Por corresponsales * IPS/Al Jazeera
Siria «está siendo destruida poco a poco», alertó el enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la Liga Árabe a ese país, Lakhdar Brahimi, tras el hallazgo de 70 cuerpos de hombres ejecutados en la nororiental ciudad de Aleppo.
El conflicto interno armado en Siria alcanzó «niveles de horror sin precedentes», declaró el argelino Brahimi una vez conocida la masacre de Aleppo, la ciudad más grande de Siria después de Damasco.
Brahimi también señaló al Consejo de Seguridad de la ONU el martes 29 que debe actuar ya para detener la matanza, encarnada ahora por los 70 jóvenes, cada uno muerto de un solo disparo en la cabeza y luego tirados a un río en esa conflictiva ciudad.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, informó que 65 de los 70 cuerpos fueron hallados en el río Queiq, que atraviesa Aleppo separando el distrito de Bustan al-Qasr de Ansari, en el sudoeste de la ciudad, pero que la cifra total podría aumentar en forma significativa.
Los rebeldes sirios responsabilizaron al gobierno del presidente Bashar al-Assad por la matanza, pero los medios de comunicación estatales aseguran que fueron facciones de la oposición.
«El país se desintegra frente a nuestros ojos», habría dicho Brahimi, según diplomáticos que participaron en la reunión a puertas cerradas.
También advirtió al Consejo de Seguridad de la ONU que su mediación no podrá lograr avances a menos que ese órgano se una para presionar al gobierno sirio y a las fuerzas de la oposición para alcanzar algún tipo de compromiso.
La afirmación de Brahimi coincidió con el día en que donantes internacionales prometieron en una conferencia de la ONU, realizada en la ciudad de Kuwait, la entrega de 1.000 millones de dólares para los países vecinos de Siria que albergan a unos 700.000 refugiados.
Se buscarán otros 500 millones para financiar tareas humanitarias para ayudar a unas cuatro millones de personas dentro de Siria.
Compromiso de Kuwait
El emir de Kuwait, jeque Sabah al Ahmad al Sabah, inauguró la conferencia prometiendo 300 millones para la población siria.
«Debido al enorme sufrimiento de la población de Siria y para ayudar a garantizar el éxito de la conferencia, anuncio que Kuwait donará 300 millones de dólares para el pueblo sirio», señaló.
Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos prometieron 300 millones cada uno.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon pidió ayuda económica urgente y alertó que si no se conseguían más fondos, «morirían más sirios».
«La situación en Siria es catastrófica», señaló Ban, al tiempo que urgió a las partes enfrentadas a «detener la matanza».
El embajador de Estados Unidos en Siria, Robert Ford, comentó a Al Jazeera la necesidad de asistencia humanitaria en Siria.
«Creemos que la ONU tiene un papel fundamental en lo que se refiere a llegar a algunas partes de Siria. Pero no es suficiente. Tienen que haber operaciones desde los países vecinos, así como un mejor acceso para la ONU y sus socios dentro del país», declaró.
No está claro que el último informe de Brahimi, que según diplomáticos es el más sombrío desde que fue designado hace un año, convenza a Rusia de apoyar medidas concretas de la ONU para tratar de detener el derramamiento de sangre.
El Consejo de Seguridad está dividido respecto de este conflicto pues Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y otras potencias occidentales respaldan a la oposición armada y presionan por resoluciones que eleven la amenaza de sanciones.
Pero Rusia, junto con China, vetó tres resoluciones propuestas por las potencias occidentales.
Brahimi indicó que los principios de una transición política en Siria, acordada en Ginebra en conversaciones con las grandes potencias mundiales y regionales en junio de 2012, podrían formar la base de un plan de acción del Consejo de Seguridad.
También indicó que los intentos de terminar un conflicto que lleva 22 meses, y que ya dejó 60.000 muertos según cifras de la ONU, no ha tenido avances en los últimos dos meses.
Numerosos diplomáticos comentaron que Brahimi quedó extremadamente frustrado por la incapacidad del Consejo de Seguridad de unirse detrás de él. Su antecesor, Kofi Annan, ex secretario general de la ONU, expresó el mismo sentimiento cuando renunció en agosto.
Mientras, los rebeldes dijeron haber capturado a un funcionario de inteligencia del régimen de Bashar al Assad en la oriental ciudad de Deir Az-Zor.
Además, combatientes de la oposición dijeron haber tomado varios puntos de control en la ciudad y destruido numerosos vehículos del ejército.