El tribunal ha cancelado el plan, que tenía como objetivo convertir el sitio histórico de Taksim en un monumento al Imperio Otomano, porque no se consultó a la «población local» sobre el proyecto.
Según la corte, los planes para remodelar la plaza violan normas de «conservación», dado que habrían implicado el corte de árboles y la eliminación del aledaño parque Gezi.
La decisión del Gobierno turco de reurbanizar Taksim, así como la construcción de un centro comercial cerca de la plaza, desató en todo el país manifestaciones pacíficas que luego se convirtieron en protestas a gran escala contra el autoritarismo de Erdogan.
Como consecuencia de la represión de estas protestas, varias personas, entre ellas un policía, perdieron la vida y otras 7 500 resultaron heridas, además de producirse centenares de detenciones.