Más de 200 personas murieron y unas 4.000 resultaron heridas en enfrentamientos en la madrugada entre seguidores y detractores del derrocado presidente Mursi y la policía en Nasr City, según cifras de la Hermandad Musulmana.
«Estamos trabajando para acabar con las protestas, nos estamos coordinando para elegir el momento y la manera adecuada de hacerlo. No voy a decir que será mañana, pero ocurrirá muy pronto», afirmó hoy el ministro egipcio del Interior, Mohamed Ibrahim en una conferencia de prensa televisada y reproducida por la agencia EFE.
Ibrahim hizo estas declaraciones después de que más de 200 personas murieran en choques con la policía cerca de Rabaa al Adaweya, según apareció en la web de los Hermanos Musulmanes. Por ahora, las autoridades confirmaron 38 fallecidos en los disturbios, aunque aclararon que sólo contaron los ingresados en hospitales gubernamentales, por lo que no incluyen a los que se encuentran en la zona del acampe.
Por su parte la agencia oficial egipcia de noticias MENA, reveló que la cantidad de muertos era de 75 personas.
Aunque inicialmente los Hermanos Musulmanes hablaron de 200 muertos y 4.000 heridos, finalmente el portavoz de la Hermandad, Ahmed Aref, redujo la cifra a 66 muertos y 700 heridos, en tanto desde el Ministerio de Salud se reconoció la muerte de 38 manifestantes y 500 heridos.
Aref no descartó que el número de fallecidos aumente, ya que hay 61 personas en estado de muerte clínica en los hospitales.
El titular del Interior señaló que la preparación es importante para que no haya muchos daños durante la operación en las zonas donde están acampados los islamistas, la plaza de Rabaa al Adaweya, en el distrito de Nasr City, y en la del Nahda, en Giza.
Ibrahim agregó que la policía detuvo a al menos a 73 personas, algunas de ellas armadas, en esos choques, que se iniciaron en la pasada y acabaron esta mañana.
El ministro insistió en que fueron los seguidores de Mursi quienes comenzaron las agresiones con el lanzamiento de piedras y el disparo de perdigones a los agentes, que intentaron evitar que bloquearan el puente de 6 de octubre, a su paso por Nasr City.
Para el ministro, la Hermandad está utilizando los sucesos de violencia para obtener un rédito político.
Todavía quedan restos de la batalla campal en los alrededores de la plaza, donde los manifestantes levantaron barreras con bloques de piedra para impedir el acceso de las fuerzas del Ministerio del Interior, que amenazaron con desmantelar «muy pronto» la protesta.
Llegar hasta la plaza desde el llamado camino de Nasr, donde ayer se produjeron los disturbios, es toda una carrera de obstáculos, tal y como constató EFE.
Decenas de agentes, apoyados por vehículos blindados y excavadoras, están apostados bajo el puente 6 de Octubre, donde piden la documentación, visiblemente nerviosos, a todo aquel que pasa por la zona, sin perder de vista a los islamistas, que están más adelante.
Camino a Rabaa al Adaweya, los manifestantes levantaron barreras de dos metros de altura por uno de ancho a lo largo del camino Nasr con los adoquines que arrancaron de la calle.
Una decena de coches y motocicletas calcinados siguen en la calzada, sin que nadie los haya retirado.
El suelo está lleno de zapatos, restos de comida y charcos de sangre, en torno a los cuales los manifestantes depositaron flores y piedras, en homenaje a las víctimas.
Junto a uno de ellos puede leerse el siguiente mensaje pintado: «Esta es la gasolina de la victoria», en referencia a la sangre.
En cuanto a Mursi, contra quien un juez dictó ayer prisión preventiva por quince días por su supuesta implicancia en asesinatos y secuestros, entre otros cargos, Ibrahim señaló que será el tribunal quien decida en qué prisión va a ingresar.
Consultado por cuál sería la prisión que acogería al ex mandatario, Ibrahim no descartó que pueda ser la cárcel de Tora, donde están recluidos varios líderes de los Hermanos Musulmanes y el antecesor de Mursi, el ex presidente Hosni Mubarak.
Frente a este escenario, Europa expresó hoy su rechazo al uso de la fuerza contra los islamistas en Egipto y pidió la liberación del derrocado presidente Mohamed Mursi, mientras que Estados Unidos manifestó que no es su obligación determinar si hubo un golpe de Estado sino que lo importante son «las quejas» de los egipcios.
La portavoz del Departamento de Estado nortemericano, Jen Psaki, sostuvo que el gobierno estadounidense no se pronunciará sobre la naturaleza del golpe de Estado contra Mursi ya que hacerlo no es de «interés nacional».
Sin embargo, Europa expresó hoy su rechazo al uso de la fuerza contra los islamistas en Egipto y pidió la liberación del derrocado presidente Mohamed Mursi, así lo hicieron Francia, Alemania, el Reino Unido, España e Italia y la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, que lamentó las muertes producidas en los choques de las últimas horas en El Cairo y pidió a las autoridades interinas que garanticen manifestaciones «pacíficas y ordenadas».
Ayer miles de manifestantes acudieron al caer la tarde a la plaza Tahrir de El Cairo en respuesta al llamado del jefe del Ejército, Abdel Fatah al Sisi, quien pidió a los ciudadanos salir a la calle para apoyar a las fuerzas del orden «en su lucha contra la violencia».
En tanto, la Hermandad Musulmana -agrupación a la que pertenece Mursi- denunció que Al Sisi está llamando a «una guerra civil» y junto a otros grupos islamistas, convocó para ayer a una protesta y prometió que las manifestaciones continuarán hasta que le restituyan el poder a presidente derrocado.
En las últimas semanas, Egipto fue escenario de enfrentamientos entre seguidores y opositores del presidente Mursi, quien el 3 de julio fue derrocado por un golpe de Estado impulsado por el Ejército y grupos de civiles que se manifestaron en las calles egipcias para pedir la renuncia del mandatario y la celebración de elecciones anticipadas.