La noticia de que una web germana oferta 170 templos y casas parroquiales por la falta de fieles sorprende estos días, según informa extensamente ENRIQUE MÜLLER Berlín. La web de marras es del Arzobispado de Berlín (www.erzbistumberlin.de) es concisa y poco relacionada con la tarea propia evangelizadora católica y menos con las celebraciones de Semana Santa. El título dice de Inmobilien plattform, porque es la Plataforma Inmobiliaria de las iglesias evangelistas en la tierra alemana…

Bajo este rubro Inmobilien, el arzobispado quiere vender, desde hace semanas una capilla y una iglesia del siglo pasado en los Estados de Brandeburgo y Mecklemburgo-Pomerania Occidental, porque se van quedado sin fieles. Hemos de comparar precios para entender mejor, por ejemplo, una capilla en Loitz vale unos 20.000 euros, con un terreno de 1.057 metros cuadrados y lleva una iglesia del siglo pasado, pero un almacén industrial, 175 metros cuadrados de superficie, con su terreno de 952 metros cuesta unos 135.000 euros; es decir unas 7 veces más… Lo que, resulta muy conveniente.

Es que la Iglesia evangélica padece la misma complicación que la católica, ausencia de fieles y vocaciones… Decidiendo así  valerse de la informática para intentar la venta los templos que no puede seguir financiando y por la espantada casi masiva de creyentes (amén, valga la expresión, de la disminución de sacerdotes y pastores). Entonces configura la web mencionada en donde ahora se anuncian unos 170 templos y casas parroquiales y 140 terrenos baldíos, para su venta ‘en el mercado’.

Conocer esto mismo me impactó hace unos 9 años que ocurría en Dinamarca, las noticias informaban de cómo el clero danés al no poder mantener ni utilizar templos luteranos los pone a disposición ‘del mercado inmobiliario’, ¿Qué pasa entonces por esos lados? Por otra parte, cabe destacar que una información del año pasado nos decía que el único país en donde aun se construían iglesias y quizás alguna catedral es Polonia. Habría que confirmarlo en la actualidad.

En fin, por un lado la decepción de las fe tradicionales europeas es grande y el siempre omnipresente ‘mercado’ se pone a las puertas. Además, con un añadido, la fe musulmana no ceja, y en ambos casos son las comunidades musulmanas que se interesan por estos templos para ser transformados en accesibles mezquitas (porque donde no les dejan se las arreglan con esos almacenes industriales de las afueras de las ciudades – en España por ej.- cambiándoles la finalidad, ciertamente).

Es decir el campo espiritual (tradicional) está notoriamente atravesando serios cambios.

Sabemos que la Iglesia evangélica clausuró entre 1990 y 2010, 340 templos de los cuales 46 fueron demolidos y es muy posible que otros mil templos tengan que ser cerrados en las próximas dos décadas a causa de un problema que el pastor Reinhardt Maiwack, portavoz de la institución, conoce de memoria. «Entre 120.000 y 150.000 personas abandonan la Iglesia cada año», dijo el pastor a EL PAÍS.

Y las estadísticas de la Iglesia Católica son semejantes. El informe anual 2011-2012 de la Conferencia Episcopal, 126.488 personas abandonaron en 2011 la Iglesia católica alemana, una sangría que obligó a los obispos a cerrar más de 400 templos. «En los próximos 10 años se calcula que unas 700 iglesias dejaran de ser utilizadas para celebrar la liturgia», dijo el portavoz de la Conferencia Episcopal, Mathhias Kopp. La Iglesia evangélica clausuró entonces 340 templos entre 1990 y 2010.

La venta de iglesias católicas y templos evangélicos en Alemania quedan a merced de una regla del capitalismo: sin fondos y sin fieles, los edificios naves religiosos no se pueden mantener y los encargados los deben vender…, por más que antes se predicara en sus salas la palabra divina. En Alemania las estadísticas oficiales dicen que ahora hay un 10% menos de católicos y un 17% menos de evangélicos, comparando con los años noventa. Quizás esto influyó en que se eligiera un papa alemán vez pasada, lo cual no parece haber hecho varias la situación.

Digamos además este tipo de venta también devela un fenómeno que no es aceptado por los fieles y que genera no poca inquietud, porque muchas de las iglesias vendidas se han transformado en restaurantes, salones de baile, gimnasios y oficinas de lujo; es decir destinos por lo demás muy mundanos y también en un lujoso complejo de viviendas (como ha sucedido en Hamburgo, e, incluso cerca de Colonia).

Un caso notable es el de un edificio que había dejado de funcionar como templo religioso en 2002, dado el mal que aqueja a la Iglesia evangélica, tanto como a la católica. Más de 100.000 creyentes cada año abandonan los servicios religiosos y, algo más grave aún, desisten de pagar el diezmo. Entonces, los índices de tolerancia ciudadana quedan muy perturbados cuando esta iglesia evangélica Kapernaum, del barrio Hamburgo-Horn – que aún tiene una torre de 44 metros de altura, fue sido adquirida por la comunidad musulmana turca Al-Naour, para hacer una mezquita. Algo de lo que repoblación se ha enterado hace poco. Con lo cual la célebre famosa tolerancia hanseática ha quedado hecha trizas. Aunque los nuevos propietarios prometen que las torres seguirán igual, porque, aseguran, «Lo que fue una casa de Dios, seguirá siendo una casa de Dios», según Daniel Abdin, líder de esa comunidad. Y agrega: «La casa estará abierta a todos los que deseen visitarla». La tensión está servida.

Este es un país donde viven más tres millones de personas que rezan al Islam y se pregunta: ¿Permiten las reglas que rigen la vida de los evangélicos y católicos, convertir un templo en una mezquita? Esta muy polemizado el tema, a todo nivel, de autoridades religiosas, políticas y de la población.

Sepamos que esta disputa en torno a una iglesia reconvertida en mezquita, hace una semana llegó a un grado peligroso, porque puede poner un barrio en campo de batalla; pues unos 300 neonazis protestan para impedir la herejía. Y de inmediato la agrupación contra Nazis de Hamburgo convoca a sus miembros a disponerse en las inmediaciones de la iglesia. Las fuerzas del orden intervinieron pero el incidente augura una primavera cálida.

De modo que en Europa tendremos un teatro de operaciones en donde campos tan diversos como el de la fe, los precios inmobiliarios, la inmigración, las ideologías y estilos de vida sufren, francamente un fuerte encontronazo; mientras, al parecer, una nueva espiritualidad se abre paso. ¿Cómo será?