Miles de ciudadanos salieron a la calle en España para protestar contra los recortes del gobierno de Mariano Rajoy y los casos de corrupción en el gobernante Partido Popular y la Corona, que mantienen al país al borde de una crisis institucional.
La mayor protesta tuvo lugar en Madrid, donde confluyeron varias columnas de marchas ciudadanas que representaban con distintos colores a los principales sectores afectados por los recortes del Ejecutivo, como son la sanidad (blanco), la educación (verde) y los servicios sociales.
Los manifestante se unieron en la Plaza Neptuno y desde allí marcharon custodiados por la policía por la calle Atocha hasta Colon bajo el lema “No al golpe de Estado financiero. No debemos, no pagamos”.
En las inmediaciones del Congreso de Diputados, que estaba protegido por un fuerte operativo policial, los manifestantes exigieron al unísono la renuncia del presidente Mariano Rajoy al grito de “dimisión”.
Predominaban las pancartas con un “no” sobre una señal de prohibido encima de unas tijeras en señal de rechazo a los recortes del gobierno, así como ingeniosos carteles con frases como “dimitir no es un nombre ruso”.
Consignas como “que no, que no, que no nos representan” o “no hay pan para tanto chorizo”, fueron algunos de los lemas más coreados.
De la protesta participaron también sectores de trabajadores en lucha como los mineros asturianos y los empleados de Iberia en huelga contra los despidos masivos que planea la aerolínea.
Además, muchos ciudadanos se unieron a la marcha con sobres gigantes en referencia al escándalo de los sobresueldos cobrados por la cúpula del PP, entre ellos el presidente Mariano Rajoy.
Uno de los pocos dirigentes políticos que se atrevió a unirse a la marcha fue el líder de Izquierda Unida, Cayo Lara, quien afirmó que la presión popular va a continuar y va a permitir los cambios que no se consigue en el Parlamento, donde el PP tiene mayoría absoluta.
En Barcelona, donde también miles de personas salieron a la calle, llamaban la atención los carteles contra la Corona española, el Duque de Palma y el rey Juan Carlos. “Borbón, cabrón, si no abdicas, al paredón”, rezaba una pancarta.
«Si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra”, coreaba un gran grupo detrás de la pancarta de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) y con camisetas con la palabra “Stop Desahucios”.
“La situación es grave pero falta tiempo para que haya aún una mayor conciencia de lo que está sucediendo. Nosotros no tenemos miedo, pero hay mucha gente que tiene miedo a perder su trabajo y sigue en su casa”, dijo a Télam María Molinero, de 61 años y activa participante de los Iaiflautas, el grupo veterano de los indignados.
La protesta, que se llevó a cabo en unas 80 ciudades españolas y en algunos puntos europeos como París o Ginebra, fue convocada por la “Marea Ciudadana”, una plataforma de más de 300 organizaciones sociales, coincidiendo con el 32 aniversario del golpe de Estado del 23-F, pero esta vez contra lo que calificaron como “un golpe de Estado financiero.
La manifestación coincide con un momento en el que España continúa en recesión, con uno de cada cuatro trabajadores desocupados, mientras la corrupción aflora como un grave problema estructural.
El Duque de Palma, Iñaki Urdangarín, declaró hoy ante la justicia y desvinculó a la Casa Real de sus negocios corruptos. Por su parte, Rajoy se encuentra cada vez más acorralado por el caso de la contabilidad B del PP atribuida a su ex tesorero Luis Bárcenas.