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El incremento de la demanda de agua dulce en la provincia de Neuquén para la explotación de petróleo y gas amenaza cuatro aspectos fundamentales para la seguridad humana: la salud humana, el equilibrio de lo ecosistemas, la producción de alimentos y la estabilidad social.
El agua en Neuquén
Los niveles de hidrocarburos en el agua que toma la gente en muchas partes de esta provincia son alarmantes. En un sector de Loma de la Lata, por ejemplo, la cifra es de 150 microgramos por litro. “Después de analizar distintas muestras en superficie y en napas subterráneas, la División de Delitos Ambientales de la Policía Federal y el Laboratorio de Toxicología y Química Legal de la Corte Suprema de Justicia de la Nación determinaron que los 4000 habitantes del «Desierto de Añelo», como se lo conoce, presentan medidas alarmantes de mercurio, cromo y plomo en la sangre, y que el agua de los Lagos Barreales (uno de los tres del complejo Chocón-Cerro Colorado) y Marimenuco, de donde sale el agua «supuestamente potable» para la ciudad de Neuquén y el área del Valle de Río Negro, están contaminados 500 veces más de lo permitido para uso recreativo”.
Así nos informó el Presidente de la Asociación de Superficiarios de la Patagonia (ASSUPA), durante el Tour-Tóxico organizado por el “2do. Parlamento por el Agua”, realizado recientemente en la provincia de Neuquén.
Importancia del agua subterránea
Actualmente el agua dulce se ha convertido en un recurso escaso, incluso en aquellos países que tienen ríos y climas templados.
El agua subterránea es la principal fuente de agua potable en el mundo; sin embargo, se debe tener en cuenta el balance del ciclo hidrológico para su mejor aprovechamiento y conservación, así como las consecuencias ambientales y sociales que acarrea la explotación de los acuíferos.
Estos acuíferos son altamente vulnerables, de modo que su explotación puede tener efectos perjudiciales tales como el agotamiento de manantiales, la desaparición de lagos y humedales, la pérdida de vegetación y la disminución de la disponibilidad debido a la contaminación del agua.
Fractura hidráulica «fracking»
La fractura hidráulica, o fracking, consiste en romper las rocas que albergan los hidrocarburos (gas o petróleo) mediante la inyección a alta presión de un compuesto de agua (99,5%), arena y productos químicos a gran profundidad para liberarlos y luego bombearlos a la superficie.
Para efectuar estos pozos extractivos, se utiliza muchísima agua, por ello se sitúan sobre los acuíferos que podrían verse contaminados de manera irreversible con un grave riesgo para la salud humana y animal, además de los impactos ambientales que se provocan.
Actualmente se saca agua del río Neuquén y del lago Los Barreales, llevándola con camiones para realizar cada perforación de estos pozos no convencionales «fracking», inyectando al subsuelo aproximadamente entre 4 a 19 millones de litros de agua dulce y en algunos casos se debe reinyectar una cantidad similar para volver a estimular la perforación.
El agua que vuelve, entre un 30 a un 80%, no puede ser reutilizada sin antes hacerle un costoso proceso previo.
Los químicos
Las empresas que realizan fracking, están inyectando millones de litros de agua dulce con productos que contienen sustancias químicas potencialmente peligrosas, incluyendo carcinógenos conocidos.
En general, las empresas utilizan más de 2.500 productos de fracturación hidráulica que contienen 750 productos químicos diferentes y otros componentes extremadamente tóxicos, como el benceno y el plomo.
Los compuestos BTEX – benceno, tolueno, xileno y etilbenceno – SDWA son contaminantes y contaminantes peligrosos del aire.
Científicos de la Universidad Pública Stony Brook en Nueva York -USA- han encontrado que la eliminación de aguas residuales contaminadas de fracturación hidráulica – comúnmente conocida como «fracking» – (pozos de producción de petróleo o gas natural) presenta riesgos potenciales de importante contaminación en los ríos y otras fuentes de agua natural.
50 expertos contra el fracking
50 profesores e investigadores universitarios, en su mayoría especialistas en geología e hidrogeología, han formulado un documento de alegaciones contra la extracción de gas y petróleo mediante la fractura hidráulica.
En el documento exponen que la fractura hidráulica “Es una técnica muy agresiva de explotación de hidrocarburos no convencionales (…) cuyo elevado impacto medioambiental ha sido puesto de manifiesto en recientes informes encargados o elaborados por instituciones europeas o prestigiosos centros de investigación como el Tyndall Centre, Universidad de Manchester (http://es.scribd.com/doc/55017665/The-Tyndall-Report-on-Fracking ), incluso organismos de la administración americana como la US Government Accountability Office”.
Alertan que “La fractura hidráulica puede contaminar el subsuelo por la acción de aditivos químicos nocivos, muchos de los cuáles no se dan a conocer al pesar sobre ellos la protección de patentes industriales. Estos químicos producirían la contaminación directa del agua subterránea, aguas superficiales, abastecimientos urbanos y agropecuarios” certifican los expertos. Por otra parte inciden en el difícil tratamiento medioambiental de estas aguas contaminadas, que también pueden llegar a contaminar el aire.
Conclusión
El Dr. Fatih Birol, Economista Jefe de la Agencia Internacional de la Energía- AIE aseguró que “La industria del gas de esquisto o fracking no se decidirá por las mejores prácticas, sino por las peores prácticas”.
El gas de esquisto es otro combustible fósil de alto contenido en carbono. Es hora de desarrollar un sistema energético más seguro y más limpio.