Por: Fabián Cuéllar para Revolución Trespuntocero
@FCuellar3_0
Líderes de las comunidades mapuche de La Araucanía participaron en una segunda ronda de conversaciones con el gobierno chileno con el fin de replantear sus demandas de autodeterminación y autogobierno.
La “cercanía” gubernamental se dio semanas después de los ataques violentos presuntamente perpetrados por indios mapuches en la región araucana. El discurso del presidente de Chile, Sebastián Piñera, gira en torno a una supuesta “máxima urgencia al reconocimiento constitucional de los pueblos originarios” aunque de igual forma afirmó que en su gobierno están “absolutamente convencidos de que Chile es un solo país, una sola nación, tenemos varios pueblos, tenemos muchas culturas, pero un solo país”. La declaración desecha cualquier posibilidad de autonomía para la comunidad mapuche.
Los ministros del Interior, Andrés Chadwick, y de Desarrollo Social, Joaquín Lavín, han sido los encargados de establecer comunicación con líderes indígenas, aunque algunos han sido excluidos de las conversaciones. Tal es el caso de Aucán Huicalman, vocero del Consejo de Todas las Tierras y principal promotor de la autodeterminación mapuche.
La zona de La Araucanía, territorio de conflictos históricos por el reclamo de tierras ancestrales, ha visto resurgir la violencia entre indìgenas y agricultores. La lógica del gobierno de Piñera se inclina más hacia la resolución del conflicto con intervención policial, y se cree que se busca justificarla con los ataques incendiarios y violentos de las últimas semanas.
La verdadera urgencia de Piñera se enfoca en conseguir el apoyo del Congreso de Chile para aprobar el proyecto de ley conocido como Ley Hinzpeter que reformaría el artículo 269 del Código Penal en lo relativo a disturbios públicos y que pretende criminalizar la protesta pública.
El ministro de Gobierno de Chile, Cristian Larroulet, aseguró que la comunidad mapuche tenía apoyo de organizaciones extranjeras como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), declaración que desmintió días después.
Entre las contradicciones y la decisión del gobierno de Piñera de resolver el asunto sin un diálogo democrático, los movimientos del gobierno chileno sólo aportan a la opacidad. El verdadero conflicto sigue creciendo entre agricultores y mapuches, quienes pelean las tierras que ambos creen suyas por derecho.