Pressenza da la bienvenida a su nuevo colaborador Luz de Levante reproduciendo este jugoso artículo
La muerte de más de un centenar de trabajadoras y trabajadores de un taller textil en noviembre en Bangladesh fue la última de una serie de accidentes que dejan en evidencia un problema estructural.
Por Albert Sales i Campos, Coordinador de la Campaña Ropa Limpia en Catalunya para Diagonal
Los incendios y hundimientos en las fábricas de ropa de Bangladesh se han cobrado centenares de muertes en los últimos años. El 24 de noviembre un desastre en mayúsculas mataba a más de un centenar de obreros y obreras que trabajaban en la fábrica Fashions Tazreen, proveedora de marcas como C & A, Carrefour, Walmart o Kik, entre otras. Al llegar a la fábrica, los bomberos constataron que no había ninguna salida de emergencias habilitada y que muchos trabajadores salvaron la vida saltando desde las ventanas de los pisos superiores a pesar de quedar malheridos.
Los costes que se ahorran inversores y grandes firmas produciendo en Bangladesh no son sólo los salariales.
La inversión en seguridad y en la mejora de las instalaciones es mínima y no existe control alguno sobre el deterioro de las estructuras o la construcción de nuevas naves o el crecimiento vertical de los edificios donde se alojan los talleres y las fábricas. En el interior de las edificaciones, las trabajadoras y los trabajadores pasan sus largas jornadas, demasiado a menudo por encima de las 14 horas diarias durante 6 ó 7 días a la semana, a cambio de salarios de unos 30 euros mensuales.
Uno de los casos de hundimiento con más repercusión internacional y que fue el detonante de que se iniciara una línea de trabajo entre movimientos internacionales por los derechos laborales, fue el de la fábrica Spectrum, en las afueras de Dhaka. En 2002, el propietario de la fábrica decidió añadir un piso al edificio de 4 plantas. Unos días antes del derrumbe, las trabajadoras advirtieron algunas grietas en las paredes de la quinta planta y el 11 de abril de 2005 a la una de la madrugada, todo el edificio se cayó. El accidente causó la muerte de 64 personas y heridas a 70, aunque la inmensa mayoría de ellas acababan su jornada “oficial” a las seis de la tarde. La Campaña Ropa Limpia y las organizaciones locales pudieron averiguar que Spectrum trabajaba para las empresas KardstadtQuelle, Steilmann, New Yorker, Kirsten Mode y Bluhmod, New Wave Group, Scapino, Cotton Group, Solo Invest, Carrefour, así como para el Grupo Inditex. Las organizaciones de trabajadoras pidieron a estas grandes empresas que se implicaran en la creación de un fondo de compensación para las víctimas y sus familias.
Se tardaron ocho meses en recibir las primeras compensaciones para afrontar los gastos médicos.
Los hogares de las personas fallecidas recibieron unos 1.000 euros de la Asociación de Productores y Exportadores de Ropa de Bangladesh y, algunas de las familias de las heridas ingresaron 266 euros por decisión de los tribunales laborales. A pesar de los gestos en positivo de alguna de las empresas, una vez fuera de la escasa atención mediática que reciben las fábricas asiáticas, el resultado fue decepcionante.
En la historia reciente de la industrialización bengalí ya se acumulaban otros muchos desastres antes de Spectrum. Doce personas muertas en agosto de 2000 en el incendio de Globe Knitting, 48 personas muertas en noviembre de 2000 en el incendio de Sagar Chowdhury Garment Factory (entre ellas diez niños y niñas), 24 personas muertas y más de 100 heridas en agosto de 2001 en Macro Sweater, nueve personas muertas y más de 50 heridas en mayo de 2004 en Misc Complex. Después de Spectrum las muertes han seguido contándose por centenares. En 2006, un incendio en la fábrica Chittagong mató 50 trabajadoras y trabajadores e hirió 100 más. El mismo año, el hundimiento del Phoenix Building, terminó con la muerte de 19 personas y con 50 más heridas a las que habría que añadir las trabajadoras de la factoría del Imam Group, que sintieron la explosión y sufrieron las consecuencias de una fuga desordenada de unas instalaciones no preparadas para este tipo de emergencias.
Las grandes empresas de la moda aseguran que realizan auditorías periódicas en sus factorías proveedoras en las que se incluye un apartado sobre seguridad laboral
En febrero de 2010 en el derrumbamiento de Garib & Garib, una factoría que tenía como gran cliente a la empresa sueca H&M, murieron 21 personas. También se encontraron evidencias de que se había producido para El Corte Inglés (ING) pero la empresa española aseguró que se trataba de un pedido de muestra. En diciembre de 2010 murieron 29 personas en el accidente de That’s It Sportwear, una fábrica que trabajaba para firmas norteamericanas como The Gap, VF Corporation, JC Penney, Philips Van Heusen (propietaria de Tommy Hilfiger), Abercrombie & Fitch…
Las grandes empresas de la moda aseguran que realizan auditorías periódicas en sus factorías proveedoras en las que se incluye un apartado sobre seguridad laboral, pero lo cierto es que detrás de cada desastre hay marcas internacionales implicadas. La Campaña Ropa Limpia se ha hecho eco muchas veces de las demandas de los grupos de trabajadoras y los sindicatos y ha exigido a las empresas de moda un compromiso tangible con la seguridad de las personas trabajadoras de Bangladesh y otros países en que se viven situaciones similares (como es el caso de Pakistán). En marzo de 2012 (grupo propietario de las marcas Calvin Klein y Tommy Hilfiger, parte implicada en algunos de los accidentes más relevantes) firmó un memorando de entendimiento (ING) con los sindicatos de Bangladesh, la Campaña Ropa Limpia y grupos de defensa de los derechos laborales activos en el país, para prevenir futuros accidentes laborales masivos. Tras meses de presiones y conversaciones, Tchibo también ha firmado el MoU en otoño de 2012. Pequeños avances en un sector en el que la explotación laboral y los abusos son estructurales.