Mientras la preocupación de gran parte de la sociedad chilena gira en torno a las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias a realizarse este año en Chile, el inicio de la próxima telenovela nocturna o el reality show de turno o simplemente satisfacer las ansias voraces de un consumo desmedido, la del pueblo mapuche se centra en dar a conocer la realidad que viven los jóvenes prisioneros políticos que pagan el costo de defender su territorio, cosmovisión y derechos ancestrales en las cárceles del sur de Chile. Es el caso de Millaray Huachilaf, machi de 23 años de edad que junto a tres jóvenes mapuches se encuentra en la cárcel de la ciudad de Valdivia tras una oleada de detenciones realizadas en el mes de enero de este año en el sur de Chile.
Así comenzó parte de la entrevista realizada en el “Centro de Cumplimiento Penitenciario de Valdivia” a los jóvenes presos políticos mapuches, protagonistas en la defensa de espacios sagrados de la cultura mapuche-huilliche. “Somos la gente de la tierra, mapuche en mapuzugün (la lengua de la tierra) significa gente nacida desde la tierra, del vientre de la ñukemapu (madre tierra) y nosotros poseemos algo que todavía nadie ha logrado despojarnos: nuestra cosmovisión, espiritualidad y relación con la naturaleza”.
Esta convicción arraigada en la esencia misma de sentirse mapuche, de sentirse gente de la tierra, es la fuerza empleada por estos jóvenes y sus comunidades al momento de defender su territorio y santuarios religiosos amenazados por la inminente llegada de centrales hidroeléctricas al río Pilmaiquen que de concretarse conllevará, en nombre del progreso, la destrucción de un complejo ceremonial religioso inmemorial, donde acuden a vivir su espiritualidad y practicar sus ritos ancestrales, lo que significa la destrucción de su cultura.
Este conflicto se inició hace cuatro años en el territorio donde se asientan varias comunidades indígenas y tiene como protagonistas al Estado chileno, que nada comprende sobre la cosmovisión de los pueblos originarios circunscritos en sus límites territoriales, empresas energéticas, que ambicionan los recursos naturales custodiados por comunidades indígenas desde antaño y su capítulo actual se desarrolla con el encarcelamiento de integrantes de estas comunidades indígenas: “los defensores del Complejo Ceremonial Religioso Kintuante”.
Desde la cosmovisión mapuche-huichille, la importancia de este complejo ceremonial es vital para la sobrevivencia de su cultura, me explican: “es un complejo donde las machis, figuras espirituales de la cultura mapuche, acuden al Ñen Mapu Kintuante (espíritu protector) para encomendarles sus remedios, porque ellos nos dan la sabiduría y la fuerza para sanar a la gente…, allí nosotros celebramos nuestras ceremonias religiosas, pero nuestra cosmovisión es incomprensible para el Estado y las empresas trasnacionales que buscan recursos para explotar en nombre del progreso.
Son siglos de opresión, despojo y estigmatización. La lucha es desigual, me dicen: “Primero tocamos puertas para detener este proyecto, luego pedimos a gritos el apoyo de las autoridades para salvaguardar nuestros espacios sagrados, porque nosotros sentimos temor a que se nos transforme y perdamos la esencia de ser mapuches y que nos transformemos en funcionales a una empresa y a capitales transnacionales”.
“Antes, el acudir a nuestros centros ceremoniales, a nuestros espacios sagrados, era natural para nosotros pero repentinamente comenzó a ser un delito –prosiguen con su testimonio-… cuando ingresábamos a nuestros espacios sagrados llegaba las fuerzas especiales de la policía a desalojarnos, hubieron enfrentamientos y detenidos… habían disparos a quema ropa, no importaba si habían niños o no, entonces nosotros empezamos a defendernos porque sentimos amenazados y vulnerando nuestro derechos políticos y territoriales”. “La represión de parte del Estado chileno fue aumentando, esa fue la respuesta a nuestras peticiones” “…Llegaron más y más policías a la zona, el cuartel policial se dotó de más equipamiento policial. Los controles en los caminos en las carreteras fueron cada vez mayores y lo que era un territorio tranquilo se convirtió en un territorio militarizado”. “Nosotros apelamos al derecho de defender y caminar libremente por nuestro territorio”, explican: “Todo pueblo tiene derecho a defender su forma de vida y a eso apelamos nosotros.
Los medios de comunicación masivos han tergiversados los hechos y los amenazados, de pronto, se convirtieron en amenazadores y los que debieron ser escuchados resultaron encarcelados. A pesar de la tristeza que significa para familiares y comunidades la detención de los defensores del Complejo Ceremonial Kintuante, la reivindicación del pueblo mapuche-huichille por su territorio, cosmovisión y espiritualidad continúa en el sur de Chile.