El soldado norteamericano Bradley Manning, acusado de entregar a Wikileaks cientos de miles de documentos clasificados, comenzó a ser juzgado hoy, mediante un proceso militar sin precedentes, por la mayor filtración de información confidencial de la historia de Estados Unidos.
Manning fue detenido en 2010 cuando era analista de inteligencia en Irak acusado de suministrar archivos militares secretos, cables diplomáticos y videos de combates a la organización WikiLeaks, lo que supuso la mayor filtración jamás sufrida por la potencia norteamericana, ya que involucró cerca de 700.000 documentos.
Hoy, vestido con uniforme militar, el joven de 25 años se presentó ante una corte en el complejo militar de Fort Meade, en el estado de Maryland, donde escuchó, rodeado de su equipo de abogados, la acusación de la Fiscalía, al inicio de un juicio que durará hasta 12 semanas y que involucrará a cientos de testigos.
El capitán Joe Morrow, del equipo de fiscales militares, afirmó que el soldado filtró la información secreta de manera sistemática y que era consciente de que el enemigo podría usarla.
«No es un caso sobre la filtración de unos pocos documentos, es un caso sobre un soldado que sistemáticamente obtuvo centenares de miles de documentos clasificados y los puso en internet, arriesgando la vida de soldados», dijo Morrow.
Durante su alegato inicial, el fiscal también afirmó que Manning, que tenía 22 años cuando -como él mismo confesó- filtró cientos de miles de documentos militares y diplomáticos, se comunicó de forma directa con el fundador de WikiLeaks, el australiano Julian Assange, en relación con los datos liberados.
Según el fiscal militar, Manning además no respetó a sus superiores, violó el juramento que hizo como analista de inteligencia acerca de no revelar secretos e ignoró el peligro que creó al filtrar los datos.
Al joven soldado se le acusa, entre más de 20 cargos, de «ayudar al enemigo» y, de ser declarado culpable, podría recibir cadena perpetua, ya que la Fiscalía decidió desde un primer momento renunciar a la posibilidad de una condena a muerte como la que prevé la gravedad de las acusaciones que pesan sobre Manning.
Por su parte, en su primera declaración ante la corte marcial, el abogado David Coombs, jefe de la defensa civil de Manning, destacó la juventud y «la buena intención» de su defendido al hacer pública la información secreta.
Frente a la jueza Denise Lind, el letrado destacó que el soldado sufría una gran presión en Irak, lo excusó al asegurar que mantenía «luchas internas» por su homosexualidad, y remarcó que su única intención era «salvar vidas» y «hacer del mundo un lugar mejor», informó la agencia de noticias EFE.
Asimismo, Coombs negó que Manning tuviera intención de ayudar al enemigo, el cargo más grave al que se enfrenta.
El letrado aseguró que Manning «era ingenuo, joven, pero con buenas intenciones» y que sólo quería hacer ver a la opinión pública estadounidense los horrores de la guerra.
Según el abogado, el soldado eligió la información que podría ser menos lesiva para la seguridad nacional y que contribuiría en casos polémicos que ya estaban en los medios.
Coombs argumentó que los cables del Departamento de Estado norteamericano ya estaban disponibles para un gran número de miembros con acceso privilegiado a las bases de datos del gobierno, mientras que el video de un ataque aéreo en Irak en el que fallecieron dos periodistas de Reuters había sido solicitado al gobierno estadounidense por la agencia de noticias.
En febrero pasado, en una audiencia previa, el soldado se declaró culpable de 10 de los 22 cargos que pesan sobre él, pero no del ayudar al enemigo.
Sin embargo, la fiscalía insiste en que responda por todas las acusaciones.
Antes del inicio del juicio, Manning ya admitió que extrajo cientos de miles de documentos confidenciales durante la misión que cumplió en Irak y que se los hizo llegar a Wikileaks.
En una declaración que leyó en la audiencia de febrero, afirmó que su objetivo con las filtraciones era «provocar un debate interno sobre el papel de la política militar y exterior» de Estados Unidos.
Asimismo, dijo que estaba convencido de que los documentos revelados «no dañarían a Estados Unidos, pero sí serían embarazosos».
Una de las cuestiones clave del caso es demostrar si la información filtrada realmente dañó la seguridad la seguridad nacional estadounidense, tal como afirma la Fiscalía, o no, como considera la defensa de Manning y sus seguidores.
El sábado, partidarios de Manning celebraron una multitudinaria protesta frente a Fort Meade en apoyo del joven soldado.