Una seguidilla de reacciones provocó hoy en el mundo político nacional la silente llegada a nuestro país de la ex Presidenta Michelle Bachelet. Voces de aquí y de allá se dejaron oír comentando el tema, pero la verdad, y como dice la figura del Humanismo internacional y ex candidato presidencial Tomás Hirsch, en realidad lo único que sucede es que la ex Mandataria ha venido a pasar el fin de año a Chile, cuestión que no tiene absolutamente nada de extraordinario. “Es una mujer, madre, hija que viene a pasar la Navidad y el Año Nuevo con su familia, lo cual es absolutamente normal, simple, comprensible, y una acción que realiza gran parte de los funcionarios internacionales que trabajan en Nueva York, en los organismos de las Naciones Unidas”.
“Ahora bien, las declaraciones que hemos visto hoy de la Alianza, del Gobierno, incluso del ministro del Interior, me parecen totalmente desproporcionadas y hablan de un nerviosismo que crece día a día frente al terror que les da el saber que les queda muy poco en La Moneda, y que están frente a quien muy probablemente puede ser la próxima Presidenta en la medida que la Concertación la proclame su candidata. Así que el nerviosismo de las declaraciones del Gobierno refleja en realidad su propia debilidad, y el hecho que no pueden sacarse de la mira y de las cabezas el fantasma que les representa Michelle Bachelet, porque les habla y les refleja su propio fracaso”.
Según Tomás Hirsch, por otra parte se ve en la Concertación un nerviosismo bastante similar, pero en este caso asociado a un posicionamiento o una suerte de búsqueda de la pole position, como en las carreras de fórmula Uno, “y vemos la desesperación y los corre-corre de los distintos personajes para ver quién logra contar con su venia, una carta de saludos o alguna bendición que le permita mejorar en las apuestas y calcular si puede llegar a obtener un carguito en el próximo gobierno. Lo cual habla también muy mal de la Concertación, y nos muestra cómo no han aprendido absolutamente nada con la derrota que sufrieron en las urnas frente a Sebastián Piñera. La Concertación hoy día está en una lógica del poder, en una lógica de recuperar los espacios como si se tratara de un botín, y para eso ven a Michelle Bachelet como una santa salvadora que les puede permitir llegar finalmente al Santo Grial”.
“Desde esa actitud evidentemente no le hacen ningún favor, y lo que va a pasar finalmente es que si llega a gobernar se va a encontrar con un movimiento social muy fortalecido, que espera y demanda cambios mucho más profundos de los que realizó en su anterior gobierno”.
Evaluando en perspectiva lo que ella hizo durante su mandato, ¿es posible que la gente se entusiasme con la posibilidad que ella vuelva a ser Presidenta?
Si se estudia objetivamente lo que hizo, no. De ninguna manera debería producir entusiasmo, porque en realidad su gobierno no fue más que una continuidad de los anteriores gobiernos de la Concertación, que significaron una profundización del modelo neoliberal en Chile, una profundización del enriquecimiento de una pequeña franja de la población a costas de la gran mayoría. Su gobierno significó mantener y profundizar el dramático conflicto mapuche, su gobierno significó consolidar un modelo educacional que le otorga grandes y jugosas ganancias a los dueños de las universidades y de la educación básica y media particular-subvencionada. Su gobierno, en definitiva, significó permitir que las multinacionales siguieran operando en la matriz extractiva de nuestro país, llevándose todos nuestros recursos a costo cero, virtualmente sin pagar impuestos.
“Entonces, resulta muy interesante que de todas maneras ella represente esta suerte de anhelo, de esperanza de cambio provocado básicamente por la asfixia que produce la mantención del gobierno de ultraderecha de Sebastián Piñera, pero creo que todo esto es más bien una situación sentimental, más que una realidad objetiva, de lo que ella realizó durante su gobierno. En ese sentido, francamente yo no me hago ninguna expectativa de una transformación estructural del modelo económico, político y social chileno bajo un eventual nuevo gobierno de Bachelet”.
En este escenario, ¿es posible armar eso que se ha dado en llamar la Tercera Vía de aquí a las próximas elecciones?
Antes de decir si es posible, hay que decir que es necesario, que es urgentemente necesario. Es una obligación trabajar en esa dirección, y sería una irresponsabilidad de los partidos políticos y de los movimientos sociales de las Izquierda o del progresismo chileno no hacer todo el esfuerzo necesario para la construcción de una alternativa única que agrupe a todos, que tenga una propuesta clara, un programa de gobierno, que levante una candidatura presidencial, que tenga una lista parlamentaria fuerte y sólida, con representación prioritaria de los movimientos sociales que la enriquezca como lista… ¿Es posible eso?. Bueno, esa es una gran pregunta y un gran desafío. Pero hoy lo que yo quisiera marcar es la necesidad de avanzar en esa dirección.-