“El nivel de tensión es muy peligroso. Un incidente pequeño podría desatar una situación incontrolable”, ha recalcado Ban tras su visita al papa Francisco I.
“He pedido a los países involucrados en la península coreana, así como a los países de los alrededores que ejerzan su influencia en el líder de Corea del Norte”, ha exhortado el alto rango de la ONU, indicando que habló con el liderazgo chino.
El secretario general de esta entidad internacional ha recalcado, asimismo, que “el nivel de la tensión en la península coreana no ayuda a nadie”.
Entre tanto, Corea del Norte ha amenazado este martes con una inminente guerra termonuclear y ha recomendado a las instituciones, empresas y turistas extranjeros, abandonar la vecina Corea del Sur.
“La península coreana se dirige hacia una guerra termonuclear”, según un comunicado emitido por el Comité norcoreano para la Paz en Asia-Pacífico.
La nota aconseja, igualmente, a “todas las organizaciones internacionales, empresas y turistas que preparen medidas de evacuación”, para no sufrir las consecuencias de una inminente contienda nuclear en la región.
Como continuación de la escalada tensión en la península, Pyongyang suspendió el lunes todas las actividades del complejo industrial de Kaesong, situado en Corea del Norte y a 10 km de la frontera con el Sur, y ordenó a 53.000 trabajadores norcoreanos abandonar sus puestos de trabajo.
El pasado 5 de abril, Corea del Norte instó también a las embajadas extranjeras, entre ellas la de Rusia, a considerar la posibilidad de abandonar Pyongyang.
La tensión entre ambos países vecinos se agravó después de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) sancionara a Corea del Norte por la ejecución de otra prueba nuclear el pasado 12 de febrero, y por las maniobras conjuntas de Corea del Sur y EE. UU. (del 11 al 21 de marzo) en la península coreana, consideradas por parte de Pyongyang como una provocación.