Por Jorge Ovalle

Tres de la mañana, 14 de Abril de 2013. Difícil pensar en cerrar los ojos y
descansar para asegurar la necesaria disponibilidad que demandará esta
importante e indispensable fecha. Suena la ya tradicional diana que llama a la
batalla electoral. La única posible en esta Patria bolivariana a pesar del empeño
de intereses foráneos y nacionales hermanados en ese intento de ensangrentar
el suelo venezolano para justificar posteriores acciones e intervenciones impunes, respaldadas por los organismos que controlan los enemigos de la dignificación de la Patria Grande.

Son las 13 horas y de un universo electoral de más de 18 millones han votado
9 millones de venezolanos originarios o naturalizados, que son los únicos que
pueden elegir en comicios presidenciales. Yo voté a las 10 am en un centro
electoral ubicado en una zona eminentemente opositora al proceso bolivariano. Luego de toda la publicidad desplegada en las empresas de comunicación por el comando de Capriles , esperaba más participación de su voto y me preparé para hacer algo de cola en ese lugar…. había 3 personas y pasé inmediatamente a cumplir el procedimiento que fue muy rápido y sencillo. Luego recorrí otros centros de zonas con la misma característica opositora y el resultado no fue muy diferente. Esto hace un par de horas y han votado 9.000.000 de personas. Es claro que este voto mayoritariamente no es opositor.

Puedo inferir dos cosas, o hay una seria depresión en la oposición debido a la
clarísima opción de triunfo del candidato bolivariano, Nicolás Maduro, o también es producto del efecto boumerang (algo que ya no sorprende en ese bando) después de pasar semanas sembrando rumores de probables acciones por parte de “comandos” de “estudiantes” dispuestos a tomar los lugares de votación para denunciar un supuesto fraude dado pero hecho días antes de que ni siquiera se haya emitido un solo voto y con un sistema electoral reconocido como “el más seguro del mundo” por experimentados auditores electorales, como por ejemplo el Centro Carter dirigido por uno de los políticos más interesantes de los Estados Unidos, Jimmy Carter y su esposa Rosalynn Smith. Una organización que a pesar de las presiones se ha mantenido neutral allí donde le ha tocado actuar, como ha sido el caso de elecciones en Venezuela. A esta hora todo transcurre en total calma excepto casos muy aislados de personas detenidas in fraganti en acciones violatorias de la regulación electoral, bien sea destruyendo material electoral o por porte de armas en los centros de votación.

Un efecto boumerang que puede estarse manifestando copresentemente en el
elector de derecha como temor a la violencia luego de los constantes llamados
por redes sociales a la población opositora para permanecer en los centros de
votación para asegurar el voto opositor y evitar el “fraude” que supuestamente
está montado sin explicar realmente cómo. Me inclino más por la primera opción, una sensación tácita de un nuevo fracaso electoral, anunciado ampliamente.

Decía un intelectual venezolano hace unos 25 años que no eramos un país o
nación sino simplemente un “gentío” , pues bien esta nación se mantiene en
pie, esta nación que se ha ido ganando esa condición a fuerza de incansables
luchas y dolorosos sacrificios a lo largo de estos 14 años transcurridos en
medio de infames ataques de las derechas internas y externas, usando los más
variados métodos, algunos muy conocidos como fue en el 2002 donde se usó el
modelo aplicado en Chile para boicotear ese ejemplar esfuerzo democrático del
Presidente compañero Salvador Allende; esta nación se mantiene de pie, lúcida
y fuerte luego del profundamente doloroso proceso de integración de la partida
del líder indiscutible del proceso emancipador nacional y regional, el querido
Presidente amigo y compañero Hugo Chavez Frias; y por favor no me pidan
imparcialidad al referirme a este punto porque simplemente no es posible. Cuando se ha vivido y se ha integrado el compromiso definitivo con la batalla contra la canalla anti-humana, no es posible asumir posturas engoladas de distancia e indiferencia, simplemente es un proceso transformador de estructuras externas e internas, es un proceso que “se vive” como experiencia vital. Es un frenesí crecedor y unitivo que se manifiesta como vida palpitante, como posibilidad humana.

Hoy nos jugamos a Rosalinda, como se dice coloquialmente por acá, es decir nos lo jugamos todo, y ya en otras ocasiones hemos pensado esto pero a diferencia de este día, lo sentíamos con el respaldo gigantesco del gran estratega de este momento histórico. Sin embargo mientras se lloraba lo que había que llorar no vaciló este pueblo valiente (como históricamente lo ha sido) en reafirmar sus convicciones y profundizar la lucha hasta límites que nadie en la oposición imaginaba. Como escribí en algún twitt hace un tiempo, es la cosecha del sembrador fuerte, sabio y bondadoso. La idea fuerza “Chavez somos todos”, no es simplemente retorica ni idolatría o fetiche de alguna índole. Es la frase que sintetiza la dignificación, el crecimiento veloz y profundo de una población otrora dormida en la tristeza del abandono, de la no opción, de la indignidad. La educación política generalizada hoy en las bases sociales y la seguridad de las conquistas logradas en lo social y lo personal, ya no se dejará arrebatar porque sabe el pueblo que tiene la fuerza moral manifestada en el voto para asegurar la Patria que tanto esfuerzo y dolor ha costado a todos, pero principalmente a quien entregó su vida física, como lo prometió, por amor.

Sigue el proceso electoral sin novedades, allí están las FF.AA. al lado del pueblo
haciendo su trabajo dignamente y asegurando la tranquilidad necesaria, una
FF.AA. dignificada al lado de su pueblo. En realidad un pueblo en armas ya no
más al servicio de la barbarie. Continúa el pueblo dando importantes pasos en
esas colas de dignidad.

A continuación y en líneas generales los principales objetivos de la siguiente etapa en la construcción del socialismo bolivariano:

Grandes Objetivos Históricos, objetivos nacionales, estratégicos y generales:

Defender, expandir y consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: La Independencia Nacional.

Continuar construyendo el Socialismo Bolivariano del siglo XXI en Venezuela,
como alternativa al modelo salvaje del capitalismo y con ello asegurar la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad”, para nuestro pueblo.

Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la gran potencia naciente de América Latina y el Caribe, que garanticen la conformación de una zona de paz en nuestra América.

Contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica internacional en la cual tome
cuerpo mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del
universo y garantizar la paz planetaria.

Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana.