Continúan las reuniones que está realizando el Partido Humanista con diversos movimientos, partidos y organizaciones con miras a la formación de un conglomerado político alternativo al duopolio gobernante. Y ya las piezas van encajando, las voluntades aunándose y la idea configurándose, de tal modo que en marzo próximo habría proyecto, programa, lista parlamentaria y nombre de presidenciable para proponerle al país, con vistas a las elecciones del 17 de noviembre de este año.

Uno de los nombres que suena como probable para asumir la representatividad presidencial de este nuevo y democrático conglomerado ciudadano es el del economista Marcel Claude, quien evalúa el ritmo con que se está configurando el futuro referente político, que para muchos pareciera estar quedándose rezagado en la ya iniciada carrera por el sillón de La Moneda.

“Bueno, nosotros estamos un poco atrasados porque la dinámica nuestra es distinta, la filosofía que nosotros queremos impulsar es otra. Hemos dicho varias veces que hay que distinguirse de la forma de presentación de candidatos que hoy día es como más mercantil, es decir, ¿quién lava mejor la ropa, cuál es la bebida más dulce, cuál es la que más te trae la felicidad. Y por lo mismo, es un poco más compleja la decisión de construir una alternativa, porque esta vez no se trata – ya lo hemos dicho varias veces- de cambiar un Presidente, sino que de construir un país muy diferente, y eso requiere un esfuerzo muy grande de articulación, de conversación, de esperar los tiempos de los distintos convocados e invitados, porque no están convocados o invitados para que aplaudan, sino para que sean actores principales de este drama que vamos a levantar, de esta épica, de esta epopeya”.

¿Es un trabajo delicado?

Es que esto requiere, obviamente, construir confianzas, amistad, cariño, ¡buena onda!, digamos. Es que aquí no se ha reunido un equipo de publicistas definiendo un producto, poniéndole una marca y lo está difundiendo en el mercado para que lo compren. Aquí de lo que se trata es que un pueblo, organizaciones sindicales, estudiantiles, políticas, levanten una propuesta y se articulen, y se fortalezcan, y construyan un proyecto de país, y construyan un proyecto de candidaturas. Y eso es un trabajo un poco más largo, un poco más tedioso, a veces frustrante, porque los tiempos de los hombres, y de las mujeres, de las personas y de las sociedades son distintos de los tiempos del mercado. El mercado va por el lado de ¡aquí hay que ganar lucas, hay que rentabilizar el negocio, hay que acelerar los procesos!… y que se pongan las vendedoras, que aparezcan las promotoras que reparten las chapitas, que pongan los carteles, que hagan los afiches, que hagan el clip publicitario… Bueno, ya tenemos algunos dando vueltas.

¿Cómo se ve la cosa?

Yo tengo mucha esperanza, sobre todo porque vemos que los otros candidatos tienen severas limitaciones para presentar un proyecto de cambio real, porque todos lo candidatos que hoy día están en la palestra tienen su anclaje al poder establecido, a los poderes fácticos, como diría uno de los candidatos que es Allamand. Él también está anclado a los poderes fácticos y no quiere una Asamblea Constituyente para crear una nueva Constitución. Y no van a nacionalizar el cobre, como lo ha dicho el señor Velasco, pues él prefiere el capital extranjero y abrir las puertas para que entre el capital extranjero. Por lo tanto, nosotros no vemos en esos candidatos una opción de cambio real, ni lo ve tampoco la ciudadanía que quiere quiere educación pública gratuita, universal y laica y de buena factura.

“Es que esa ciudadanía quiere tener el derecho a la salud, ese que nadie hoy en Chile tiene, ni siquiera los que van a las ISAPRE, porque les suben los planes a cada rato, cuando les va mal o tienen una enfermedad los ponen preexistentes y se acabó la historia, o tienen que endeudarse si es que tienen una enfermedad catastrófica. Por lo tanto nadie tiene derecho a la Salud en Chile, ni siquiera los ricos. La gente quiere derecho a la Salud, quiere tener una pensión digna, y ninguno de estos candidatos, y esa es nuestra fortaleza, va a plantear que tienen que desaparecer las AFP y que tiene que instalarse en Chile un sistema público, solidario, sustentado en el hecho que a los viejos hay que ofrecerles, hay que darles una vida digna y no una pensión miserable. Y eso requiere necesariamente reformular el sistema de pensiones, porque después de 33 años de operación no ha funcionado ni va a funcionar nunca más”.

“La nacionalización del cobre no la van a plantear, la reforma tributaria tampoco, menos la Educación pública. No se, nuestra confianza es que hay una demanda política por esas transformaciones, y desde los sectores sociales, sindicales, estudiantiles, desde partidos como el Partido Humanista, es que podemos plantear eso porque no tenemos anclaje, no tenemos compromiso con el capital privado, no tenemos compromiso con los poderes fácticos, nuestro único compromiso es con el pueblo chileno. Nuestra desventaja es que debemos tener más paciencia, tenemos que esperar los tiempos, tenemos que construir las confianzas. Pero yo creo que en marzo ya tendremos una lista parlamentaria, un candidato presidencial y tenemos un proyecto político”.

¿Para entonces va a estar definido, no antes?

Creo que ya está más o menos definido, lo que pasa es que esto es como un barco que está en el puerto, se sabe más o menos hacia dónde va el barco, se sabe más o menos quienes son los que lo van a conducir, a quiénes se les va a entregar la responsabilidad de ser el capitán, el almirante, el teniente, el subteniente, pero falta gente que se suba. El barco va a partir y va a ir en la dirección que nosotros creemos tiene que ir, pues todos quieren ir hacia allá.

¿En este proyecto hacen sentido las palabras de Lincoln cuando habla de un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo?

Nosotros vamos a usar la palabra pueblo, porque como dijo Zitarrosa: “Cuando cantamos somos un hombre con un pueblo en la garganta”. Esa es la idea, restaurar la lógica del poder anclado, afincado en la ciudadanía, en el pueblo, en las organizaciones, en la soberanía popular. Por eso es que hay que tener paciencia, tener resistencia a la frustración, esperar que lleguen, porque muchos vienen en automóvil, otros en bus, otros que se vinieron en barco, en bote, otros llegan el próximo mes, pero todos van a subirse en este gran barco. Entonces hay que tener la paciencia para esperar que lleguen todos para partir hacia donde queremos ir.

“Claro, hay otros que dicen no importa si el barco va vacío o va lleno, da lo mismo, nosotros vamos a llevar este barco y tenemos al capitán, y el capitán es Golborne, y da lo mismo que el barco vaya vacío, no importa que la gente se quede en la playa o que se queden en sus casas… Hay que llevar el barco p’allá y se acabó. Pero lo que a nosotros nos interesa es que hay que llenar este barco con gente, con organizaciones, con pueblo, con dirigentes y que de manera real y efectiva, genuina y honesta sea un esfuerzo colectivo de transformación política hacia un país mejor, porque es urgente. No porque lo necesitemos solamente o porque sería interesante, épico y bonito, sino porque de verdad es una urgencia histórica, es una necesidad de hacer las transformaciones que queremos para efectivamente vivir mejor, pues finalmente se trata de eso”.

“Actualmente no estamos viviendo bien. Estamos trabajando mucho, hay mucha frustración, hay mucha ansiedad, hay mucho suicidio, hay mucha desesperanza, mucho negocio. Como diría Sabina: “Una epidemia de tristeza cruza la ciudad”, y eso es lo que hay que cambiar. Y eso requiere tener la paciencia de esperar que todos lleguen al puerto, se suban al barco, y se suban contentos. Y cuando haya que remar, rememos todos”.-