La campaña electoral, entra mañana en la última semana, volvió en los últimos días al clima monocorde y tranquilo que dominó todo el proceso, sacudido el lunes por la irrupción de un hombre que atacó a cuchillazos a simpatizantes de Rafael Correa en un acto.
El incidente, de lógico impacto emocional, dejó en evidencia -por contraste- la pacífica campaña electoral que se venía desarrollando, dato que el propio Correa se encargó de destacar pocas horas después del suceso, en momentos en los que suspendió la actividad proselitista y se acercó a saludar personalmente a las familias de las víctimas.
La crudeza de las imágenes del ataque dejó muy claramente demostrado que se trató de un hecho tan penoso como aislado -tal la palabra utilizada por Correa- y despojado de cualquier tinte político.
La aclaración presidencial, que incluyó un cálido agradecimiento a la mayoría de los candidatos de oposición por sus rápidas condenas y palabras de aliento para las víctimas y sus familiares, logró reencarrilar el clima de tranquilidad del proceso electoral, puesto en peligro por el demencial ataque.
El clima de distensión también tiene cierto origen en una sensación generalizada de que los comicios ya están resueltos, y que la supremacía de Correa es tal que el presidente logrará su reelección en primera vuelta y con más de 50 por ciento de los votos.
El último de los sondeos difundido públicamente, del Centro de Investigaciones y Estudios Especializados (Ciees), le otorga a Correa, candidato de Alianza País, 56,4 por ciento de intención de votos.
Al presidente le sigue el banquero Guillermo Lasso, con 20,6 por ciento, y el ex mandatario Lucio Gutiérrez, derrocado en 2005, con 5,8 por ciento.
La lista la cierran Alberto Alcosta, antiguo ministro de Energía de Correa (5,2 por ciento) y el millonario Álvaro Noboa (4,3 por ciento), en tanto Mauricio Rodas, Nelson Zavala y Norman Wray no registran índices significativos.
Para ganar en primera vuelta, el candidato más votado debe obtener más de 40 por ciento los votos o superar al segundo por al menos 10 puntos porcentuales.
De confirmarse en las urnas las evaluaciones de las encuestas, Correa se convertirá en el primer jefe del Estado, desde 1996, que logra terminar su gestión sin rebeliones populares ni golpes de Estado concretados con éxito, más allá del intento de derrocar al mandatario a fines de septiembre de 2010 que se manifestó con una sublevación policial, controlada en horas por el gobierno.