El Ejército egipcio, con un historial de represión en 2011, vuelve a tener la llave del poder en Egipto
El jefe de las Fuerzas Armadas, ejecutor del golpe contra Morsi, justificó en 2011 los exámenes de virginidad a mujeres manifestantes
La detención de los líderes de los Hermanos Musulmanes y el cierre de sus medios afines hace sonar la alarma entre organizaciones defensoras de los derechos humanos
Por Olga Rodríguez para elDiario.es
El Ejército
1.- El Ejército egipcio secuestró la revuelta de 2011 tras la caída del dictador Hosni Mubarak, y así lo denunciaron diversos movimientos que habían impulsado las protestas contra el régimen. Durante su mandato en 2011, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (SCAF) amparó la tortura, la persecución de manifestantes y los juicios militares contra civiles.
2.- El actual jefe del Ejército e impulsor del golpe contra Morsi, Abdel Fatah Al Sisi, fue integrante del SCAF. En 2011 justificó los «exámenes de virginidad» practicados por militares a mujeres manifestantes. En esos exámenes se inspeccionaba la vagina de las jóvenes sin su consentimiento. Al Sisi dijo que se realizaban «para proteger a las chicas de violaciones, y a los soldados de las acusaciones de violación”.
3.- Desde que en 1952 la llamada revolución de los Oficiales Libres derrocó la monarquía y tomó el poder, los militares han gobernado Egipto y acumulado privilegios. A partir de 1970, con la muerte de Nasser y la ascensión de Anwar el Sadat como presidente, el país se aproximó a Estados Unidos.
Así, en 1979 Egipto e Israel firmaron los acuerdos de paz de Camp David, impulsados por Washington. Desde entonces el Ejército egipcio ha actuado como garante de esos acuerdos. A cambio, EE.UU. recompensa a los militares con 1.300 millones de dólares al año. Es la segunda mayor ayuda que Washington ofrece a un Ejército en el mundo. La primera es la que destina a las fuerzas armadas israelíes.
Además, el Ejército egipcio controla sectores clave de la economía. Se calcula que sus empresas, en algunos casos concedidas a los generales por el propio Mubarak, representan el 30% del PIB del país.
Los Hermanos Musulmanes
4.-Los Hermanos Musulmanes no impulsaron las revueltas de 2011, aunque se aprovecharon de ellas, al igual que lo hizo el Ejército. Una vez en el poder, el gobierno de Morsi dio la espalda al diálogo con otras fuerzas e impuso una Constitución a su medida, arrinconando a otros sectores políticos importantes.
5.- Sus posturas profundamente conservadoras en lo relativo a los derechos civiles y en temas sociales redujo sus apoyos entre la clase media urbana, que en un primer momento había visto a los Hermanos como un mal menor y preferible a una “República militar”.
Además, durante este año ha empeorado la ya maltrecha situación económica heredada del régimen anterior. El 40% de la población vive con menos de dos dólares al día, los servicios públicos están desatendidos, hay cortes de luz, desabastecimiento de combustible, falta de agua potable.
6.- El Egipto de Mohamed Morsi recibió importantes ayudas económicas de Qatar. De hecho este pequeño pero influyente país del Golfo ha sido el principal soporte del gobierno egipcio este año.
El gobierno egipcio mantenía negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para cerrar un préstamo de 4.800 millones de dólares, a cambio de duros ajustes sociales, como la “racionalización de los subsidios”. El acuerdo se pospuso en varias ocasiones, aunque en mayo el gobierno egipcio aseguró que estaba a punto de cerrarse.
En materia de política exterior, Morsi quiso aparentar cierta autonomía en comparación con sus predecesores. No fue casualidad que eligiera China e Irán como destinos para su primer viaje oficial como presidente del gobierno, algo que fue visto con malos ojos en algunas cancillerías occidentales.
Con respecto a Israel, Morsi no amenazó públicamente con romper los acuerdos de paz de Camp David. Lo que sí hizo fue intentar revalorizar el precio de esos acuerdos y ejercer como mediador en la negociación del alto el fuego en Gaza el pasado noviembre. La postura de la Hermandad, muy crítica con la ocupación ilegal israelí de los territorios palestinos, ha sido motivo de preocupación en Israel, gran aliado de Washington en la region.
