Esta vez me metí con un clásico. Estoy buscando problemas…
Por primera vez estoy a punto de escribir un status story del cual no estoy para nada orgulloso. Voy a ser cínico, blasfematorio, casi como si iría a criticar a Dios o a la democracia. Voy a hablar de ET. Sí, aquella película de 1982 realizada por Steven Spielberg. Todo el mundo la ha visto, ¿no? Bella historia de amistad, amor, entre un niño y un extraterrestre simpático. ¿Cuál es mi problema? Sólo que hace unos días volví a verla junto a mis hijas y me di cuenta que sentía por ET un afecto similar al que sentimos por un niño o mejor dicho, un peluche. Y creo que lo mismo le debe suceder a todo el mundo, y visiblemente a los personajes de la película también. Ahora pensemos un poco, ET tiene que ser en realidad un adulto ya que es poco probable, incluso en un planeta que se encuentre a años luz del nuestro, que envíen a un niño en una nave espacial para explorar nuevos mundos. Y aquí es donde todo cambia. Sí, ya sé, me van a hablar de “Sexto sentido”, “El asesino perfecto” y otras películas por el estilo. Pero hay algo que va más allá de una simple relación adulto-niño. ¿Se trata realmente de una relación inocente entre un adulto algo infantil venido de otro planeta y un niño bastante maduro como para comprender que en este mundo los únicos que valen la pena son los extraterrestres? El niño, Eliot, hace todo para que ET se sienta cómodo, lo recibe bien, lo alimenta, lo cura. ¿Pero ET? Aparenta ser muy sensible mas a lo largo de todo el film está obsesionado con una sola cosa: llamar a su casa. Bastante monotemático y hasta egoísta.
¿Acaso no se trata de un mensaje maquiavélico de la extrema derecha? “¿Pero qué te pasa? Al contrario, ¡es toda una oda a la integración de los extranjeros!”, me van a decir. Pero este extranjero, ¿qué es lo que quiere? ¡Que se ocupen de él sólo para poder retornar a su hogar! Y este es el mensaje que nos deja la película, detrás de las lágrimas y la bella música: ayuden a los extranjeros, arriesguen sus vidas por ellos. ¡Van a usar vuestros recursos y luego volverán a su país!
Está bien. Me detengo aquí. No me miren así. Yo también lloré al final.
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