La justicia ecuatoriana obliga a Chevron a pagar 19 mil millones de
dólares. Y la argentina embarga todos sus bienes. El fin del “juicio del
siglo” está más cerca.
En un proceso inédito en el mundo, en enero de 2012 la justicia ecuatoriana
confirmaba la sentencia emitida un año antes: la petrolera
Chevron<http://www.ecoportal.
-Texaco <http://www.ecoportal.net/
amazónica y *debe pagar una factura de 19,2 mil millones de dólares, la
cifra más alta en la historia de las indemnizaciones judiciales*. Los
abogados de los 30.000 indígenas<http://www.
Fue en este último país donde el trámite dio sus primeros resultados. *El 7
de noviembre la justicia argentina decretaba el embargo de todos los
activos de la compañía*. Una noticia que no ha gustado especialmente a los
inversores: la novena petrolera más grande del mundo empezaba el mes de
diciembre con fuertes caídas en bolsa. El primer paso para reparar uno de
los mayores vertidos tóxicos de la historia ya está dado.
El primer barril de petróleo
El 27 de junio de 1972, el primer barril de petróleo<http://www.ecoportal.
Cuarenta años después, la región desde donde fue extraído el petróleo<http://www.ecoportal.
llenó aquel barril *es la más pobre de Ecuador. Y la que presenta mayores índices de cáncer de todo el país.* El aire huele a gasolina, la tierra huele a gasolina, el agua huele a gasolina.
En una cafetería del centro de Lago Agrio, la capital de esta región
petrolera, Hermenegildo Criollo nos cuenta el primer encuentro con la
Texaco<http://www.ecoportal.
Criollo había nacido en la comunidad cofán de Dureno. Tiene suficiente edad
para acordarse. Los ríos que rodean la aldea proporcionaban agua para beber
y pesca en abundancia. Los bosques, animales para cazar y medicinas
naturales.
El único pago que efectuó Texaco<http://www.ecoportal.
de las máquinas. *La compañía empezaba a perforar.* Una mañana en la orilla
del río, muy cerca de la comunidad, apareció una gran mancha negra.
—¿Qué es esto? ¿De dónde viene?— dijeron en la comunidad. Ni los mayores ni
los chamanes habían visto en sus días un derrame de
petróleo<http://www.ecoportal.
*“Ni sabíamos qué era el petróleo<http://www.ecoportal.
“Y entonces empezaron los dolores de estómago, los dolores de cabeza. Nos
bañábamos en el río y todo el cuerpo quedaba con sarpullidos. Eran
enfermedades que nunca habíamos visto”. *Su primer hijo falleció con seis
meses por problemas de crecimiento. *El segundo nació sano, pero las cosas
no tardaron en torcerse. “Cuando tenía tres años, ya podía nadar y caminar.
Yo lo llevé un día al río. Y el niño, mientras se bañaba, tomó agua
contaminada. Cuando llegó a la casa empezó a vomitar. Terminó vomitando
sangre. Antes de 24 horas falleció. Dos hijos. Desde ahí yo dije ¿qué puedo
hacer, cómo podemos defendernos de las enfermedades que vienen de todos
lados?”.
Entre 1964 y 1992, Texaco derramó 60,5 millones de litros de petróleo y 68
mil millones de litros de aguas tóxicas en el ecosistema amazónico El caso
de la comunidad de Dureno no era aislado. Cuando Texaco abandonó Ecuador en 1992, olvidó llevarse 60,5 millones de litros de petróleo que había
derramado en el ecosistema amazónico y 68 mil millones de litros de aguas
tóxicas que había vertido en los ríos. Por no hablar de los 235 mil
millones de pies cúbicos de gas que había quemado al aire libre. *Un
desastre ambiental y social solo comparable con los más grandes de la
historia*: Chernóbil, el derrame del golfo de México, Bophal o el Exxon
Valdez. Aunque en este caso no se trató de un accidente, sino de una acción
deliberada para ahorrar gastos, tal como determinó la sentencia del
juicio<http://www.ecoportal.
Indígenas y colonos
Una de los principales obstáculos para hacer frente a la Texaco era
la*desconfianza entre los dos principales grupos de afectados por la
contaminación<http://www.
Humberto Piaguaje pertenece al pueblo secoya. Apenas quedan 445 miembros de su cultura milenaria, acechada por los vertidos y los cambios forzados en
su forma de vida. “Fue un proceso de construcción bien difícil al inicio”,
dice. Recuerda cuando Luis Yanza, uno de los primeros líderes de los
colonos, empezaba a convocar reuniones: *“La gente decía: ‘Chuta, ¿cómo nos
vamos a unir con los colonizadores? Si ellos también vinieron a destruir
nuestra selva”*. Las orillas del río, de donde obtenían el agua y la pesca,
estaban constantemente enfangadas de petróleo. Las enfermedades, para las
que no tenían cura, diezmaban la población, ponían al borde de la extinción
sus costumbres, su lengua, sus relatos y creencias.
“Nosotros nos sentíamos muy solos frente a esto. Pero dijimos: ‘no,
pues,*tenemos que luchar más allá de todo eso, tenemos que enfrentar
uniéndonos todos*.* A pesar de haber tantos conflictos, de no conocer la cultura, de hablar otros idiomas, hicimos el Frente de Defensa de la Amazonía”*, dice Humberto Piaguaje.
Años después, en 2001, la organización se amplió con la creación de la
Asamblea de Afectados por la Texaco. Hoy Piaguaje ejerce como
subcoordinador legal de *esta organización que reúne a 30.000
indígenas<http://www.
“El juicio <http://www.ecoportal.net/
En 1993, un grupo de abogados, colonos e indígenas<http://www.
