Europa expresó hoy su rechazo al uso de la fuerza contra los islamistas en Egipto y pidió la liberación del derrocado presidente Mohamed Mursi, mientras que Estados Unidos manifestó que no es su obligación determinar si hubo un golpe de Estado sino que lo importante son «las quejas» de los egipcios.
La portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, sostuvo que el gobierno estadounidense no se pronunciará sobre la naturaleza del golpe de Estado contra Mursi ya que hacerlo no es de «interés nacional».
«No necesitamos determinarlo, no necesitamos hacer una declaración pública sobre si fue un golpe de Estado o no», expresó Psaki al tiempo que desmintió «cualquier idea de que nos hayamos saltado la ley».
La vocera del departamento de Estado consideró que «millones de egipcios» que tenían «quejas legítimas expresaron su preocupación con la forma de gobernar excluyente del presidente Mursi y demandaron un nuevo gobierno, más inclusivo, representativo y receptivo», argumentó.
Psaki agregó que creen «que el continuo suministro de ayuda a Egipto es importante para nuestra meta de promover una transición responsable a un gobierno democrático y esto es congruente con nuestros intereses de seguridad nacional», remarcó la portavoz citada por la agencia de noticias Europa Press.
Por su parte, Francia instó a todas las partes implicadas en el conflicto en Egipto, «especialmente al Ejército», a mostrar «calma».
«Hay que hacer todo lo posible para evitar una escalada de violencia», indicó un vocero de la cancillería francesa, tras los enfrentamientos registrados entre manifestantes y las fuerzas de seguridad en Egipto que dejaron un saldo de más de 200 muertos y 4.000 heridos, según cifras de los Hermanos Musulmanes.
París consideró que las partes involucradas deben buscar «un compromiso para que surja pacíficamente una solución política y que se organicen en el más breve plazo posible las elecciones», tal como lo prometieron las autoridades de facto cuando tomaron el poder el 3 de julio último.
En tanto Londres también expresó su descontento por la violencia y el uso de la fuerza contra los manifestantes islamistas que piden el retorno al poder de Mursi.
«Estoy profundamente preocupado por los acontecimientos ocurridos en Egipto y condeno el uso de la fuerza contra los manifestantes, que ha llevado a la pérdida de vidas», afirmó el canciller británico, William Hague citado por la agencia de noticias EFE.
Hague pidió a las autoridades de facto egipcias «que respeten el derecho a la protesta pacífica, detengan el uso de la violencia contra los manifestantes, incluidos los disparos, y procesen a los responsables».
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, también lamentó las muertes producidas en los choques de las últimas horas en El Cairo y pidió a las autoridades interinas que garanticen manifestaciones «pacíficas y ordenadas».
Los Hermanos Musulmanes reportaron la muerte de al menos 200 personas y de unos 4.000 heridos, citando a fuentes del hospital de campaña de Rabaa al Adaweya, ubicado en el distrito de Nasr City, donde los islamistas mantienen sus protestas.
En tanto, el Ministerio de Salud registró 38 muertos y 180 heridos, aunque aclaró que sólo contabiliza las víctimas ingresadas a los centros de salud dependientes del gobierno, con lo cual no está incluido el hospital de Rabaa al Adaweya.