La propuesta gubernamental para elevar el monto del salario mínimo, no da cuenta de la realidad que viven los chilenos que no llegan a fin de mes: “son propuestas que evaden el tema de fondo como son la liquidez del salario, el endeudamiento exacerbado, alzas sostenidas de los bienes de consumo y el decreciente poder adquisitivo de las familias chilenas”, aseveró el dirigente sindical e integrante del Movimiento de Trabajadores por la Base (MTB), Fabián Caballero Vergara.

El presidente de la Federación Metropolitana de Trabajadores Municipales advierte sobre la premura que el poder ejecutivo asignó a la tramitación del mencionado aumento salarial: “El envío antes de tiempo, del proyecto de ley que reajusta el ingreso mínimo mensual, ocasiono reacciones en los distintos sectores que tienen opinión en el tema. La intempestiva decisión del gobierno de adelantar en cinco meses este debate, altero entre otras cosas, la agenda sindical de la CUT, pues como todos sabemos, este organismo acostumbra a enfrentar el tema en el mes de julio”

El debate mediático está centrado sobre enfoques técnicos, agrega Caballero, que refuerzan el modelo económico imperante: “Son diversas las recetas -todas neoliberales-, que año tras año instala el bloque en el poder, para convencer a los trabajadores y persuadir a sus dirigentes de cómo debe ajustarse este ingreso. Estas propuestas siempre son de carácter tecnicista, en donde lo que prima son las cifras nominales y no reales, evitando con esto, que la discusión se asiente en ejes como; la liquidez del salario, el endeudamiento exacerbado, el alza sostenida de los bienes de consumo masivo y el decreciente poder adquisitivo de las familias”.

En el contexto latinoamericano, la realidad de Chile en materia de ingresos está muy lejos de ser ejemplo de una política económica distributiva – explica el dirigente – ya que este reajuste nunca ha ido de la mano con el crecimiento económico del país: “La mayoría de los países de la región validan y monitorean sus ingresos mínimos en relación al ingreso per cápita d
su nación. En nuestra opinión, esa es una relación de reajustabilidad adecuada, pues se valora en términos concretos y reales el aporte que los trabajadores hacen al desarrollo de sus países”.

Datos que hablan de otras realidades

Respecto de la realidad social que exhiben países vecinos, Fabián Caballero describe un contexto Latinoamericano más avanzado que el nuestro donde el promedio de los ingresos mínimos de los países latinoamericanos, está entre el 46% (Venezuela) y el 150% de su ingreso per cápita (Paraguay), no así el de Chile, donde el ingreso mínimo no supera el 29% del ingreso per cápita. Similar lugar ocupamos en la OCDE, donde somos el segundo país con el peor ingreso mínimo.

“En Brasil por ejemplo, enfatiza Caballero, su gobierno decidió para este año, un reajuste de su ingreso mínimo de un 8%, cifra muy superior a su crecimiento económico que fue de un 2,5%. En cambio en Chile, el gobierno envía una propuesta de sólo un 4,8% de incremento.No sólo en el ingreso mínimo nos aventajan los países vecinos, sino también en otras materias de orden laboral”.

Casos más avanzados en temas de despidos y jornadas de trabajo se aprecian – en opinión del dirigente municipal – en países como Venezuela y Uruguay: “En Venezuela, su gobierno decreto para este 2013, la inamovilidad laboral tanto para el sector público como privado, es decir, no habrá despidos en esa nación este año. Otro caso, el del Uruguay, donde su parlamento viene debatiendo sobre la reducción de la jornada laboral a seis horas diarias. Chile, el modelo del modelo, no sólo no avanza en materia laboral, muy por el contrario, la superexplotación laboral es una modalidad de trabajo permanente que se expresa por ejemplo, en extenuantes jornadas extraordinarias de trabajo para aumentar el ingreso familiar, el mantenimiento de dos empleos a la vez, o en el peor de los casos, abstenerse de adquirir bienes y servicios vitales cuando el dinero escasea”.

Más de lo mismo

Para el dirigente social la injusta distribución del ingreso en Chile es una piedra de tope en el presente debate: “Los gobiernos de la concertación, -ortodoxos con la línea neoliberal-, aún se vanaglorian de sus “logros” alcanzados en temas macroeconómicos y en finanzas públicas, pero lo que no dicen es que esas metas descansan sobre la injusta distribución del ingreso. Por su parte, el gobierno de Piñera se enorgullece del actual ingreso per cápita, que es el mayor de la región, alcanzando unos US $18 mil, es decir, más de $8 millones de pesos anuales por cada chileno, o en su relación mensual, unos $700 mil pesos por cada persona que habita en Chile. Cifra apetecible en los más de un millón de trabajadores que perciben el ingreso, y sin considerar aún, el ingreso per cápita por cada miembro de la familia que finalmente se lo adjudica el fisco para su “tarea social”.

“El debate sobre el ajuste del ingreso mínimo – precisa Fabián – debe plantearse sobre indicadores de carácter permanente, justos, incuestionables y sostenibles en el tiempo. Una línea fundamental en ese sentido, es homologar el ingreso mínimo en su equivalente a un 50% del ingreso per cápita”.

“No plantear el debate en esa perspectiva, deja a toda otra iniciativa, venga de donde venga, circunscrita a los marcos estrictamente neoliberales como manera de resolver las contradicciones entre capital y trabajo”, finalizó el representante del MTB.