Hay personas cuya vida está definida por una nota típica y fundamental: la búsqueda de un desarrollo personal en función de un desarrollo social. Es el propósito que las anima.
Hay otros que intentamos acercarnos a la construcción de esa realidad grande, digna.
Otros “otros” están en el intento, en la pesquisa, en el sondeo.
A todos nos sirve, nos auxilia, nos enseña la doctrina de Silo, fuente de sabiduría que nos nutre y ayuda también a descubrir huellas que han dejado contemporáneos o antiguos caminantes del mismo camino. No importa si fugaz o tenazmente, son espíritus afines. ¿Por qué no reconocerlos? Ellos también estuvieron o están en este espacio para conocerse y dejar su impronta.
Hace un tiempo vi la película argentina “Caballos salvajes”, un excelente filme de Marcelo Piñeyro del que me interesó particularmente un tema de la narrativa que me parece central: lo que rodea al encuentro entre un hombre viejo y otro joven; de un hombre con un propósito con otro que aún no lo tiene; de un soñador persistente en su vía con un soñador difuso pero abierto.
Por honestidad y sin maldad alguna, casi con pesar, escribo que Héctor Alterio tiene una voz -sobre todo un acento- que me desagrada y el hermoso monólogo que Aída Bortnik le regala, no suena bien. Lo prefiero dicho por la autora. Pero todo esto no es pertinente, en realidad, a la intención que anima esta nota.
En Caballos Salvajes hay una reflexión sobre el sentido de la vida que hace Bortnik y que evoca inmediatamente un párrafo no pesimista de Los Bajos Fondos, de Máximo Gorki. Los transcribo a los dos, en texto y, sólo para que mi gusto no se convierta en censura, en la voz de Alterio.
Monólogo de Aída Bortnik en la película “Caballos salvajes”, por Héctor Alterio
“Se puede vivir una larga vida sin aprender nada, se puede durar sobre la tierra sin agregar ni cambiar una pincelada de paisaje; se puede simplemente no estar muerto sin estar tampoco vivo.
“Basta con no amar, nunca, a nada, a nadie. Es la única receta infalible para no sufrir. Yo aposté mi vida a todo lo contrario.
“Y hacía muchos años que definitivamente había dejado de importarme si lo perdido era más que lo ganado. Creía que ya estábamos a mano, el mundo y yo, ahora que ninguno de los dos respetaba mucho al otro.
“Pero un día descubrí que todavía podía hacer algo para estar completamente vivo, antes de estar definitivamente muerto.
“Entonces me puse en movimiento…” http://levantarlamirada.
De Máximo Gorki en “Los Bajos Fondos”, también en la voz de Alterio
“Un hombre puede creer o no creer, eso es cosa suya. Porque es su propia vida la que apuesta por la fe, la incredulidad, el amor o la inteligencia. Y no hay sobre la tierra otra verdad más grande para el espíritu humano que esta gloriosa y humilde condición: el hombre arriesga su propia vida cada vez que elige y eso lo hace libre”.
De buena fe, sin sobresaltos, pero con ánimo de molestar… perdón, de despertar, intento responder a la pregunta que nos espeta el blog “Alternativa Teatral”: “¿Hemos venido a este mundo a cambiarlo o a dormir la siesta?”