En pocos días más, una nueva Asamblea Nacional, con mayoría absoluta de PAIS, el movimiento del presidente Rafael Correa,  iniciará su gestión. Pressenza entrevistó a María Augusta Calle, asambleísta de Movimiento PAIS reelecta para un segundo período.  

Trayectoria en breve

María Augusta tiene 57 años y para ella es importante decirlo porque significa “que ha caminado bastante”. Toda su vida ha estado ligada con los sectores populares, especialmente con los sectores indígenas. Acompañó la creación de la CONAIE y la ECUARUNARI,  dos de las organizaciones emblemáticas y más significativas de la historia reciente del Ecuador.

Es comunicadora social, videasta, periodista y por eso, simultáneamente con su trabajo con las organizaciones indígenas, trabajó durante años buscando aportar a una comunicación que despierte conciencia e identidad; una comunicación que sea alternativa a las voces del status quo. En ese camino creó y desarrolló junto a otros colegas Altercom, una una agencia de prensa alterativa que creció hasta tener 162 mil suscriptores y un nivel de lecturabilidad sumamente alto.

Participó activamente en la construcción de Telesur como una voz informativa diferente y construida desde Estados democráticos y soberanos. María Augusta afirma que es “en el mundo de la soberanía, la recuperación de la patria, la autodeterminación de los pueblos y de una lucha profundamente anti-imperialista en todas las acciones de mi vida, que me he desarrollado políticamente”.

Desde Acuerdo Nacional Constituyente, decidieron apoyar a Rafael Correa desde el inicio. “Era como si hubiera sido parte de nosotros mismos”, dice María Augusta. Así comenzó su vinculación con el Movimiento PAIS.

Rafael Correa asumió tres propuestas centrales del Acuerdo Nacional Constituyente:   no renovar el convenio con los Estados Unidos para  la base de Manta, ir a las elecciones sin diputados, porque había que implosionar al Estado ecuatoriano y, consecuentemente, convocar a una Asamblea Nacional Constituyente fundacional y de plenos poderes.

“Lo de fundacional era muy importante porque se necesitaba crear un nuevo Estado; y de plenos poderes para poder hacer lo que teníamos que hacer, porque si seguíamos atados a un Congreso como el que había, no hubiéramos podido hacer el cambio profundo que hicimos con la Constitución”, afirma María Augusta.

Balance del período que termina

Concluye el primer período de la Asamblea Nacional post-Constituyente. Nueva configuración, nuevas reglas del juego se pusieron en práctica. Escenarios y coyunturas muy complejas dentro y fuera de la Asamblea. Pressenza le pidió a María Augusta un balance de este período que termina y esta es su mirada.

Ningún otro espacio de la vida de un Estado lo refleja tan fielmente como la función legislativa.  Es aquí donde confluyen todas las fuerzas políticas, todos los actores.

En el período que concluye, PAIS tenía un  46% de la Asamblea Nacional.  El restante porcentaje era la otra parte del país, que todavía existía con fuerza. Los viejos partidos políticos que han dirigido este país durante décadas. Esta correlación de fuerzas fue dura, como fue duro este período de gobierno.

El desafío mayor era hacer la arquitectura jurídica para que la Constitución se hiciera real y no se quedara en proclamas; para poderla poner al servicio de la gente en lo cotidiano. En buena parte lo logramos. Ejemplo de ello son la Ley de Servicio Público o la de Economía Social y Solidaria.   La de Servicio Público fue tan importante que derivó en el intento de golpe de Estado del 30 de septiembre: que  militares y  policías pasen de ser garantes de la democracia  a ser funcionarios públicos, era un cambio fuerte. En el campo de lo social la Ley de Educación, tanto de Educación General como de Educación Superior, son los aportes más importantes hacia el futuro.

Estas leyes y muchas más, alrededor de 73 leyes, se lograron con el voto de los aliados, o de aliados coyunturales, esos que un día están con vos y otro día ya no están y que ante una ley buena, decidieron apoyar.

De otro lado tenemos la Ley de Comunicación, trabajada durante tres años y medio y no se la pudo aprobar. La de de Culturas, tampoco se pudo aprobar;  y lo mismo con las referidas a la revolución agraria, una gran deuda que tenemos. Se trató la Ley de Recursos Hídricos , conocida como “ley de aguas”, y no se consiguió. Igualmente la Ley de Tierras, la Ley de Agrobiodiversidad, la de Semillas y Agroecología, la de Desarrollo Agrario, que son fundamentales para el cambio de la matriz productiva en el país y no han sido tratadas.

Visto desde hoy, tal vez fue lo mejor, aunque no lo hayamos pensado así. Ahora podemos aprobarlas de mejor manera, van a poder ser discutidas más en profundidad , sin tanta presión legislativa y con bastante presión social. ¿Por qué? Porque las curules que otras fuerzas no han conseguido en la votación se trasladarán a las calles. La perspectiva interesante es que  seguramente nos va a permitir una discusión mayor, que tenemos que hacerla con mucha humildad, con mucha apertura democrática y voluntad de diálogo.

Perspectivas I: mejorar leyes pendientes

 Podría esperarse entonces que las leyes que quedaron pendientes, ¿se trabajen de nuevo? ¿Cuáles son las perspectivas para el nuevo período, en relación con estas leyes?

Yo aspiro que en la ley de comunicación solamente votemos. No quisiera y no creo que convenga dar nuevamente tribuna a toda la oposición para que entre nuevamente al debate de los medios. La Ley de Comunicación ha sido el caballo de batalla para una agresión muy fuerte al gobierno a nivel nacional e internacional. Espero que tengamos la suficiente sabiduría y que simplemente, la votemos y asumamos el veto que nos de el Presidente para mejorar cosas que hay que mejorar y que no cambian lo sustancial de la ley.

