Por Julie Blussé
¿Le sorprende que los manifestantes de todo el mundo escojan Twitter como medio de protesta? A Evan “Rabble” Henshaw-Plath, miembro del equipo fundador de Twitter, no.
Más al contrario, lo ve como un regreso a sus raíces. Inspirado por herramientas de coordinación de protestas como TXTMob, y formado con los valores y fundamentos de los fundadores de Twitter, Evan cree que el potencial activista se integra en el servicio desde el principio.
Se necesitaron varias revoluciones antes de que Twitter fuera tomada en serio. Sus detractores criticaban que el límite de 140 caracteres solo daba para escribir trivialidades: lo justo para saber qué desayuna Ashton Kutcher y poco más. Pasar de ser el jueguito de Silicon Valley a la herramienta de protesta de Oriente Medio parece de lo más asombroso.
A menos que, como argumenta el cofundador de Twitter Evan Henshaw-Plath, se conozca esta transición. Evan Henshaw-Plath fue jefe de programación en Odeo, la empresa que dio origen y, más tarde, se convirtió en Twitter. En su opinión, una fuente directa de inspiración fue TXTMob, una herramienta desarrollada para activistas en ocasión de la Convención Nacional Republicana de Estados Unidos, en el 2004, para coordinar los esfuerzos de protesta a través de SMS.
Protesta 1.0
En el 2004, mientras Henshaw-Plath trabajaba en Odeo, fundó, junto con otros compañeros, un proyecto de línea burlesca en colaboración con TXTMob, una iniciativa de lo que él describe como «un grupo académico de artistas, bromistas, hackers y productores» que operaba bajo el ostentosamente serio nombre de Institute for Applied Autonomy (IAA). Anteriormente, los proyectos de este Instituto para la Autonomía Aplicada incluía pequeños robots grafiteros sobre ruedas que pintaban eslóganes en las calzadas durante las manifestaciones. También disponían de un robot con grandes ojos de muñeco que difundía textos subversivos entre quienes ignoraban a los no tan divertidos “panfleteros” humanos.
TXTMob era un intento más serio que estos proyectos anteriores: una táctica herramienta de coordinación de protestas. Con TXTMob, los usuarios podían intercambiar rápidamente mensajes de texto con usuarios de otros grandes grupos sobre concentraciones de protesta y actuaciones policiales.
Ayudante técnico antiglobalización
Evan Henshaw-Plath entendió la necesidad de esta herramienta con su propia experiencia. Durante los años previos a su trabajo en Odeo, había sido activista y había participado en manifestaciones. Pasó varios años viajando por el mundo: «principalmente como ayudante técnico del movimiento de antiglobalización». Pero no se quedó simplemente detrás de su ordenador, sino que fue deportado desde la República Checa tras la protesta durante la cumbre del Banco Mundial para el FMI, en el 2001.
«Era antes de la era de los smartphones», recuerda Evan Henshaw-Plath. «La gente llevaba radios y montaba estaciones pirata para comunicar cómo se desarrollaba la protesta en otras partes. También para movilizaciones masivas con decenas o cientos de miles de personas. Era muy difícil saber lo que estaba pasando».
En cuanto Evan, su compañero de Odeo Blaine Cook y algunos amigos descubrieron TXTMob, pensaron que era genial y, al mismo tiempo, muy mal redactado. Así, decidieron ayudar a reforzar la comunicación de TXTMob para que pudiera coordinar los grandes planes de protesta de IAA para la Convención Nacional Republicana del 2004.
El nacimiento de Twttr
En el 2006, cuando MySpace reinaba aún sobre el resto de redes sociales, y los amigos chateaban con MSM Messenger, una red social basada en mensajes de texto parecía intrigante. De modo que Evan Henshaw-Plath y sus compañeros de Odeo echaron un vistazo a TXTMob. Durante un día de lluvia de ideas, a Kack Dorsey y otros pocos se les ocurrió una idea prometedora: Twttr, el prototipo de Twitter sin vocales. Como TXTMob, Twttr era una red social y trabajaba únicamente con SMS. Sin embargo, al contrario que TXTMob, Jack Dorsey simplemente quería lanzarla para comunicar a los amigos lo que estaba sucediendo en el club al que pertenecían.
En lo que Evan Henshaw-Plath consideraba una «gran innovación», Jack Dorsey concibió la idea de la relación con los seguidores, lo que cambió radicalmente la dirección del flujo de información. «En lugar de decidir a quién enviar los mensajes, decides a quién escuchar. Así es como Twitter pudo ir escalando, es lo contrario de algo como la televisión».
Una nueva dinámica de poder
Para Henshaw-Plath, esa innovación era otra vía por la que Twitter expresaba los «valores principales» de sus fundadores, siendo uno de ellos la creencia en la importancia de los medios participantes. Esos mismos valores, explica, llevó a la idea de que todos los visitantes de la red social pudieran buscar y leer los mensajes, en lugar de restringir el acceso a otros usuarios o a los seguidores. También inspiraron la API abierta de Twitter, con la que los programadores podían crear y publicar aplicaciones para Twitter sin la requerida aprobación previa, como es habitual en Google y Facebook. Esta diferencia técnica puede parecer insignificante pero Evan Henshaw-Plath cree que conllevó una «dinámica de poder muy diferente».
El futuro de Twitter
Tan solo tres meses después de su invento, Henshaw-Plath abandonó Twitter, pensando que «no había nada en ella que indicara un idea que cambiara el mundo». Durante unos años estuvo «implicado periféricamente», con acceso a todos los servidores y al código de Twitter, ya que el web intentaba mantener su vertiginoso crecimiento.
Más tarde, vio cómo agonizaba la abertura inicial de Twitter a programadores y su sed de innovación. Twitter comenzó a imponer cada vez más restricciones en su política de API, impidiendo prácticamente, por ejemplo, aplicaciones que hubieran atraído a más de 100.000 usuarios.
Para Evan Henshaw-Plath, esta recesión es una consecuencia del hecho de que ningún miembro del equipo inicial de Twitter se dedica en el día a día de la empresa. «Si eres fundador, es como si fuera tu hijo. Estás dispuesto a hacer cambios más radicales porque estás vinculado a aquella visión original».
Sin embargo, aunque Twitter ya no fuerce sus límites del modo en que lo harían algunos de sus fundadores, Henshaw-Plath cree que sus orígenes activistas nunca desaparecerán. «La mayor parte permanecerá, lleva su código arraigado».