“La Texaco no contó con que la movilización iba a estar vigilante todo el
tiempo y eso iba a presionar a los jueces para que no se puedan vender. En
Ecuador los juicios se ganan en la calle» Pero las cosas no salieron como
esperaba la compañía, dice Almeida: “Ellos no contaron con que la
movilización iba a estar vigilante todo el tiempo y eso iba a presionar a
los jueces para que no se puedan vender. *Teniendo ahí cientos y cientos de
indígenas a la puerta de la Corte a ningún juez se le va a ocurrir hacer
alguna barbaridad*. *En Ecuador los juicios se ganan en las calles. *Con
eso no contaba Texaco”. Los medios de comunicación empezaron a hablar del
“juicio del siglo”.
*El 23 de junio de 2003 se inició el proceso contra la Chevron<http://www.ecoportal.
en Lago Agrio.* Como ayudante de los abogados que representaban a los
30.000 afectados figuraba un joven llamado Pablo Fajardo. Había nacido en
una familia humilde de colonos. Estaba a punto de terminar sus estudios de
Derecho a distancia.
“Yo estaba asistiendo a dos abogados de Quito muy prestigiosos. Uno vivía
en EE UU, otro en Quito, pero se enfermó durante el juicio. *Y en 2005 me
tocó asumir el juicio a mí. Yo entonces llevaba apenas un año de ser
abogado.* Frente a mí estaban ocho abogados de
Chevron<http://www.ecoportal.
El que menos tenía 25 años de experiencia”, cuenta Pablo Fajardo en su
despacho de Lago Agrio. Más de dos habitaciones enteras son necesarias para
almacenar todo el material del juicio: 230.000 hojas que recogen los
testimonios de los afectados, los análisis sobre el terreno y los datos de
18 años de litigio.
Es difícil imaginar un juicio más desigual. Desde el inicio del proceso, *Chevron
ha gastado más de mil millones de dólares en abogados y peritajes.*“Nosotros hemos tenido que ir rebuscando hasta el último centavo para seguir en esta batalla. Y no solo esta diferencia es considerable, sino que ellos tienen recursos para manipular cualquier información, para comprar Gobiernos, para sobornar a periodistas, tienen dinero suficiente para manejar el mundo entero”, dice Fajardo.
Estas diferencias y su inexperiencia como letrado no parecieron ser un
obstáculo frente a los abogados de la Chevron<http://www.ecoportal.
Le respaldaba *una evidencia de contaminación<http://www.
la propia empresa no se molestó en negar en ningún momento.* A lo sumo, intentó matizar su alcance.
La Texaco acusó a los afectados de ser un “asociación criminal” dedicada a
extorsionar a la compañía. Luego intentó que el juicio fuera llevado de
vuelta a Estados Unidos. Sin éxito Entre 2003 y 2010, el juicio avanzaba
sin buenas perspectivas para la multinacional. Su equipo de abogados no
dejó de probar ninguna táctica. Primero intentó impugnar el juicio porque
la Asamblea de Afectados era un “asociación criminal” dedicada a
extorsionar a la compañía. Luego intentó que el juicio volviera a Estados
Unidos porque en Ecuador ya no se daban las condiciones para un proceso
justo.
No funcionó. *La presión fuera de los juzgados era constante. Al igual que
las marchas a Quito*, apoyadas por grupos ecologistas, la confederación
indígena de la Amazonía y la confederación indígena de todo Ecuador.
También fueron constantes las asambleas masivas, las tomas de la
Procuraduría General de la República y las guardias de vigilancia, todas
las horas del días, todos los días del año, para impedir contactos
indeseados entre los representantes de la empresa y los jueces.
Una salida colectiva El 14 de febrero de 2011, la justicia ecuatoriana por fin emitió un fallo.
Y lo repitió en enero de 2012: Chevron-Texaco era culpable. Debía pagar
19,2 mil millones de dólares, la indemnización más alta de la historia de
la humanidad. *Pero los afectados no pensaban convertirse en millonarios
rodeados de contaminación<http://www.
Ahora sólo falta cobrar el dinero, algo que no es sencillo, ya que Chevron
no tiene activos en Ecuador. “Tenemos que obligar con la ley a que Chevron
pague por el crimen cometido. Allí donde haya activos de Chevron iremos”,
dice Pablo Fajardo. La justicia argentina ha sido la primera en acceder al
reclamo ecuatoriano. *Pero será necesario acudir a más países para
completar la reparación. *Canadá, Brasil y Colombia son algunos de los
países donde continuará la lucha por compensar el daño provocado por la
Texaco entre 1964 y 1992.
Independientemente de lo que ocurra con la indemnización, *el juicio ya es
“histórico”, dice Fajardo*. Para este abogado, este proceso no sólo afecta
a Chevron, a los demandantes y a la Amazonía. “Lo que está en juego es todo
un sistema empresarial que por décadas ha cometido enormes crímenes con
total impunidad en América Latina, en África, Asia y en todas partes del
mundo. Este juicio puede cambiar las reglas del juego”, dice.
Pablo Fajardo habla de una “guerra de casi 50 años” en la Amazonía
ecuatoriana. Los primeros 28 años fueron una “masacre constante” de Texaco,
28 años en los que estuvo “bombardeando con tóxicos” el aire, el agua, la
tierra, la selva. “Los últimos 18 años hemos ido reaccionando poco a poco y
hemos podido enfrentar a este poder real. *Hasta hace pocos años atrás, la
gente en Ecuador y en el mundo pensaba que era imposible que un grupo de
indígenas, de campesinos, de gente pobre, de un país ‘tercermundista’ pueda
enfrentar a una empresa poderosa como Chevron*. Estamos demostrando que es posible y que se puede hacer, que es posible ir mucho más allá, que se
pueden cambiar las cosas, que no son intocables, que ellos no son
invencibles”.