Tras la caída de Morsi
7.- El gobierno de Morsi no ha sido expulsado por la vía electoral o parlamentaria, sino por la militar, a través de unas Fuerzas Armadas sin tradición democrática. Los arrestos de decenas de líderes de la Hermandad y el cierre de medios de comunicación afines podrían provocar un clima de confrontación mayor en la sociedad egipcia.
Las detenciones de integrantes de la organización islámica han sido ya condenadas por diversos defensores de los derechos humanos en Egipto:
«Estas medidas nos hacen retroceder a la oscura época de Mubarak, cuando se prohibían partidos políticos y los Hermanos eran arrestados en masa», ha advertido Heba Morayef, directora de Human Rights Watch en Egipto.
8.- El golpe de Estado ha contado con el respaldo del Frente 30 de Junio, con personalidades como Mohamed El Baradei, que ha apoyado el arresto de los líderes de la Hermandad. Esta amalgama de grupos de oposición, junto con el jefe de las Fuerzas Armadas, será la que por el momento marcará el camino político de la ‘transición’. La enorme heterogeneidad de este frente común puede generar problemas y discrepancias, en las que jugaría con ventaja el actor más fuerte: el Ejército.
9.- Que Morsi haya caído no significa que la Hermandad vaya a desaparecer. Los Hermanos Musulmanes, surgidos a finales de los años veinte del siglo pasado, sobrevivieron a décadas de ilegalización y de persecución contra sus integrantes. De hecho se ganaron simpatías entre determinados sectores de la población precisamente por ser una organización prohibida y censurada.
A la vista de los últimos arrestos de algunos de sus líderes, es lícito preguntarse si los artífices del golpe permitirán a los Hermanos presentarse a las elecciones o si se regresará a una escenificación democrática artificial, con restricciones a determinadas agrupaciones políticas.
Reacciones internacionales
10.– Barack Obama ha mostrado su “profunda preocupación” pero no ha condenado el golpe de Estado, y de hecho ha evitado emplear esa expresión. Ha pedido al Ejército que devuelva el poder a un gobierno civil, sin referirse al gobierno civil existente hasta ahora. Tampoco ha habido condena firme de la Unión Europea.
En Oriente Medio la mayoría de los países han felicitado al presidente egipcio interino. Mención especial merece la Siria de Bachar el Assad, que ha calificado de “gran logro” la caída de la organización islámica.
Qatar, tradicionalmente aliado de los Hermanos Musulmanes, ya ha dicho que da la bienvenida al nuevo Egipto. Lo ha hecho a través de su nuevo emir, que asumió el poder en Qatar hace tan solo semana y media.
El pueblo egipcio
11.- Se está diciendo que ha sido el pueblo el que, tras 3 días de grandes movilizaciones, ha derrocado al gobierno de Morsi. Las multitudinarias manifestaciones han sido clave. Millones de personas, entre ellas buena parte de la izquierda egipcia, han pedido el fin de los Hermanos Musulmanes en el poder.
Pero lo cierto es que el Ejército entró en escena para asumir el protagonismo y tomar el mando. Puso los tanques en la calle, arrestó al presidente y a decenas de integrantes clave de la Hermandad, cerró canales de televisión cercanos a la organización islámica y se ha erigido en un representante fundamental del Frente 30 de Junio. Es decir, ejecutó un golpe de Estado y, para legitimarlo, dijo que era un golpe ‘democrático’.
La ‘transición’ está atada, y prueba de ello es que, a diferencia de 2011, la policía no ha actuado contra los manifestantes. Los generales vuelven a tener la llave del poder en Egipto, al menos de momento.
Como ha dicho el activista y cineasta egipcio Philip Rizk, uno de los fundadores del colectivo audiovisual Mosireen (surgido al calor de las revueltas de 2011), estamos ante “la contrarrevolución de la revolución del 30 de junio de 2013, que ha derrocado a la contrarrevolución de la revolución del 25 de enero de 2011”.