Por Jorge Ovalle
Pasando poco a poco el momento catártico de los escrutinios y su sorprendente resultado, queda un inmenso espacio para la reflexión. Con nuestro candidato, empujado por la vida y recién llegado a las arenas de la competencia electoral de ligas mayores se veía preocupante la excelente preparación que se le dio al candidato Capriles por parte de sus asesores en la recta final, que buen trabajo hicieron a pesar del candidato mismo. La “imagen” hábilmente creada, forjada en laboratorios electorales. Al contrario nuestro candidato fue con el alma y corazón, como vamos nosotros pero ahora además en medio del difícil manejo emocional producto de esa tristeza profunda que no lleno el alma un 5 de Marzo.
El resultado de alrededor de un millón de “no oligarcas” votando por el propio verdugo es algo que más allá de indignar produce una profunda tristeza y preocupación por el futuro de este proceso que implica una gran responsabilidad más allá de nuestras fronteras geográficas. A la hora meridiana del día 14 se daba por hecho una distancia de alrededor de 1.400.000 votos, mas o menos un 12 o 14%. Hasta los más avezados analistas electorales lo esperaban, incluyendo gente del Pentágono que preparaba junto a sus aliados “venezolanos” las salidas no democráticas que siempre guardan como opción a la derrota en democracia, como claramente lo han demostrado en tantos espacios sembrados de sangre y dolor alrededor del mundo.
Tal vez debimos ser más fuertes asumiendo la pena inmensa que traíamos y modificando el rumbo de la campaña hacia una propuesta más agresiva inscrita en los temas que corresponden y que están ahí mismo en el Programa de la Patria. Ahondar didácticamente esos temas, en las tareas por mejorar y las pendientes de forma analítica durante esos inmensos espacios de asamblea popular que fueron las concentraciones habría marcado una diferencia abismal porque del otro lado nunca hubo en realidad discurso alguno, pero si un buen trabajo de imagen. Debimos hacerlo a poco de mostrar ese cambio el candidato opositor, y no solo por eso como estrategia electoral sino porque es nuestro deber y estilo, el estilo patriota, la enseñanza y el ejemplo cotidiano, hacer la tarea. El compañero Nicolás le puso alma y corazón, de la manera como también hacemos nuestras cosas pero descuidar la didáctica en una revolución joven y aun “ideológicamente inmadura” conlleva consecuencias y creo que hoy eso queda más que claro. Hay que profundizar en el tema de la generación de conciencia, una tarea que es hoy más difícil en ausencia del sembrador nato del orientador indiscutible que es el gigante latinoamericano neutralizado físicamente por los imperios, grandes y enanos; pero una tarea urgente y no solo posible si no vitalmente necesaria. De vida o muerte.
Anoche conversamos algunos amigos, los que se quedaron en casa y con otros por teléfono. Algunos expresaban como síntesis, tratando de superar la sorpresa, “Pero ganamos”. Otros una preocupación profunda, otros una gran indignación. Y claro que es importante ganar pero es igualmente importante e imprescindible la indispensable reflexión madura y responsable para avanzar y crecer. No lo lograremos si no se comienza de inmediato un análisis descarnado de las razones de este ganar perdiendo parte del inmenso apoyo de base logrado con tanto esfuerzo y entrega por el compañero Chávez, que asomado a esa puerta del balcón del pueblo nos pregunta… ¿Qué paso?; aunque el, estratega y visionario ejemplar ya tendría la respuesta, la cual con haría saber con claridad y firmeza meridiana. Hacer la tarea más allá del discurso necesario, me atrevo a adivinar casi irrespetuosamente. Un triunfalismo pre-electoral es peligroso pero uno post-electoral en estas condiciones es mortal.
Decía ayer el compañero Nicolás que comienza una nueva etapa de rectificación, eficiencia y honestidad absoluta y yo agregaría de inmediata revisión y formación de los cuadros de la revolución. De no ser consecuentes en este sentido con valentía y decisión (una durísima batalla) ya sabemos quién será el próximo presidente y cuál será el doloroso derrotero.
Compañero Nicolás, que no se nos pierda la Republica en nuestras manos! De nosotros depende, de nadie más.
Chávez Vive… si nosotros no morimos!