El 17 de octubre de 1931, Alphonse Capone fue condenado a 11 años de prisión. No por ser el jefe del hampa de Chicago, Capo de la mafia que dirigía la prostitución, el juego ilegal y el tráfico de alcohol. No por la muerte de sus competidores, que fueron decenas, ni por la ruina mortal en la que cayeron las víctimas de la explotación. Capone fue enviado a prisión por evadir impuestos. Toda su red de encubrimiento, tapaderas y testaferros pudo ser demostrada frente a un tribunal que lo condenó a 11 años de prisión. Luego de pasar dos años en la prisión de Atlanta y viendo que desde esa posición continuaba controlando el “negocio” terminó siendo trasladado a la famosa isla de Alcatraz, donde permaneció poco más de 5 años.  

La caída fundamental de su red mafiosa no tuvo tanto que ver con su detención y encarcelamiento, sino con la eficaz decisión de Franklin Delano Roosevelt de derogar la Ley Seca, que tantos beneficios habían otorgado a los grupos mafiosos.

Silvio Berlusconi viene evitando terminar en prisión con ardides dignos del mejor Capone. Incluso levantó la apuesta convirtiendo los cargos públicos como tapaderas de sus fechorías, apelando a la inmunidad que otorgan dichos cargos. El tres veces primer ministro italiano, nunca ocultó su ingreso en la política para escapar de órdenes de captura que luego consiguió prescribir, una vez que estuvo encumbrado y con la capacidad de horadar, obstaculizar y extorsionar a la justicia, ya de por sí mafiosa, de la República Italiana.

Esta semana fue condenado de forma definitiva, quizás esto signifique que no podrá evitar el arresto domiciliario, por la creación de una trama para evadir millones de euros al fisco italiano, a través de contratos sobrefacturados de su empresa Mediaset, que controla una treintena de canales de televisión abierta y de cable, en Italia (la mitad), España, Francia y Alemania.

La sentencia a cuatro años de prisión, implicaría una condena de un año de arresto domiciliario que podría ser canjeado por trabajos comunitarios. Esta sentencia es por la evasión comprobada de 14 millones de euros entre 2001 y 2003, aunque los cálculos publicados por la prensa italiana hablan de más de 360 desde los años ochenta.

La casta de los depredadores

En el mes de junio fue declarado culpable por prostitución de menores, por el conocido caso “Ruby”, una joven marroquí con la que confesó haber mantenido relaciones sexuales, siendo ella menor de edad. La condena incluye la inhabilitación para ocupar cargos públicos, actualmente forma parte del Parlamento, por el delito de extorsión. Esta sentencia ha sido apelada, por lo tanto los 7 años de prisión, todavía no son sentencia firme.

El ex director del FMI, Dominique Strauss-Kahn se desembarazó a golpe de chequera de los cargos por abuso sexual de una empleada de limpieza del hotel Sofitel de Nueva York, cuando parecía que iba a ser el sucesor de Nicolás Sarkozy en el Eliseo francés. La candidatura por el Partido Socialista francés se vio frustrada al quedar envuelto en este escándalo internacional, con pedidos de extradición cruzados entre Francia y EUA.

Sin embargo, ahora está imputado en una causa de proxenetismo agravado que podría condenarlo a 10 años de prisión por haber creado una red de prostitución.

Las similitudes entre estos depredadores sexuales (Berlusconi y Strauss-Kahn) son claras y manifiestas, hacen uso de su poder para obtener placeres efímeros y vejatorios. Su condena podría ser leída con felicidad, sino fuéramos conscientes de todos los artilugios judiciales que quedan a su disposición para seguir haciendo valer su poder de extorsión e influencia.

Bill Clinton ya pasó por esto, aunque él utilizó una técnica mucho más explosiva. Al día siguiente de darse a conocer la noticia de las relaciones sexuales con Mónica Lewinski ordenó bombardear Serbia, tirando la mayor cantidad de bombas por minuto, hasta ese momento, en la historia de la humanidad. Un bombardeo criminal, atómico, que creó una cortina de humo suficientemente espesa para evitar la condena social de una sociedad mojigata como la norteamericana.

Estos días también salió un libro sobre los abusos sexuales de otro amigo de Silvio Berlusconi, Muanmar Gadafi, quien, según dicen las autoras del libro, retenía un harén para su satisfacción sexual personal y de su escolta privada. Claro que esta tendencia depredatoria no equipara el populismo destructor sufrido por Italia bajo el mandato de Il Cavaliere, con el panafricanismo libio que fuera arrasado de la faz de la tierra por la OTAN, en clara traición a los servicios prestados, nunca tan bien dicho, a los estados europeos por los millones del líder norteafricano.

Apéndice

Cuando Peña Nieto ganó las elecciones en México y el PRI recuperó lo que fue durante 80 años su feudo, los Estados Unidos de México, numerosos analistas hablaron del riesgo que esto significaba. El PRI tiene entre sus filas carteles del narcotráfico que lo financian y hacen el trabajo sucio masacrando competidores y denunciantes de la corrupción y la complicidad entre políticos y narcos.

Calderón, con su famosa guerra contra el narcotráfico, había permitido el ascenso de carteles antipriístas, que le permitieron al presidente saliente, dar algunos golpes de efecto y mostrar la caza de narcos, aunque sin decir que se descabezaba a unos para poner a otros en su sitio. El encumbramiento de Peña Nieto reabría esta guerra, generando las nuevas matanzas, para redistribuirse los canales de distribución del país azteca.

La crueldad, sadismo y virulencia de estos carteles hielan la sangre, cortando a machetazos a rehenes vivos, como podía verse en videos subidos a Youtube y a los cuales me niego a dar publicidad, habla del nivel de tolerancia del gobierno para con estos criminales. El poder construido por el PRI, basado en los medios de comunicación hegemónicos y el sostén económico de la trata y el narcotráfico, los convierte en el ejemplo más cabal de la gobernanza de los mafiosos.