Pancartas y declamaciones llamaron la atención de los peatones en su paseo sabatino denunciando el negociado mundial con los alimentos transgénicos: “Monsanto, Piñera, la misma billetera”
Esta segunda convocatoria la encontré espectacular, declaró uno de los manifestantes en pleno centro capitalino el pasado 25 de mayo: “ahora las redes sociales nos ayudaron a organizarnos mejor, asistió muchísima gente y el público mostró mucho interés al preguntarse quien es Monsanto, esa es la idea de esta movilización, informarse sobre lo que ocurre con los transgénicos”.
“Monsanto es una empresa de origen norteamericano – agrega el activista – en sus inicios fue del rubro químico, en este minuto es una empresa multinacional agro química, su negocio son las semillas, los pesticidas y la transgénica, la cual consiste en crear una semilla en particular y patentarla, el problema radica en que estas semillas transgénicas generan contaminación en las semilla orgánica, pero si yo poseo derechos de autor sobre la transgénica, y además infecto tus semilla orgánicas, ahora tu semilla orgánica es transgénica y es de m i propiedad, y tienes que pagarme por eso”.
Cómo asumir un rol consiente en la sociedad es el desafío para el futuro:” No hay nada más importante que informarse, obviamente existen políticas de estado que juegan en contra en muchos sentidos, pero además es un negocio donde corre mucho dinero, esto es muy similar al narcotráfico, pero si la gente se informa la situación puede cambiar, cada semilla que tu dejas de sembrar le da el poder a este imperio”.
En cuanto al rol desempeñado por las autoridades chilenas, el entrevistado develó que “lamentablemente nada, es al revés, gobiernan los empresarios y la máscara de esto son los políticos, yo prefiero tener esperanza, puede que no se de mucho cambio, prefiero tratar de cambiar la situación informando sobre lo que ocurre mediante la movilización, siempre es un camino, por ejemplo tú puedes enviar una carta al Ministerio de Salud informando que no estas de acuerdo con la transgenia, pero si ven a miles de personas diciendo lo mismo el escenario cambia».
Juan Carlos Cartagena