En agosto de 2011, el FBI llegó a Islandia con la intención de investigar el caso Wikileaks. Sin embargo, lo hizo sin avisar a las autoridades de la isla, por lo que el Gobierno de Islandia expulsó al cuerpo de seguridad del país y después envió una queja formal a Estados Unidos.
El encargado de hacerlo fue el ministro de Interior islandés, Ögmundur Jónasson, quien se reunió con estos agentes cuando tuvo noticias de su presencia en la isla, según recoge el medio estatal RUV, que entrevistó a varios de los implicados (entre ellos, el propio Jónasson).
El Gobierno de Islandia se ha mostrado en varias ocasiones a favor de Wikileaks y muy crítico con la actitud de Estados Unidos a la hora de tratar de conseguir información sobre el portal de filtraciones y quienes participan en él.
De hecho, una parlamentaria islandesa, Birgitta Jónsdóttir, es una de las personas cuya información han obtenido las autoridades estadounidenses, motivo por el que se niega a salir de Islandia, pues teme ser detenida por su supuesta vinculación con Wikileaks.
En cualquier caso, según la información publicada, los agentes llegaron en un avión privado y comenzaron su investigación, en el curso de la cual contactaron con la policía islandesa, entre otros, para recabar información, lo que hizo que la noticia de su presencia en el territorio llegase a oídos del Ejecutivo.
Cuando el ministro de Interior tuvo conocimiento de esta actividad, aparentemente se reunió con los miembros del FBI que había en el país y les explicó que el Gobierno de Islandia no permitiría que un cuerpo de seguridad extranjero llevase a cabo su propia investigación en su territorio. Después, ordenó que volviesen a Estados Unidos y, tras una reunión, el país envió una queja formal a través del ministro de Exteriores, Össur Skarphéðinsson.
Ahora toda la situación ha visto la luz gracias, precisamente, al periodista y portavoz de Wikileaks Kristinn Hrafnsson. Sin embargo, el ministro de Interior, aunque corroboró la mayor parte de la historia, negó saber cuántos agentes había, aunque sí reconoció que exigieron conocer cuál era el motivo de esta imprevista visita.
Por Guillermo del Palacio
Publicado por ALTI040 y re-publicado por El Ciudadano