Por Mari Abad Valencia

La Universidad Nacional de Colombia, símbolo de la educación, la diversidad y el progreso, fue sede de un evento sin precedentes en la historia de Colombia.

Miles de personas, en representación de diversas organizaciones sociales y populares nacionales y del exterior, se hicieron presentes -entre el 19 y 22 de abril- en el Congreso para la Paz, con el compromiso perenne de construir una paz digna y duradera para todos los Colombianos.

La coyuntura actual de los diálogos de Paz en la Habana es, sin duda, una esperanza y un buen augurio de que después de más de medio siglo de sangre y barbarie se pueda encontrar el sendero del entendimiento y la vida pacífica en Colombia. Es una necesidad urgente acallar las balas. Pero el fin de la guerra no es en sí misma la llegada de la paz.

En estos días del Congreso de la Paz se profundizó en que se debe construir una nueva base estructural en el país para lograr la verdadera paz. Una tarea titánica de las organizaciones sociales presentes fue la de proponer y materializar propuestas que
conduzcan a modificar la base actual del conflicto, donde reposan las desigualdades sociales, la inequidad en la distribución de la riqueza, la falta de garantías para la organización y movilización social, las continuas violaciones a los derechos humanos y un régimen antidemocrático que ha favorecido el saqueo, el despojo, la corrupción y el asesinato.

En la medida en que vayamos superando uno a unos estos obstáculos que por décadas han sido interpuestos por fuerzas oscuras enemigas del diálogo y la reconciliación, se irá construyendo una paz fuerte y duradera.

El resultado de esta gigantesca movilización en favor de la paz, fue la consolidación de una propuesta colectiva de país en paz, resultado de diversas visiones, apuestas e iniciativas sociales locales, regionales y nacionales que han hecho valiosos aportes en la
construcción de paz integral para Colombia.

Uno de los actores fundamentales en la construcción de esta esperanza ha sido el Congreso de los Pueblos, que es un proceso de carácter social y popular que convoca todas aquellas dinámicas y procesos de pueblos, sectores y regiones que estén dispuestas a emprender una construcción legislativa común para mandatar el futuro y el presente de nuestro país con una perspectiva latinoamericana y mundial.

Precisamente, el Congreso de los Pueblos, en su declaración final del Congreso para la Paz, ha considerado que la búsqueda de la paz con justicia social es un asunto que le concierne al conjunto de la sociedad colombiana. Además, las cerca de 20.000 personas presentes en el Congreso para la Paz se han comprometido a respetar una agenda de la paz que requiere el país para encontrar una solución definitiva al conflicto social, político y armado que nos aqueja hace casi medio siglo.