Miles de personas de 52 países del mundo participaron ayer sábado 25 de mayo en una marcha contra las semillas transgénicas de Monsanto. El mundo se opone a los excesos de la compañía biotecnológica contra la naturaleza, los agricultores y los consumidores.
Este sábado el clamor contra el consorcio Monsanto se extendió por 52 países. Gustavo Duch, editor de la revista ‘Soberanía Alimentaria’, cree que las empresas de transgénicos tienen los días contados pese a que los gobiernos intenten salvarlas.
Cientos de miles de personas salieron ayer sábado a las calles en diferentes partes del mundo para protestar contra la empresa estadounidense Monsanto y otras similares que fabrican productos genéticamente modificados.
Chile se unió a la protesta contra el gigante agrícola con marchas y otros actos convocados en Santiago y otras ciudades. El organizador local de la ‘Marcha contra Monsanto’, Tami Monroe Canal, dijo a ‘The Santiago Times’, que lanzó el movimiento para proteger a sus dos hijas pequeñas. “Como padre, yo no puedo esperar y no hacer nada para proteger a mis hijas. Me preocupo por su futuro, por su salud, su longevidad y su fertilidad”, afirmó.
ETIQUETADO DE TRANSGÉNICOS
Muchos estudios de reciente aparición denuncian el daño que para la salud humana conlleva el consumo de productos con GMO (genéticamente modificados) y sus efectos a largo plazo. El hecho de que la ley no obligue siquiera a etiquetar los productos transgénicos indigna a la sociedad. Otro factor que provoca la ira popular es el hecho de que el monopolio Monsanto asfixie la agricultura.
En los años 60 Monsanto fue uno de los principales productores del Agente Naranja utilizado como defoliante por el ejército estadounidense en la Guerra de Vietnam. Según algunas estimaciones, las víctimas de esta sustancia ascienden a casi 5 millones de personas y la población todavía sufre las consecuencias.
LOS DÍAS CONTADOS
Gustavo Duch, editor de la revista Soberanía Alimentaria, está convencido de que Monsanto y otras empresas como ésta ya tienen sus días contados. “Hoy en día las grandes multinacionales agrícolas, como en cualquier otro sector, están controladas por muy pocas manos”, denuncia el experto, que recuerda que estas empresas, “en algunos casos superempresas familiares” -aclara- son en gran medida “instrumentos al servicio de los grandes capitales financieros que hambreando el plantea ingieren grandes sumas de dinero para engordar sus cuentas corrientes”.
“La crisis capitalista está colapsando el sistema y en este colapso empresas como Monsanto y otras perecerán literalmente”, comenta el editor.
“Los Gobiernos actuales, títeres de estas grandes corporaciones van a hacer todos los esfuerzos y van a intentar proteger estas empresas. Hay datos objetivos de que el supuesto progreso capitalista nos lleva al colapso y, por lo tanto, es indudable que estas grandes empresas también llegarán a su fin”, dijo.
BLOQUEO INFORMATIVO
El grupo de piratas informáticos Anonymous llama a la sociedad a través de su cuenta en Twitter (@YourAnonNews) a no “alimentar a sus hijos con la basura de los productos modificados genéticamente” de las compañías biotecnológicas. Ciudades grandes del Reino Unido como Londres, Bristol, Glasgow, Manchester, Douglas, Torquay y Nottingham se han unido a la iniciativa.
Los activistas denuncian el bloqueo informativo por parte de algunos medios de la cobertura de las marchas contra Monsanto.
Una de las organizadoras del evento en Brisbane, Sarah Saunders, dijo que está liderando la marcha para “ayudar a proteger la salud de mis hijos. Los efectos en la salud de los GMO a largo plazo son un tema de debate y no quiero que mis hijos se conviertan en conejillos de indias”, enfatizó.
Por otro lado, cientos de personas se han reunido en la ciudad australiana de Brisbane para participar en la protesta mundial contra Monsanto. Uno de los activistas del movimiento contra Monsanto, Nick Bernabe, dijo a RT que las políticas de Monsanto, entre otros problemas, causan “una epidemia de suicidios entre los agricultores” en diferentes partes del mundo, por ejemplo en la India.
“Monsanto les vendió una especie de semilla que les prometía obtener buena cosecha, pero al final resultó que esas semillas no llenaron la esperanza. Esto llevó a muchos agricultores de la India a la pobreza absoluta, lo que provocó los suicidios en masa”, comentó.
Bernabe explicó que los activistas buscan propagar el llamamiento. “Queremos empezar la lucha desde el principio”, aseguró.
En víspera de la protesta mundial contra los GMO (siglas en inglés de organismos genéticamente modificados), el Senado de EE.UU. rechazó por amplia mayoría un proyecto de ley que permitiría a los estados decidir etiquetar o no los productos genéticamente modificados.
Los opositores de la idea de etiquetar los alimentos esgrimieron que hasta la aparición de las conclusiones científicas de la Agencia de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés), no se adoptará la medida.