Pero hay otras leyes que sí es necesario volver a trabajar. La “ley de aguas” por ejemplo, es necesario, porque ha cambiado totalmente el escenario del país. Es necesario releer la ley a la luz del nuevo tiempo. Ha cambiado la institucionalidad y la ley debe revisarse.

También es necesario debatir de nuevo la Ley de Culturas. Lo que está puesto como texto de ley está pensado para bloquear el desarrollo cultural del país. Si yo fuera presidente la vetaría totalmente. Ese texto fue hecho con una mayoría de oposición en la comisión y lo que se entiende por cultura es exclusivamente la existencia de comunidades indígenas en el Ecuador. Es en realidad una ley de fortalecimiento de identidad cultural.  Si la aprobamos como está, prácticamente derogaríamos la ley de cine, desconoceríamos expresiones culturales, trabajadores culturales, actores culturales, trabajadores de la cultura.

Necesitamos dotarle a este país de color, música, alegría y esto nos lo dan las diferentes expresiones culturales: danza, teatro, cine, video. Tenemos que fortalecer esas y todas las expresiones culturales, las existentes y las que vengan y todas esas expresiones tienen que estar transversalizadas desde este país plurinacional. Creo que es una ley muy mala y creo que hay que pensarla con el concurso de los diferentes sectores de la cultura y de los diferentes pueblos: montubios, afroecuatorianos, indígenas, mestizos. Todos tenemos que pensar en la cultura.

Finalmente, la Ley de Agrodiversidad, Semillas, Agroecología, nos llama a un debate nacional profundo. Es obligatorio retomar ese debate desde el amor a la patria y desde un pensamiento de futuro. El tema de los transgénicos no se puede debatir en función de lo productivo, sino también desde la soberanía, desde la sostenibilidad del ambiente, desde lo ético. Es necesario abrir muchos debates y yo espero que tengamos la posibilidad de abrir un gran debate nacional.

Perspectivas II: tocar nuevos temas

¿Qué temas prioritarios quedaron sin ser trabajados por la Asamblea y deben trabajarse en este período?

 Es necesario poner temas que no pusimos en el período anterior porque iba a ser imposible tener un debate serio. Uno de esos es la seguridad social. También leyes relacionadas  a soberanía y política internacional. El gran campo de batalla del Estado ecuatoriano en los próximos cuatro años estará en el campo internacional y tenemos que darle a este gobierno los recursos jurídicos para que pueda llevar adelante esta batalla que va a ser a nivel internacional con los TBI – Tratados Bilaterales de Inversión-,  la denuncia de instrumentos lesivos para los intereses del Estado ecuatoriano; creo también que es necesario revisar profundamente leyes que tienen que ver con seguridad, fuerzas armadas, etc. Finalmente, aunque totalmente estratégica, será necesario debatir la Ley de Talento Humano, Ciencia y Tecnología.

Desafío: más participación

Durante el período que termina, el frente interno de la Asamblea Nacional, exigió demasiada atención, restándole posibilidades al diálogo con fuerzas sociales, desde la Asamblea. Es de algún modo, un pendiente del período que termina. ¿Se cubrirá este pendiente en el próximo período?

Sí. En el próximo período vamos a tener la tranquilidad de dar todos los debates que he mencionado y muchos más desde PAIS con el pueblo.

Cambiará radicalmente el escenario. En el período que termina tuvimos que ocuparnos de una conspiración permanente adentro de la Asamblea. Una conspiración que nos impedía el debate afuera. Hoy tenemos el frente interno consolidado y podemos salir a debatir con un espíritu totalmente democrático y la democracia para mi es abrir el pensamiento y, con humildad, ver qué es lo que quiere la mayoría y qué es lo mejor para esa mayoría. La única manera de saberlo es incorporando las voces de la mayoría en el debate de la Asamblea.

El espacio del debate de oposición se tiene que trasladar a un debate abierto y público y por lo tanto van a variar tiempos y formas del trabajo legislativo. Debemos volcarnos a trabajar más con la gente y eso nos ayudará mucho a consolidar el proceso revolucionario por el que la mayoría del país votó. Espero además que  en este debate de buena fe se incorpore gente que se ha alejado de este proyecto de cambio porque encontrarán los espacios para ello.

Los asambleístas de PAIS estamos de acuerdo en esto. Será diferente la gestión parlamentaria que nos obliga a escuchar más y seguramente también nos llamarán más la atención, pero esto le dará sentido a la próxima legislatura.

Nosotros tenemos que ser profundamente humildes, dice María Augusta.Esa es la cualidad que tenemos que sembrar en todos nosotros: una gran humildad para entender que nuestro debate es con el pueblo y que tenemos que recoger lo que ellos nos digan, que tenemos que ser totalmente permeables a toda observación. En el período anterior no podíamos, porque debilitábamos el proyecto político. En este tenemos que ser totalmente permeables, muy humildes, muy sensatos. Saber que no podemos hacer lo que nos da la gana, tenemos que hacer lo que el pueblo nos diga que debemos hacer porque para eso confiaron tanto en nosotros. Y si no lo sabemos administrar con sabiduría regresar en contra  del movimiento y, más grave aún, del proyecto revolucionario que estamos impulsando.

La humildad, la sabiduría y la posibilidad de estar siempre atentos a las señales del pueblo deben ser las virtudes que acompañen a la próxima Asamblea Nacional.