Por Mel Frykberg
Batallones de la Unión Nacional, un nuevo grupo que reúne a partidarios de todo el espectro político palestino, llamó a una tercera intifada (levantamiento popular) contra la ocupación, al tiempo que la inteligencia israelí alerta que están dadas las condiciones para ello en Cisjordania.
Ambos pronunciamientos siguen a una serie de protestas y enfrentamientos entre soldados israelíes y jóvenes palestinos en distintas localidades de Cisjordania el fin de semana pasado tras la muerte de Mohammad Salayma, de 17 años, a manos de un guardia fronterizo en Hebrón.
Seguidores de Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica), Fatah, Yihad Islámica y del Frente Popular de Liberación de Palestina anunciaron la creación de los Batallones de la Unión Nacional (BUN) a través de un vídeo distribuido el fin de semana pasado.
La flamante agrupación se propone consolidar la lucha contra Israel. Si bien respaldó el reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como estado observador no miembro de ese foro mundial, también dijo que peleará para recuperar «toda la Palestina, desde el mar (Mediterráneo) hasta el río» Jordán.
«Este es el comienzo de la tercera intifada palestina, que estalla en el corazón de Hebrón y se propagará por toda Palestina», dice el vídeo. Las dos anteriores revueltas populares se sucedieron de 1987 a 1993 y de 2000 a 2005.
Los miembros de los BUN amenazaron con secuestrar a soldados israelíes si las fuerzas militares de ese país no cesan con la detención de ciudadanos palestinos. Además dijeron que, si el estado judío sigue matando civiles con impunidad, les pagará con la misma moneda.
Las demandas del grupo incluyen la eliminación de los puestos de control en Cisjordania, la libertad de todos los presos palestinos en cárceles de Israel, el retiro de ese país de los territorios que ocupa y la transferencia a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de la recaudación impositiva, confiscada por el estado judío desde que mejoró su estatus en la ONU.
También reclama la apertura de todos los cruces fronterizos y el suministro de agua y electricidad a la asediada franja de Gaza.
La declaración fue difundida el viernes 14, al día siguiente de la muerte de Salayma, sobre la que soldados israelíes alegaron que fueron amenazados con un arma de plástico. Pero la familia del adolescente dio a IPS una versión distinta de los hechos.
«Dudo que Mohammad tuviera un arma de plástico. Creo que los israelíes se la pusieron después del disparo», dijo a IPS el tío del muchacho, un policía de la ANP.
«Era su cumpleaños y salió a comprar una torta para celebrar. Para ir a la tienda tenía que pasar por un puesto de control militar una vez a la ida y otra a la vuelta. Si tuviera una réplica de un arma, la máquina de rayos X la hubiera detectado», explicó.
«Era un estudiante feliz e inteligente, y representó al equipo palestino de lucha en Francia. Volvía a casa con su torta de cumpleaños y ¿tenemos que creer que de repente trató de imponerse a un grupo de soldados israelíes entrenados y fuertemente armados? No era estúpido», dijo Nasim Salayma, de 22 años, primo de la víctima.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos internacionales así como palestinas e israelíes han registrado a lo largo de los años numerosos casos de palestinos asesinados por soldados israelíes en circunstancias sumamente controvertidas.
De lo que no hay duda es de que este último asesinato generó un profundo malestar. Cientos de jóvenes que salieron a las calles de Hebrón el jueves 13 a expresar su enojo contra efectivos israelíes, tirando piedras y quemando llantas.
Decenas de ellos resultaron heridos tras los enfrentamientos, algunos de gravedad, con municiones reales y gases lacrimógenos. Las protestas se propagaron luego a otros pueblos y ciudades de Cisjordania.
IPS fue testigo de enfrentamientos en Hebrón al día siguiente en el marco de una manifestación de partidarios de Hamás que conmemoraban el 25 aniversario de la creación del movimiento.
Fue la primera vez en años que la ANP permitió a Hamás organizar una manifestación en Cisjordania, en el contexto de un acercamiento entre esa organización y Fatah, principales partidos palestinos y archirrivales.
Los pequeños pasos hacia la unidad siguieron al fortalecimiento político de Hamás tras el último ataque israelí contra Gaza, del 14 al 21 de noviembre, que unió a los palestinos de todas las facciones. Las fuerzas de seguridad de ambos partidos también disminuyeron drásticamente la cantidad de detenciones mutuas.
Esa situación hizo que la imagen de Hamás creciera en Cisjordania, sumada a la próxima transferencia de Israel de varios presos de esa organización desde Gaza a Cisjordania, logrará consolidar más su presencia en este territorio palestino.
Otro elemento que puede contribuir a otra insurrección popular contra la ocupación israelí es el posible colapso o disolución de la ANP debido a que el estado judío confisca más de un millón de dólares de la recaudación impositiva de los palestinos.
La ANP es la fuente de ingresos de varios cientos de familias palestinas, lo que hace pronosticar a numerosas especialistas que un desempleo masivo seguirá a la disolución de esta entidad y dejará a los palestinos en una situación desesperada.
Las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos están congeladas.
La indignación de los palestinos se agravó por el aumento de ataques de colonos israelíes y la continua expropiación de sus tierras. Además, tras el reconocimiento internacional que significó la mejora de estatus dentro de la ONU, creció el sueño de un estado propio.
Mientras, Shin Bet, la agencia de inteligencia interna, observó que el malestar generalizado en los territorios ocupados podría fomentar el desarrollo de un tipo de infraestructura capaz de alentar una tercera Intifada, según medios de prensa israelíes.