Santiago, 13 de mayo de 2013
Señor Awad:
Nos dirigirnos a usted para expresar nuestro malestar por las desafortunadas declaraciones que emitiera a la opinión pública defendiendo lo indefendible, provocando un aumento del descrédito en esta industria y exacerbando la ira contra quienes dan la cara: los trabajadores.
El 18 de octubre de 2012, le hicimos presente a usted nuestra preocupación por las “prácticas que se instalan, principalmente desde las gerencias comerciales contra los empleados y usuarios del sistema financiero”, alguna de las cuales “promueven conductas reñidas con la ética del trabajador bancario”. “Somos testigos directos de las presiones indebidas a las que son sometidos nuestros colegas; la aplicación de la renta variable y la conquista de metas son incentivos perversos que ponen a prueba, día tras día, los valores éticos de cada empleado, colocándolos en la dura disyuntiva de actuar sin miramientos para cumplir metas económicas”. Y agregábamos: “…nos preocupa que las altas ganancias de la banca, comiencen a ser percibidas como consecuencia de las malas prácticas”, ello, por cuanto recibimos cotidianamente el reclamo, y a veces la violencia, de los clientes que sienten ser objetos de un abuso permanente
Nuestro interés, tal como lo fue en ese entonces y lo es ahora, es defender el oficio bancario de aquellos que pretenden desnaturalizarlo. Reivindicar al trabajador financiero ante la clientela y su probidad incomparable cuya rectitud es motivo de orgullo para nosotros como representantes laborales, prestigio que desgraciadamente, cae al suelo por las conductas que se promueven y que los clientes y usuarios perciben como abusivas.
Lejos está en nosotros querer agudizar las tensiones de esta industria con los usuarios. Por el contrario, como dijo en su columna dominical del Mercurio, Carlos Peña; encontrándole la razón a usted: “…los bancos no abusan, ya que quienes lo hacen son los banqueros”. Efectivamente, existen excepciones, por supuesto, son los hombres de carne y hueso los que han desarrollado políticas para que el abuso se instale como conducta y es eso lo que nos preocupa y reprobamos. Usted, después de su iracunda declaración habrá reparado este fin de semana que todo lo que dijo se contradice con la realidad. La opinión pública, los usuarios, los trabajadores de la banca percibimos el abuso como parte de la cotidianidad y, en consecuencia, lo que ha hecho la autoridad, tanto administrativa como judicial, no es más que colocar las cosas en su lugar y restituir un derecho esencial a los clientes, por tanto, cuestionarlo afecta nuestra imagen.
Usted señaló que “ha habido un abuso de la palabra abuso” y “no vamos a aceptar que se juegue con el prestigio de la banca de Chile”. Nosotros entendemos que la banca somos todos: accionistas, trabajadores y clientes. Nosotros representamos el trabajo, usted al capital. Nosotros damos la cara día a día ante los clientes y usuarios del sistema. Usted y los banqueros perciben la mayor parte de las utilidades de esta industria, nosotros la parte más pequeña. Sr. Awad, hace algunos años se lo planteamos a su antecesor, Hernán Somervillie, una cosa es ser cajero, vigilante, ejecutivo de cuentas, o vendedor como suelen llamarnos ahora los gerentes y, una muy distinta, ser gerente o director de un banco. La realidad se percibe en los hall de los bancos, en los escritorios de los ejecutivos, en los miles, sino millones de llamados de clientes furiosos que se sienten engañados, otros estafados por esta industria de la cual formamos parte; pero, de la que sólo somos meros ejecutores de un diseño que desarrollan otros y cuyas consecuencias las pagamos nosotros.
Cuando conversamos con usted le señalamos que no son casos aislados, son prácticas que comienzan a generalizarse, de la cual están concientes las altas gerencias. El problema es que las exitosas ganancias obnubilan a algunos, justificando los métodos para alcanzarlos, independientes de que éstos transgredan aspectos esenciales de una industria que opera sobre la fe pública, confianza que sin duda está por el suelo en estos días. La propia SBIF y el SERNAC pueden dar fe del aumento de los reclamos en estos últimos meses.
No nos referiremos en esta nota a otros derechos fundamentales que en la banca hace ya mucho tiempo se han vulnerado, como por ejemplo la verdadera negociación colectiva y la participación en las utilidades. Preferimos concentrarnos en exponer a usted la otra mirada, la otra vivencia; la de aquellos que hacen posible la alta rentabilidad y ganancias que este sector viene obteniendo por años.
Usted en estos días ha tenido mucho espacio en los medios para hablar a nombre de los banqueros y defenderlos, lo que es coherente. No se le ha escuchado ninguna palabra para defender nuestra honra y probidad que por responsabilidades de otros hoy se encuentra mancillada y que esperamos en el corto plazo pueda restituirse. Es nuestro derecho exigirlo, sin embargo, solo será posible si usted tiene la misma energía y vehemencia mostrada la semana pasada para desterrar las prácticas indebidas que se han instalado en la mayoría de los bancos de nuestro paísSin otro particular, le saludan atentamente,
Luis Mesina y Andrea Riquelme, secretario general y presidenta, respectivamente, de la Confederación de Sindicatos Bancarios y Afines,