Los sueldos aumentan menos que la productividad a nivel mundial, lo que ha llevado a una «creciente desigualdad» de ingresos en la mayoría de países, advirtió la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
«Los salarios van por detrás de la productividad en la mayoría de países, lo que ha llevado a un giro a favor de los beneficios», afirmó el director general de la OIT, Guy Ryder.
Ese fenómeno «ha contribuido a una creciente desigualdad de ingresos en la mayoría de países», afirmó Ryder en el texto del discurso preparado ante la sesión plenaria del Comité Monetario y Financiero (IMFC por su siglas en inglés), máximo órgano asesor del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El directivo de la OIT destacó, por lo demás, que la recesión en Europa «está empujando el desempleo a niveles no vistos en generaciones» y alertó que la pobreza está aumentando en los países más afectados por la crisis.
En general, consideró que no existe una política «convincente» y «coordinada» a nivel global para afrontar el problema del desempleo.
«Las actuales políticas no están deteniendo el aumento del desempleo en las economías avanzadas y están frenando el rápido crecimiento que los países emergentes y en desarrollo necesitan para satisfacer las demandas de su joven fuerza laboral», destacó.
Para solucionar los problemas existentes instó a aumentar las inversiones en infraestructura y su mantenimiento, a mejorar las condiciones del crédito para las pequeñas y medianas empresas y a ampliar y reforzar los sistemas de protección social.
Dijo, además, que es necesario supervisar las políticas salariales en los países en los que los sueldos se han quedado por detrás de la productividad, lo que ha llevado a una demanda deficiente «y en algunos casos a una deuda insostenible de los hogares».
Insistió, por otro lado, en la necesidad de reforzar los sistemas de educación y formación, concentrándose sobre todo en los jóvenes y las mujeres.
Lamentó, para finalizar, que cinco años después del estallido de la crisis «la economía global no crezca a un ritmo lo suficientemente rápido para crear oportunidades de empleo decentes» con las que regresar a los niveles de antes de la crisis y acelerar la reducción de la pobreza extrema.
El fondo inició el viernes su asamblea de primavera conjunta con el Banco Mundial (BM) a la que asisten más de 200 ministros de Finanzas y banqueros centrales.