Eso lo ha dado a conocer un reciente estudio, llevado a cabo por un grupo de nueve investigadores estadounidenses, quienes indagaron si Washington sería capaz de mantener su statu quo en la zona.
Los resultados de la investigación, publicada por la Fundación Carnegie para la Paz Internacional (Carnegie Endowment for International Peace), revelan que las capacidades militares de China en las próximas dos décadas alcanzarán a EE.UU., hasta que podrán fabricar portaaviones y aviones de combate de tipo furtivo.
«¿Mantendrá EE.UU. su liderazgo de los últimos 60 años en la zona? El propio país dice que sí, pero todavía no es muy claro si es realmente así», indicó uno de los autores del nuevo estudio, Michael D. Swaine, experto en política china de defensa.
A juicio de los especialistas, la interdependencia económica entre Washington y Pekín, probablemente impide que China recurra a la fuerza militar y provoque un conflicto armado para echar a EE.UU. de la región.
Según el informe, Japón será la mayor víctima de un cambio del equilibrio estratégico en la región, pues durante mucho tiempo la potencia económica asiática ha debido su seguridad a su alianza con EE.UU.
Los expertos creen que Japón podría estrechar aún más sus lazos con Washington para responder al creciente poder de China, al igual que lo hizo recientemente durante la tensión sobre las islas cuya soberanía se disputan las dos naciones asiáticas.
El resultado más probable de esta ‘carrera de armamentos’ , concluye el informe, será un ‘equilibrio frágil’ en toda la región, algo que supone la continuación de la situación actual, en la que la hegemonía estadounidense se debilita gradualmente como consecuencia del incremento de capacidades militares chinas, así como por la creciente disposición del país asiático a promover sus intereses.