desde los movimientos de trabajadoras, mujeres populares, las académicas feministas, las escritoras y otros grupos militantes. Recordemos rápidamente esa participación desde algunos hitos históricos: El ejemplo de Olympia de Gouges y demás mujeres en la Revolución Francesa para acceder a las conquistas de la libertad, los derechos y la igualdad jurídica que no afectaron a la mujer; las textileras de Boston en su búsqueda por mejores condiciones laborales; las sufragistas inglesas y norteamericanas luchando por el derecho al voto; las campesinas, las obreras, y viviendistas latinoamericanas reivindicando sus derechos a la tierra, a un salario y a una vivienda dignas.
El feminismo como ideología ha avanzado con cada lucha y cada aporte desde distintas variantes. Así vemos cómo la inglesa Mary Wollstonecraft en su famosa «Vindicación de los derechos de la mujer” reivindicaba «el acceso a una educación semejante a la de los hombres para desarrollar su propia independencia económica accediendo a actividades remuneradas”; Virginia Wolf avanza más allá al proponer eliminar la educación, el trabajo y la militancia que reproducen la ideología de dominación masculina. Plantea en el ensayo Tres Guineas que «las mujeres solamente podemos ayudar a defender la cultura y la libertad intelectual por medio de defender nuestra propia cultura y nuestra propia libertad individual”.
El pensamiento económico feminista, con el aporte de profesionales provenientes de otras disciplinas, ha ido construyendo propuestas alternativas a los planteamientos androcéntricos del desarrollo que han dirigido las políticas públicas de los países mal llamados en vías de desarrollo, con resultados desastrosos para millones de mujeres. Durante las últimas décadas del siglo XX, en el pensamiento económico feminista sobre el desarrollo y sus problemas hubo dos grandes líneas: una estrategia de integración en el actual modelo económico, donde la eficiencia es el objetivo central y una estrategia de transformación del propio modelo cuyas carencias no permiten que sirva a un nuevo desarrollo alternativo. Las estudiosas de la economía del cuidado, teóricos como Amartya Sen con su propuesta de Desarrollo Humano, corrientes del feminismo ambientalista y la economía social vienen proponiendo la necesidad de pasar de un modelo centrado en la ganancia a otro que tenga como prioridad al ser humano, la visibilización del aporte de las mujeres al desarrollo y la importancia de modelos de provisión.
Red va: ¿Desde cuándo se empiezan a visibilizar los derechos económicos sociales y culturales DESC?
Paulina González: En el Sistema internacional de los derechos humanos, la mayoría de los instrumentos y mecanismos de los Derechos económicos, sociales y culturales de las mujeres se han ido conquistando en una ardua y sostenida lucha del movimiento feminista, los movimientos diversos de mujeres y grupos de derechos humanos en el mundo.
El Pacto Internacional de los Derechos económicos, sociales y culturales (PIDESC) fue aprobado en 1968 pero solo hasta el 5 de mayo de 2013 entró en vigor después de la ratificación de 10 Estados parte.
El PIDESC incluye el derecho a un nivel adecuado de vida, el derecho a la vivienda, el derecho al trabajo, el derecho al alimento, el derecho al nivel más alto posible de salud, el derecho a la seguridad social, el derecho a la seguridad en caso de desempleo y el derecho a la educación. Los Estados Partes «se comprometen a asegurar a los hombres y a las mujeres igual título a gozar de todos los derechos económicos, sociales y culturales”. El PIDESC también prohíbe la discriminación basada en el género.
El Protocolo establece un mecanismo de denuncia internacional para aquellas personas cuyos derechos económicos sociales y culturales hayan sido violados y no hayan obtenido justicia en su propio país.
La Convención sobre eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW por sus siglas en inglés) establece en su preámbulo que «los Estados Partes en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos tienen la obligación de garantizar al hombre y la mujer la igualdad en el goce de todos los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos”.
El Comité de la CEDAW en la Recomendación General 25, aclara a los Estados Partes los alcances de las medidas especiales de carácter temporal en el ámbito político, económico, social, cultural y civil, o en cualquier otro ámbito. Las áreas donde se recomienda especialmente implementar medidas especiales son: «Educación, la economía, la política y el empleo, respecto de la actuación de mujeres en la representación de sus gobiernos a nivel internacional y su participación en la labor de las organizaciones internacionales y en la vida política y pública”.
Los Principios de Montreal elaborados por un grupo de expertas para influir en el proceso de estudio de la recomendación 16 sobre el artículo 3 del PIDESC, contiene un conjunto de principios y argumentos jurídicos sobre las garantías de igualdad y no discriminación en el goce y ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales. En este documento se aborda la manera como la desigualdad y la discriminación basadas en el género se expresan e impactan a las mujeres, imponiéndoles limitaciones o impidiéndoles el acceso al pleno goce de sus derechos económicos, sociales y culturales.
Red Va: ¿Cuáles son los efectos de la crisis económica mundial y la implementación del modelo neoliberal en la vida de las mujeres?
Paulina González: Las mujeres representan el 70% de los 1.200 millones de personas pobres del mundo. En contextos de pobreza, globalización económica, tratados comerciales injustos y conflictos armados, los programas y políticas públicas inadecuadas, focalizadas o restrictivas las afectan de manera desproporcionada por qué no cubren sus necesidades de salud, educación, el cuidado de los niños, la vivienda, la propiedad de la tierra, el alimento y el agua e impiden el pleno disfrute de derechos de las mujeres en pie de igualdad.